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El intento de que el PP no se defina como «cristiano» irrita a los ultras

El PP llega fuerte a su 17º Congreso Nacional,en el que Mariano Rajoy será reelegido sin sobresaltos presidente nacional de los conservadores. Lo avalan sus resultados en las autonómicas y en las generales. Nadie le tose. Nadie quiere disputarle el cargo. Nadie pone en duda su liderazgo. Así las cosas,salvo nombramientos concretos y muy reducidos el foco del cónclave que se celebra desde hoy en Sevilla va a estar en los textos definitivos de las ponencias que vean la luz después de debatirse en sus respectivas comisiones.
La principal polémica desa-tada al respecto en los últimos días tiene que ver con una enmienda a la ponencia social en la que se pide suprimir el calificativo de «cristiano» de la definición ideológica que se hace de la formación. Sus autores son la delegada del Gobierno en Madrid,Cristina Cifuentes,y Ángel Garrido,presidente del pleno del Ayuntamiento de Madrid.
Ayer,la primera denunció por la mañana en una entrevista radiofónica que en los últimos días estaba asistiendo «a una especie de linchamiento» por haber abierto este debate en el seno de su partido. Ya por la tarde,Garrido se lamentaba en su perfil de la red social Twitter de algunos de los comentarios que le estaban llegando. «Sinceramente […] hoy he entendido lo que es el pensamiento único y os aseguro que da miedo». Las redes sociales se han inundado en los últimos días de críticas a ambos.
Fuentes del partido explicaron que muchos de los ataques provenían de fuera de las filas del PP,de movimientos ultraconservadores. De hecho,el colectivo ultracatólico Hazte Oír recogió firmas en su página web en contra de esta enmienda con el argumento de que «abolir el término humanismo cristiano' del PP es acabar con la identidad de ese partido» y «supondría sumarse al radicalismo laicista de la izquierda y sería interpretado como un gesto 100% zapaterista».
La ponencia original,redactada por Santiago Cervera,Alberto Núñez Feijóo y José Ramón Bauzá,sostiene que el partido «está inspirado en los valores de la libertad,la democracia,la tolerancia y el humanismo cristiano,y está plenamente comprometido con las necesidades,las preocupaciones y los problemas de todos los ciudadanos». Mientras,los citados enmendantes apuestan por la supresión del párrafo,por suprimir el término «cristiano» o por sustituirlo por «europeo». «Es absolutamente improcedente proponer como base ideológica de una formación política la corres-pondiente a una convicción religiosa»,reza el texto de la enmienda.
Será debatida
Al cierre de esta edición,ni los ponentes ni los enmendantes habían llegado a un acuerdo por vía de una transaccional,por lo que el texto de Cifuentes y Garrido llega vivo a la comisión de la ponencia social que arranca esta tarde en el congreso de Sevilla. Si los ponentes insistieran en mantenerla pasaría a debatirse en el plenario de mañana.
Ayer,tras los ataques recibidos,ambos insistían en que son firmes defensores de la libertad y el diálogo y en que se ha dado una importancia enorme a algo que sólo pretende abrir un debate en un foro interno de partido.
Al ámbito «personal»
Según insistió la delegada del Gobierno en Madrid en EsRadio,ella es partidaria de que las creencias queden en el ámbito «personal».
Por su parte,Garrido sostuvo en declaraciones a Público que es partidario de que «se separe lo religioso de los pilares ideológicos de un partido» y que ahora que la formación acude al congreso con un liderazgo muy fuerte es el momento de plantear este tipo de debates. «Es muy sano que haya debate,que no se vea nada como monolítico»,completa el presidente del pleno del Ayuntamiento de Madrid.
El jueves,en una entrevista concedida al Canal 24 horas de TVE,el líder del PP andaluz mostró distancias con esta enmienda al asegurar que «la mayoría» del partido se encuentra «cómoda» con la referencia al cristianismo en los estatutos del partido.
Menos polémica que esta enmienda va a ser la que abogaba por reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo en un contexto en el que el PP tiene presentado un recurso al respecto ante el Tribunal Constitucional.
Al final,los redactores de la ponencia social ofrecieron a los enmendantes,también Cifuentes y Garrido,un nuevo texto que culmina con un acatamiento de lo que dicte el TC al respecto.
El que arranca mañana será el congreso que vuelva a encumbrar a María Dolores de Cospedal como número dos del partido,algo que no genera consenso interno dentro de las filas conservadoras. No son pocos,barones regionales incluidos,los que creen que no es compatible que desempeñe a la vez su trabajo en el partido con su cargo como presidenta del PP de Castilla-La Mancha.
En el resto del núcleo duro del partido,todas las quinielas apuestan por la continuidad de los vicesecretarios Javier Arenas y Esteban González Pons. Y por la incorporación de Manuel Cobo,exvicealcalde de Madrid,que se quedó fuera del reparto de poder tras la victoria del PP en las generales del 20-N.
Una vez resuelto el nuevo esquema de poder del partido,la composición del Comité Ejecutivo Nacional dará algunas pistas del poder de las diferentes direcciones regionales de la formación en esta nueva andadura del partido.
Ausencias sonadas
El anterior congreso fue celebrado en junio de 2008 en Valencia,un premio a todo el apoyo que el por entonces president de la Generalitat,Francisco Camps,había prestado a Rajoy. Ahora,las cosas han cambiado,Camps se vio envuelto en el caso de los trajes,fue imputado,dejó la presidencia del País Valenciá… Y aunque fue absuelto por un jurado popular las cosas no han vuelto a ser como antes. De hecho,ni se le espera este fin de semana. El secretario general del PP valenciano,Antonio Clemente,informó ayer de que el expresident y el exsecretario regional del partido Ricardo Costa no asistirán a Sevilla por «decisión personal». A Rajoy le habría costado mucho que volvieran a aguarle la fiesta.

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