La elección de Patricia Hernández como candidata a la Presidencia del Gobierno regional por el PSOE canario cierra un accidentado y polémico proceso de primarias,que se ha saldado finalmente con un resultado claro,a pesar de algunas intromisiones inexplicables de la ejecutiva federal. Una denuncia presentada por Emilio Mayoral por presunto acarreo de votos en la Agrupación de Las Palmas,realizado al parecer por seguidores de Gustavo Matos,provocó una intervención de la Ejecutiva Federal cortando por lo sano y eliminando del proceso todos los votos pagados en bloque,que ha provocado que 4.000 simpatizantes socialistas no pudieran ejercer el voto al que habían sido invitados. La decisión federal es discutible,porque se basa en situaciones que podrían tener que ver (o no) con el acarreo de voto,eufemismo que define mecanismos clientelares financiados por entes teóricamente ajenos al proceso,pero interesados en colocar uno u otro candidato.
El PSOE planteo un proceso experimental que les ha salido por los pelos. Lo razonable es que el censo de simpatizantes no se elabore antes de las votaciones,sino que permanezca permanentemente abierto,y se establezcan mecanismos para actualizarlo todos los años. Sólo así funcionará con garantías.
Dicho eso,la elección de Patricia Hernández supone el triunfo de los alcaldes del PSOE tinerfeño,en alianza con los seguidores de una joven política que ha sido singularmente crítica con el PP. Quienes han pretendido presentarla como favorable a un imposible acuerdo con Soria y los suyos en Canarias lo han hecho con voluntad de reducir sus apoyos. La treintañera Patricia Hernández –como la definía ayer un periódico grancanario- tiene por delante dos trabajos fundamentales: uno es recomponer en torno a su liderazgo como candidata un partido muy fracturado por el proceso de primarias,pero en el que ha quedado claro que el peso de lo territorial es determinante. Y el otro es consensuar un período de cohabitación con José Miguel Pérez,secretario general del partido,que debería llegar –al menos- hasta la celebración de las elecciones,para evitar nuevos despistes en el proceso de reconstruir un partido hoy fuertemente dividido. De hecho,la capacidad de la nueva candidata para ilusionar al electorado de centroizquierda que tradicionalmente apoya al PSOE canario puede tener mucho que ver con su generosidad a la hora de integrar a los adversarios y su inteligencia articulando acuerdos con la actual dirección.