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El líder del PSOE califica de «cruel,xenófobo e ineficiente» retirar el derecho sanitario a los sin papeles

Una tenacidad rayana con la tozudez y una capacidad excepcional para conectar con las bases,combinadas con un anticipo electoral que ha suspendido las primarias,han convertido al secretario general de los socialistas gallegos,Pachi Vázquez,en aspirante a la presidencia de la Xunta. Vázquez recibió ayer la doble bendición del comité nacional,que aprobó su candidatura por aclamación,y del líder del partido,Alfredo Pérez Rubalcaba,que pidió a los gallegos que combatan el 21 de octubre la política de recortes de la derecha. El contrincante de Alberto Núñez Feijóo en las autonómicas prometió un gravamen a la banca y retirar el copago farmacéutico si gobierna.
En su discurso ante el comité de los socialistas gallegos,Rubalcaba recordó que fue en Galicia y hace exactamente un año donde Rajoy prometió que bajaría los impuestos. “El cambio del que hablaba no es un cambio,es un cambiazo”,criticó el líder del PSOE,que advirtió que ayer,con la subida del IVA,comenzaba “un invierno muy duro”. “Hoy comienza una época más dura” no solo para “los padres que llevan a sus hijos a una escuela pública”,porque contarán con “menos ayudas y porque pagarán el transporte y los libros”,sino también para los pensionistas que ahora pagan por sus fármacos y para los universitarios,a los que “les suben las matrículas y les bajan las becas”. Rubalcaba explicó el adelanto electoral en Galicia como el resultado de una conversación entre Rajoy y Feijóo en la que,ante la llegada de nuevos recortes,aquel le aconsejó: “Cuanto antes mejor,porque con lo que tengo pensado,en marzo no ganamos”.
Pachi Vázquez completó con su proclamación un recorrido que se inició cuando el entonces número dos del PSOE,José Blanco,lo encumbró en abril de 2009 para sustituir al expresidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño,que acababa de perder las autonómicas. Nadie consideraba al sucesor con el ascendiente ni el carisma necesarios para afianzarse en el cargo,pero Vázquez se aferró a él. Resistió los embates de los barones y acabó reteniendo el liderazgo en el congreso del pasado marzo,en el que derrotó a la candidatura encabezada por la exministra Elena Espinosa y respaldada por Blanco,el alcalde de Vigo,Abel Caballero,y un grupo de diputados. Este último congreso,en el que no llegó al 54% de apoyos,le hizo más fuerte en el partido que el de 2009,en el que superó el 90%,pero lejos de entregar la cuchara,sus detractores le citaron en unas primarias que estaban previstas para octubre. El anticipo electoral,anunciado el pasado lunes por el presidente de la Xunta,Alberto Núñez Feijóo,impedirá celebrarlas. El exministro Francisco Caamaño se disponía a pugnar con él,mientras Blanco quedaba al margen a la espera de que el Tribunal Supremo resuelva sobre su presunta implicación en la Operación Campeón
Considerado un líder improvisado por sus detractores y un representante de las bases por su círculo más próximo,la gestión de Vázquez ha tenido dos grandes hitos. El primero fue su rechazo a la fusión de las cajas que impulsó Feijóo,que le enfrentó con un amplio sector del partido,incluido su propio portavoz parlamentario. El segundo consistió en su férrea aplicación de un sistema de incompatibilidades que ya figuraba en los estatutos,pero que él llevó a sus últimas consecuencias. Esa medida explica por qué Pachi Vázquez conecta mejor con los militantes de base que con los cuadros dirigentes,muchos de los cuales debieron cesar en sus cargos a regañadientes. Pero la convocatoria electoral ha cerrado temporalmente las heridas,como demostró la ovación con que el comité nacional acogió ayer su designación.

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