Christoph Zink.- Estimadas amigas,estimados amigos de «gomeranoticias.com“ hasta hace pocos años fui,durante más de dos décadas,vecino suyo en San Sebastián. Desde mi vuelta a la ciudad de Berlín,su periódico digital me acompaña casi a diario y me sirve para seguir sintiéndome unido a su hermosa isla que tanto me ha encantado.
Para la isla de la Gomera estos incendios fueron y siguen siendo la catástrofe ecológica más perjudical desde la última erupción de un volcán. El seguimiento periodístico que dieron a estos acontecimientos en su periódico ha sido ejemplar en que dejaron de un lado – por lo menos hasta que se extinga por fin el último foco – las controversias políticas y partidarios.
También comparto su juicio de que para el bien económico de la isla es esencial mantener el turismo. Entiendo que les parece útil y necesario resaltar las bellezas del bosque no quemado y de asegurar a los visitantes que todavía quedan senderos atractivos,en las «partes intactas“ de la laurisilva.
Al mismo tiempo,con todo respeto,no creo que para la Gomera puede haber una «vuelta a la normalidad“ de antes – porque ésto significaría no tirar las lecciones del fuego tan devastador. Este fuego,claro,fue intencionado,causado por un individuo y por decisión propia. Pero las condiciones en las cuales este fuego se pudo propagar – el masivo poder destructivo del acto terrorista individual – se deben al estado desolador del ecosistema de la isla,y éste sí es fruto de decisiones conjuntas de sus habitantes,su clase política elegida y las grandes empresas afincadas allí.
No hay que creer que la Gomera «siempre ha sido así“: Aunque para los más jóvenes puede parecer así,ella ha sido sometida,en los últimos sesenta años,a una transformación masiva,inicializada por la deforestación sistemática de las cumbres y laderas. La venta de madera ha sido una fuente de ingresos necesaria para las comunidades,pero con eso se disminuyó el aporte de agua de nubes en toda la isla. Esta falta de agua se manifestó,a partir de los años 1970,al secarse progresivamente las galerías,lo que obligó al abandono del cultivo en las antiguas terrazas y su lenta y continuada destrucción,con pérdida de suelo fértil y altos riesgos de desprendimientos a la hora de lluvias.
La situación actual de la vegetación de la isla es solo por una mínima parte consequencia del cambio climático global,en su casi totalidad es consecuencia de acciones humanas en el pasado. Hoy día el visitante,al acercarse por barco,no ve una «isla verde“ como lo prometen los catálogos turísticos. Lo que ve es un impresionante conjunto de roques,desertico y sin mucha vida,donde los asentamientos humanos parecen como óasis,como últimos refugios de vegetación. Esto no solo da mala impresión al turista,sino constituye también un peligro agudo para el Parque Nacional. Este único patrimonio corre alto peligro no sólo por fuegos intencionados sino sobre todo por efectos secundarios de un entorno destruido,fuera de los límites de la reserva. En el año 1999,Concha Francia me entrevistó para „La Isla“ (No. 196,15-22 Octubre) y me dió la oportunidad de exponer mis observaciones y propuestas („Antes te veías a las vacas comiendo pasto cerca de Avalos“). Después,muchos lectores me han expresado su apoyo de opinión – pero en la práctica la situación ha ido a peor.
Hace pocos meses,la isla en su conjunto fué nombrada Reserva de la Biósfera. Eso significa que la comunidad internacional cree que la laurisilva no se puede conservar sin tener en cuenta también la isla entera que lo alberga. Por eso creo que es el momento de empezar de reparar,sistematicamente,los errores de las generaciones pasadas: reforestar seriamente las cumbres con arboles que aumenten el aporte de agua al conjunto del ecosistema y estabilizar las estructuras decaídas. Hoy más que nunca se tratará de prevenir fuegos por una mejora del aporte de agua de nubes,restableciendo la flora autóctona,desde las cumbres hasta los fondos le los barrancos en la isla entera.
Esta reparación cuidadosa es técnicamente posible y como la isla no es muy grande,también económicamente razonable. Al mismo tiempo un tal programa de reforestación y reparacion de las cumbres y laderas va generar muchos puestos de trabajo nuevos – primero en la reforestación y el cuidado a largo plazo de las plantaciones,pero después también en el sector turístico porque aumentará masivamente su atractivo,comparando con el estado desértico actual. Así la isla podrá alcanzar el reto que acaba de expresa el Sr. Alcalde de Valle Gran Rey: revertir la situación hacia lo positivo.
Con saludos cordiales y solidarios
Christoph Zink,médico en Berlin