El año en el que la Semana Santa caía en la fecha casi más tardía,ha sido el peor. Los meteorólogos llevaban avisando desde hace días de los malos pronósticos,pero las hermandades esperaban un pequeño milagro,una tregua de unas horitas entre chaparrón y chaparrón. No pudo ser. Sevilla se quedó sin Madrugá.
Llovía a mares y el cielo se iluminaba de relámpagos lo que obligó a las seis corporaciones que procesionan en la noche del Jueves Santo a permanecer en sus templos para «velar por el patrimonio humano,artístico y sentimental de las hermandades». No ocurría desde 1933,cuando las desavenencias políticas,que no las climatológicas impidieron la salida de los pasos.
Ni siquiera salió la hermandad de la Esperanza de Triana,que no había dejado de salir desde 1846 y que en otro año de lluvias,en 2004,fue la única que se atrevió a procesionar muy entrada la madrugada.
Hubo lágrimas,dolor y enorme decepción entre los más de 2.500 nazarenos de la Esperanza Macarena y sus populares «armaos» cuando,pasada la medianoche se anunció que las juntas de gobierno de La Macarena,El Silencio y El Gran Poder habían suspendido sus salidas por los pronósticos de un 80% de lluvia hasta las seis de la mañana. A las dos y media de la madrugada se decidió asímismo cancelar la estación de penitencia de La Esperanza de Triana,Los Gitanos y El Calvario. La capital andaluza se había quedado definitivamente sin Madrugá,la jornada más emblemática de la Semana Santa sevillana.
INFORMACIÓN DE hechosdehoy.com