Hace diez años,ante la introducción de los billetes y monedas de euro,crecía el temor a que la llegada de la nueva divisa tuviera un efecto inflacionista,sobre todo en Alemania.
Los alemanes rechazaron desde un principio al euro ya que el Deutsche Mark,introducido en 1948 en sustitución del “Reichsmark”,había sido un símbolo de la estabilidad y pujanza económica de Alemania.
La subida anual media de la inflación en Alemania ha sido desde 2002 del 1,6 %,frente al 2,6 % del periodo del marco.
En enero de 2002 -Alemania,Austria,Bélgica,España,Finlandia,Francia,Grecia,Italia,Irlanda,Luxemburgo,Portugal y los Países Bajos- comenzaban a utilizar los billetes y monedas de la nueva divisa,que se había introducido el 1 de enero de 1999 como moneda de cálculo para transacciones bancarias,comerciales y bursátiles a un tipo de cambio de 1,1667 dólares.
En 2011 el presidente del Consejo Europeo,Herman Van Rompuy,decía que “el euro es un proyecto irreversible”.
La zona del euro se ha ampliado posteriormente a Eslovenia (2007),Chipre,Malta (ambos en 2008),Eslovaquia (2009) y Estonia (2011).
Desde agosto de 2007,la zona del euro atraviesa la peor crisis financiera y económica desde la Segunda Guerra Mundial,una crisis bancaria originada en EEUU que obligó a Europa a endeudarse para paliar sus efectos.
Algunos países europeos ya estaban enormemente endeudados y dado que la zona del euro tiene errores estructurales en su arquitectura,en mayo de 2010 se originó una crisis de endeudamiento soberano en Europa,que ha obligado a rescatar a Grecia,Irlanda y Portugal.
La deuda soberana de muchos países de la zona del euro ya se considera una inversión de riesgo -en el caso de Grecia tiene la calificación de especulación- y las nueva emisiones apenas encuentran compradores fuera del área.
Los inversores han reducido su exposición a la zona del euro y se han cansado de que las cumbres europeas celebradas sean sólo la antesala de una nueva cumbre.
Hasta ahora se ha dado metadona a los países del euro con el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF),considera el presidente del Bundesbank,Jens Weidmann.
Los políticos europeos han dado pasitos y han defendido intereses nacionales en sus estrategias para solucionar el problema,que todavía va a durar mucho tiempo,y al final lo paga el hombre de pocos recursos,dijo a EFE Petra Gräfin von Kerssenbrock,analista de renta variable de Commerzbank.
En algunos países,como en Alemania,se han vendido al electorado más los costes de salvar al euro que los de dejarlo caer,los costes de una solidaridad que se decide en el Parlamento.
Alemania está dispuesta a ayudar pero a cambio quiere que los países cumplan los criterios de déficit y endeudamiento establecidos.
La última cumbre del pasado diciembre lograba iniciar -sin Reino Unido- el camino irreversible hacia una unión fiscal al gusto de Alemania y Francia,y adelantaba un año la entrada en vigor del fondo de rescate permanente.
El BCE ha sido hasta ahora prestamista de última instancia de los bancos,pero su mandato se limita a garantizar la estabilidad de precios y le prohíbe financiar a Estados.
Pese a la oposición del Bundesbank,el BCE se ha embarcado desde mayo de 2010 en un controvertido programa de compra de deuda soberana en el mercado secundario para ayudar a los países con dificultades de financiación.
El euro se cambia ahora a unos 1,30 dólares y hasta ahora su máximo ha sido de 1,6038 dólares (mediados de julio de 2008) y el mínimo de 0,8252 dólares (finales de octubre de 2000).
Alemania es uno de los países que más se beneficia del tipo del cambio del euro,ya que favorece sus exportaciones.
El próximo Año Nuevo,el euro cumplirá 10 años rodeado de los indignados que acampan frente a la sede del BCE en Fráncfort y consideran también que al final lo va a pagar el ciudadano de pocos recursos.
EFE