Hace escasos días Islas Airways anunció un cierre temporal. Fue a mitad de octubre y esta semana ha sido Fred Olsen quien ha advertido que cerrará no la empresa,pero sí rutas marítimas,además de despedir personal,si el Gobierno no le abona la deuda que tiene pendiente y que asciende a unos 18 millones de euros.
Los problemas económicos no cesan y han empezado a afectar de forma seria a las comunicaciones,algo que no nos podeos permitir los canarios,pues las rutas por tierra,mar y aire son tan vitales para nuestro desarrollo como el cuidado del medioambiente y los recursos naturales,para asegurar la buena marcha del turismo.
Hasta aquí todos de acuerdo,pero ¿qué está pasando entonces? ¿Cómo es posible que haya sido necesario un planteamiento del Senado para evitar la reducción de las bonificaciones sobre las tarifas aéreas y marítimas aplicables a los territorios no peninsulares? ¿Por qué disminuyen de forma drástica las inversiones no ya en trenes o nuevas infraestructuras viarias,sino aquellas que están destinadas a carreteras planificadas desde hace tiempo para conectar los pueblos?
La crisis obliga a recortar,pero precisamente por eso hay que tener muy claro dónde se puede y dónde no se debe meter tijera; distinguir entre lo imprescindible y lo superfluo y actuar siempre bajo el criterio del interés general que,por supuesto,va mucho más allá de lo político.
Y es en este marco en el que conviene recordar una vez más que los transportes son fundamentales para garantizar la cohesión territorial de Canarias; sin buenos servicios aéreos,marítimos y también terrestres sería imposible que los gomeros,los herreños,los palmeros,los tinerfeños,los majoreros,los conejeros o los residentes en Gran Canaria nos sintiéramos miembros de una misma región.
Más complicado aún sería pensar en la unidad e igualdad del territorio nacional. Bastante complicadas están ya las cosas,pues la precariedad económica también nos lleva a que resulte un verdadero esfuerzo para muchas familias coger un avión,un barco o llenar el depósito de gasolina,como para que además se reduzcan las posibilidades.
Muy al contrario,lo que conviene hacer es determinar de forma incontestable e incuestionable la necesidad de las comunicaciones y hacerlo con una política sensible con las compañías de transporte – hay que afrontar el pago de las deudas -; una política que favorezca,además,la competencia y la competitividad entre las navieras,las compañías aéreas o las empresas de suministros,sin olvidad la ejecución de las vías que facilitan las comunicaciones.
Más que acortar el número de empresas que prestan el servicio o reducir rutas y frecuencias,de lo que desgraciadamente sabemos bastante los gomeros,pues hemos sufrido mermas tanto en los enlaces aéreos como en las conexiones marítimas interiores,y también los herreños,que se han visto obligados de nuevo a alzar su voz en defensa de las comunicaciones,lo que se debe hacer es favorecer el desarrollo de un modelo de comunicaciones que se ajuste a la realidad y la necesidad de los canarios.
Se deben ajustar precios y,por tanto,implementar medidas que permitan potenciar la eficiencia,equidad y transparencia de los servicios,así como el sistema de subvenciones al residente. Hay que cumplir los compromisos adquiridos y,en consecuencia,formalizar en tiempo y forma,desde todas las administraciones implicadas,los pagos a las empresas de cada sector.
Conviene analizar de forma pormenorizada las rutas aéreas y marítimas que unen las Islas entre sí y con el resto del territorio español,para finalmente establecer y cumplir Obligaciones de Servicio Público en aquellos trayectos esenciales,en los que las reglas de libre mercado no garanticen al usuario unos servicios adecuados.
La recesión económica que atravesamos no puede provocar un mayor aislamiento ni una descomposición regional y nacional. El diálogo y la negociación vuelven a ser las claves para evitar perjuicios y encontrar la mejor solución al mantenimiento de las comunicaciones,las subvenciones y,por supuesto,el abono de los correspondientes enlaces.