POR ANTONIO DÍAZ.- La mañana del 24 de abril,el municipio norteño de Agulo se despierta algo antes de lo acostumbrado. Y es que todos sus habitantes esperan ansiosos la caída de la tarde. Cuando llegue por fin la noche,cuando no quede ya ni un rayo de luz que incordie la oscuridad,se comenzará a prender el fuego a los atados de leña que con anterioridad,minuciosa y concienzudamente,fueron colocando en perfecta hilera a lo largo de la calle paralela a la que habita San marcos,el evangelista,santo biógrafo de los hechos,milagros,andanzas y desventuras de Cristo.
En honor a él,arderán las piras de leña de sabina,,fundiéndose en una misma hoguera la tradición religiosa con la tradición pagana. A escasos metros de la Iglesia,los vecinos recuperan las fiesta clásica de las culturas mediterráneas y atlánticas,la fiesta del fuego,en la que todo se transforma y purifica… que además este año coincide prácticamente con la resurrección de Cristo en este fin de semana santo.
San marcos,que durante más de 364 días del año se guarece en el interior de su morada,será festejado con fuegos,chácaras y tambores durante la noche del día veinticuatro. La solemnidad y recogimiento de su habitual lugar es sustituida por una impresionante mezcla de sonidos,voces y luces en la noche mágica y ritual de las Hogueras que llevan su nombre.
Ningún vecino que sienta Agulo como parte íntima de su vida deja pasar la oportunidad de asistir al evento y participar de la fiesta. El bullicio organizativo se siente en el aire desde una semana antes de que comiencen los actos de forma oficial. Todos,incluso los hijos del pueblo que se encuentran fuera,acudirán deseosos –al menos por una noche—al reencuentro de las vivencias y recuerdos de antaño.
Hasta para los más pequeños se construyen con afecto de lustros diminutas hogueras,para que nadie resulte exiliado del jolgorio. Los niños saltarán sobre ellas igual que hacen los adultos,imitando y aguantando espabilados durante gran parte de la noche. Los pibes son de Agulo y San Marcos es su patrón.
Buscando la Sabina
En los días anteriores las cuadrillas municipales encargadas de recolectar la sabina –madera utilizada tradicionalmente para las hogueras—parten hacia los montes en busca de la preciada rama. Los recolectores comienzan la fiesta temprana. No es un trabajo pesado porque la noche del día siguiente con su música y su danza compensará lo minucioso y lento del trabajo. La mejores ramas de sabina crepitarán bajo la mano sabia del recolector,él sabrá cuál está lo suficientemente seca como arder brillantemente la noche de su patrón. El aroma de la madera –penetrante y dulzón—le hace recordar todos los años que se ha subido al monte en busca del preciado don. Se prepara una gran noche. Y este año será más hermosa que nunca.
Las cargas de leña –que antaño y también hoy cada uno en su intimidad y posibilidad las ve a modo de promesa—esperan pacientemente. Las grandes,que arderán bajo los saltos certeros y valientes de los adultos,son las primeras en colocarse. Cuando todas están dispuestas,comienzan a disponerse las más bajitas,para los niños.
Ya ha llegado la noche. Las calles del pueblo se hinchan bajo el peso de los vecinos. Calles demasiado estrechas para contener la alegría que comienza a expandirse por los adoquines y los rincones más escondidos del Bombón de La Gomera,nombre con el que se conoce a este hermoso pueblo.
Llegan visitantes desde Hermigua,San Sebastián,Alajeró,Valle Gran Rey,Vallehermoso. Nadie quiere perderse una de las fiestas más vitalistas de la Isla. Gente de los seis municipios de La Gomera se encuentran en el pequeño municipio del Norte. Va a comenzar la fiesta.
Y ya empiezan a sonar los tambores; el rítmico compás de las chácaras. Y es una música que se va levantando y lo va arropando todo. Ritmos secos y únicos. Comienza el Tajaraste,esa música capaz de prolongarse durante horas y horas sin que la monotonía lo atrape. El coro –a voz de cuello—irá repitiendo el pie de romance después de la intervención del solita.
La comitiva de tocadores y cantadores acompaña a San Marcos a la salida de la Iglesia. El santo venerado será rodeado por el sonido del baile del tambor a lo largo y ancho del lugar. Su música lo acompañará hasta desembocar frente a las hogueras. Ahora,pacientemente,contemplará el espectáculo de los saltadores.
Par quien jamás haya presenciado el salto de las hogueras,la primera vez no puede dejar de arrancarle más de un grito de asombro. La sabina arde furiosa bajo el fuego de la ofrenda. El aire se impregna rápidamente de su aroma. Los saltadores vencen cualquier reserva y animados por la música y el ambiente comienzan su espectacular demostración. Hombres y mujeres curtidos comienzan el baile frenético sobre las piras incendiadas. Es una muestra de gallardía y devoción que difícilmente puede dejar de admirarse con una mezcla de escalofríos y tensión.
Hay un momento en el que la música se mezcla íntimamente con el olor a leña quemada,el crepitar de las hogueras,el hipnotizador efecto del fuego. Hay un momento de rapto entre lo místico y lo pagano. Hay que bailar y beber pero no se puede dejar de saludar a San Marcos que,complaciente,observa cómo los fieles le rinden culto.
San Marcos Evangelista,cuya imagen acompaña a los habitantes de Agulo desde 1632,permanecerá toda la noche despierto,disfrutando del colorista espectáculo. Se dará la salida y se saltará una a una las hogueras del Patrón.
Los espectadores lanzarán gritos de ánimo y asombro. El Tajaraste,el Baile del Tambor,seguirán en compañía del pueblo. ¡Sale para fuera San Marcos para que veas las hogueras!,dice el pie de romance.
La gente baila y canta. El vino corre. Las botellas empiezan a recorrer círculos,hermanando en la fiesta a todos los isleños. Nadie quiere irse. Mañana habrá tiempo para dormir. Y las horas se van sucediendo y la fiesta se va adormeciendo. La hogueras irán perdiendo vitalidad a lo largo de la noche,pero mientras aún haya un poco de llama el saltador las superará.
Amanece en Agulo,el aroma de la sabina se va muriendo. Los tambores y las chácaras comienzan a agotar su rítmico paso. Las coplas se van repitiendo con menos entusiasmo; va llegando la mañana y el sueño. Todo se va apagando suavemente. El patrón vuelve a descansar. Su noche acaba de finalizar. Dentro de 364 días,Dios dirá.
Pero…será 25 de abri .Es el Día de San Marcos. Volverá a salir en procesión. Volverá a ser el centro de las miradas de todos. Él sabe,que siempre lo es y su alegría es mucho mayor,cuando recuerda que en la Octava,se acercará a su morada costera,donde el pasado año año,precisamente estrenó ermita nueva. San Marcos el Evangelista,está vivo en este entrañable pueblo durante todos y cada uno de los días del año.