La mujer,que debía ser juzgada el próximo día 4 de mayo en la Audiencia de Valladolid por el procedimiento de jurado popular,fue encontrada colgada en su celda de la prisión vallisoletana sobre las 19 horas de este domingo.
La mujer se enfrentaba a una posible condena de 40 años de cárcel como autora de sendos delitos de asesinato,con las agravantes de premeditación y parentesco,tal y como solicitaron el Ministerio Fiscal y el padre de las dos víctimas,que,por el mismo orden,interesan el pago de indemnizaciones por importe global de 240.000 y 30.000 euros.
El defensor,por contra,consideraba inimputable a su patrocinada al entender que en el momento de los hechos sufría un episodio de trastorno mental.
Los cuerpos sin vida de los dos niños,María y Jairo,de 11 y 9 años,respectivamente,fueron descubiertos el 9 de diciembre de 2010 en el piso octavo del edificio situado en el número 7 de la calle Adolfo Miaja de la Muela,en el barrio de Parquesol,después de que un vecino del inmueble,a quien el hermano de la acusada había alertado por teléfono de que algo grave podría haber ocurrido a sus dos sobrinos,llamó a la puerta y halló los cadáveres de los dos menores tendidos en una cama de matrimonio y cubiertos por completo con una manta.
Ante la oposición de la madre a que el vecino diera la voz de alarma,negativa que justificó en que «¡si llamas al 112 voy a la cárcel!»,R.V. logró hacer la llamada a escondidas,pese a lo cual los sanitarios sólo pudieron certificar la muerte de los dos pequeños,cuya autopsia determinó posteriormente que se produjo por asfixia mecánica–les tapó la boca y la nariz con un trapo–,después de que previamente les hiciera ingerir un fármaco sedante.
Por todo ello,las acusaciones pública y privada coinciden en que la filicida actuó con premeditación,para lo cual la tarde-noche del 8 de diciembre de 2010 utilizó un sedante con el propósito de vencer la voluntad de sus pequeños y garantizarse el éxito de su propósito,y achacan su conducta a un intento de vengarse de su exmarido,profesor de Educación Física del Instituto Ramón y Cajal,a raíz de la ruptura de la pareja en 2008 y el empeoramiento de las relaciones entre ambos.
Desde entonces,siempre según los acusadores,los obstáculos que la acusada habría puesto para que su expareja pudiera ver regularmente a los niños,con lo que fue advertida que de persistir podrían producirse cambios en la custodia,y una sentencia de abril de 2010 en la que se ampliaba el régimen de visitas en favor del padre pudo incrementar aún más la animadversión de ella hacia él y a tomar la decisión de asesinar a sus dos vástagos para tomarse la revancha.