“El fuego llegó de arriba,se metió entre la teja,fue quemando la madera y todo se vino abajo”

Encuentran a sus animales quemados,viviendas destrozadas y un paisaje desolador que aún suelta humo por las consecuencias de uno de los incendios más importantes vividos en La Gomera en toda su historia.
Los vecinos del caserío de Igualero en el término municipal de Vallehermoso,han regresado este martes,7 de agosto a sus viviendas,tras permanecer casi 72 horas desalojados a consecuencia del incendio que afecta aún a La Gomera.
Momentos dramáticos que han podido tener de testigos a los medios de comunicación afincados en la Isla en la mañana de este martes pero además y creemos que es de verdad lo más interesante,ante la presencia de las máximas autoridades regionales,insulares y municipales.
Difícilmente se pudo contener la emoción al ver la impresión y la expresión de tristeza de esta gente. Todo el sacrificio de una vida y de varias generaciones desaparecido en pocos minutos. Triste y lamentable espectáculo el ver cosas tan imposibles de creer .
“Deberían amarrar al culpable y que le pase lo que le ha pasado a mis perritos”,decía una mujer mientras observaba desconsolada la imagen de sus animales muertos aún amarrados completamente carbonizados,lamentándose de no haber tenido tiempo siquiera de poderlos soltar antes del fuego.
El matrimonio Mesa –en la imagen—nos permitió acceder a su vivienda. Con emoción nos relataban como ellos ya viven en Tenerife,pero su “casita que está aquí desde los años 60 era ahora el lugar de reencuentro de nuestros hijos en La Gomera y mira como nos ha quedado”,mientras nos mostraba todo absolutamente quemado. “Aquí –señalaban– veníamos con frecuencia a regar las flores,a pasar los días y también a vivir de nuestros recuerdos de antaño” –explicaban– mientras relataban como el fuego “llegó de arriba para abajo,se metió entre la teja,fue quemando la madera y todo se vino abajo”.
Situaciones que hoy,7 de agosto no se viven solo en Igualero. Ahí están otros lugares con los mismos dramas y el mismo sentimiento de angustia que embarga a quienes con tristeza saben y son conscientes de que prácticamente hay que volver a empezar para recuperar lo perdido.