POR ANA PARDO DE VERA .- Cuando trascendió que Luis Bárcenas había tenido una cuenta en Suiza por valor de 22 millones de euros,el desconcierto cundió entre los dirigentes más jóvenes del PP,algunos con elevadas responsabilidades de Gobierno. Cuando las informaciones apuntaron a pagos en dinero negro para completar el sueldo de la cúpula y aledaños de los inquilinos de la calle Génova,la confusión pasó a enfado y de ahí,a exigencia de las responsabilidades que los más antiguos de la casa puedan tener en este asunto,ya sea por conocimiento,ya sea por implicación.
Tal y como apuntó la vicepresidenta del Gobierno,Soraya Sáenz de Santamaría -y a cuyo mensaje se agarran los conservadores consultados-,no todos los políticos son iguales; no todos son iguales en el PP,y éste es el mensaje al que se remiten quienes hoy se encuentran «profundamente decepcionados» con la actitud de la dirección del partido,pues esperaban una respuesta más contundente a unas informaciones que «carecen de nombres y apellidos»,matizan. Sin embargo,las fuentes del partido admiten su convicción de que los cacareados recibís de Bárcenas (los documentos con las firmas que confirman que cada destinatario ha recibido su sobresueldo) existen y sólo es cuestión de tiempo que salgan a la luz. Por eso,los dirigentes con más representación e influencia en el PP están pidiendo a su cúpula la ruptura con una etapa marcada,por lo menos,por las dudas sobre la corrupción,que ha alcanzado su punto álgido con la trama Gürtel.
El primero en elevar la voz -quien más legitimidad tiene por su victoria absoluta y a contracorriente en Galicia- ha sido el presidente de la Xunta de Galicia,Alberto Núñez Feijóo,que ha hablado,además y públicamente,de una necesidad de «regeneración» del partido. Lo ha hecho en Galicia y frente a la sede nacional del PP. Contundente ha sido también la vicepresidenta del Gobierno. Soraya Sáenz de Santamaría -que evita inmiscuirse en asuntos del partido por sus diferencias con la secretaria general María Dolores de Cospedal,pero a la que no son ajenos en absoluto- inauguró en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros del 18 de enero la estrategia del «ni recibí ni supe y si hubiera sabido,no me habría callado»,que posteriormente acataron otros dirigentes del PP y que obedece a la táctica espontánea -admiten en las filas del partido- del no aceptar las responsabilidades de otros,por tanto,implícitamente reconocidas.
A ambos dirigentes,se suman,asimismo,las voces de otros significados líderes conservadores,como Alfonso Alonso,portavoz del grupo parlamentario popular en el Congreso,o Antonio Basagoiti,líder de los conservadores vascos. Más contundente fue,asimismo,José Ignacio Echániz,secretario general de Sanidad y Asuntos Sociales del PP y consejero de Sanidad de la Junta de Castilla-La Mancha. El también ex consejero madrileño pidió directamente a Bárcenas en TVE que dejara de «chantajear» a su partido.
A pesar de la complacencia con la que el dirigente conservador pareció aceptar las medidas con las que la dirección de su partido había decidido proceder frente a la presunta corrupción,Echániz dejó caer un mensaje muy bien acogido por los compañeros de su generación: las acusaciones del ex senador por Cantabria comprometen a mucha gente en el PP que «se está dejando la piel y hasta la vida por defender unas ideas y un proyecto para la sociedad española,que debe estar epatada con este asunto».
La vehemencia de Echániz coincide con la de varios de sus compañeros que,en privado,no disimulan su malestar con Rajoy y Cospedal por tratar este asunto a la manera del presidente del Gobierno: dejando que pase y se olvide porque la actualidad obliga,apenas con un par de auditoría interna y externa que,»como todo el mundo sabe,no harán aflorar el dinero negro».
Uno de los más contundentes con la depuración de responsabilidades «hasta el final» ha sido el ex alcalde Vitoria y número uno del PP en la Cámara Baja. A Alfonso Alonso -aseguran sus compañeros- le cuesta salir a dar las ruedas de prensa en el Congreso sin que se le note el profundo enfado que le provoca este asunto. «Investigar»,»Que salga todo»,»Hasta el final»,»Caiga quien caiga»,… son las frases más oídas en este ámbito del partido,que incluye a algunos barones fuera del núcleo nacional de decisiones pero generacionalmente afines,como José Antonio Monago (Extremadura),Ignacio Diego (Cantabria) o Alicia Sánchez Camacho (Catalunya)
Esta nueva generación del PP -que apoyó a Mariano Rajoy sin fisuras en 2008 y sigue unido con él en este complejo momento económico- pide «un paso tranquilo» al partido y ha encontrado la motivación perfecta en este turbio asunto para llevar adelante sus planes regeneracionistas,además de un buen momento,con la estabilidad institucional que otorgan la mayoría absoluta y tres años por delante antes de unas elecciones generales. En este proyecto no caben ni José María Aznar,ni Esperanza Aguirre,ni el mismo Rajoy.
Sobre los dos últimos,se admite en este entorno que la preocupación es nula: «La gente se confunde con respecto a Esperanza; habla de regeneración,pero no piensa en ella misma como líder; ni mucho menos»,argumentan respecto a las pretendidas aspiraciones de la presidenta del PP de Madrid de liderar todo el partido. Sobre Rajoy,menos dudas todavía: las fuentes consultadas creen que su intención ya era no seguir para 2015,»pase lo que pase,con Bárcenas o sin él». Las opciones a sustituir al líder del PP,a día de hoy,Feijóo o Sáenz de Santamaría. ¿Y Cospedal? «Demasiados intereses personales en este asunto»,reflexionan.