Hace poco,un alumno me comentaba a raíz de un viaje a La Gomera,la sorpresa mayúscula que tuvo cuando paseó por el pueblo de Agulo. Sus palabras fueron,para ser más exacto: “nunca pensé que el pueblo fuese así de bonito”.
Esta anécdota viene a reflejar algo que vivimos constantemente en nuestra realidad y en nuestros visitantes: el enorme atractivo visual del municipio norteño. Pero lo que vengo aquí a plantear no es otra cosa que la importancia de su conjunto y entramado urbano como uno de los cascos históricos mejor conservados del archipiélago. La importancia histórica de Agulo,más allá de su carta puebla rubricada en 1607 y su posterior repoblación casi dos décadas más tarde,la importancia de sus cultivos y la riqueza de sus tierras,su enorme potencial en las primeras décadas del siglo XX a raíz de la construcción de su pescante (1908),o de su ecléctica y vanguardista iglesia de San Marcos (entendida en su contexto neogótico de comienzos de la centuria pasada),creo que pasa,sin lugar a dudas,por su cuidada y bien desarrollada arquitectura doméstica.
Pocos conjuntos urbanos poseen un casco tan conjuntado,preservado y lejos -salvo excepciones muy puntuales- de las desastrosas nuevas formas del progreso arquitectónico después de los años 60. Una arquitectura basada en los postulados de la tradición canaria que,como es sabido,deriva de los modelos portugueses practicados en las quintas,estos es,las soluciones espaciales de patio interior o las populares simetrías entre ventanas y puertas. El uso de las maderas en los vanos,en la decoración de cajetones,en molduras,en balcones,en corredores – graneros… notables ejemplos de la simpleza y extraordinaria calidad de nuestra arquitectura doméstica.
Por lo tanto,pasear por los barrios de las Casas o la Montañeta es regresar a otro tiempo,quizá,pero un tiempo detenido y puesto al servicio de la conservación de nuestros modelos constructivos en un enclave singular,atrapado bajo ese escenario teatral,como denominó al Agulo la viajera Olivia Stone.
Agulo merece plantearse a posibilidad de declarar su casco histórico como Bien de Interés Cultural,porque no existe ni en la isla ni en el conjunto del Archipiélago un conjunto más definidor de nuestra tradición constructiva que este pueblo gomero.
Pablo Jerez Sabater
pjerez@ull.es