España es una economía rota. Los informes que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha presentado este martes en Washington dibujan un panorama desolador para los próximos años,y eso después de ya casi un lustro de crisis a la espalda: calcula que la recesión será más aguda este año y que el paro batirá nuevos récords,descarta que el Gobierno pueda cumplir con sus objetivos de reducción de déficit,ni siquiera en 2018,y estima que la deuda pública no dejará de escalar en todo este periodo y llegará ese mismo año un récord del 110,6% con relación al PIB.
Todas las previsiones del FMI han empeorado. El cóctel de los recortes,combinados con la sequía crediticia y falta de un yacimiento de empleo que releve al malogrado sector inmobiliario mantienen a la cuarta economía de Eurozona entre las peores del grupo. Solo para Grecia,Portugal –países rescatados- y Eslovenia –sobre el que se teme otro auxilio- se esperan caídas más agudas este año.
Una previsión económica es eso que se revisa al alza y a la baja constantemente y que acierta cuanto más se acerca al final del ejercicio,y aun así a veces fallan,incluso las del FMI. Pero con España hay cierto consenso: el Fondo calcula que la caída de la economía será del 1,6% este año,tres décimas por encima de lo estimado en la asamblea anual,celebrada el pasado otoño en Japón,que ya fue revisada en enero a un retroceso del 1,5%,y no muy lejos de lo previsto por Bruselas (-1,4%). Supone el tiro de gracia al pronóstico del Gobierno,que lo mantiene en un valor de negativo del 0,5%,aunque lo modificará en breve.
Lo peor es que la reactivación que se vislumbra es muy débil. Para el próximo año,el FMI calcula un tímido avance del 0,7%,insuficiente para contener el castigo del paro. La tasa de desempleo,que se preveía del 25,1% de la población activa para 2013,subirá al 27%,y en 2014 tan solo menguará hasta el 26,5%. La peor previsión para este año refleja “las previsiones de paro más negativas y la falta de medidas a medio plazo”,llama la atención el informe del FMI,que ha actualizado sus bases de datos de previsiones.
El Fondo ya se manifestó en este sentido el pasado octubre,pero también pide nuevos ajustes a España para el largo plazo: una vez la consolidación fiscal se alcance,debe mantener una superávit primario y “ante la ausencia de reformas sobre los subsidios,los incrementos proyectados relacionado con la edad implican que harán faltas nuevas medidas”.
¿Cuánto tiempo puede soportar un país ese nivel de paro? “España ha podido hacerlo por su sistema de subsidios y por esas ayudas familiares,pero ha pasado ya tanto tiempo que esos recursos se empiezan a agotar”,explica el cargo de un banco central en los aledaños del cuartel general del FMI,más reforzado aun si cabe por la policía tras la alerta por las bombas de Boston.
La situación ha mejorado para España en los mercados desde el golpe en la mesa que dio el pasado verano el Banco Central Europeo (BCE),pero la llamada economía real —la de consumir,invertir,crear empleo— sigue deprimida. Por eso,la mirada desde el otro lado del Atlántico también ha cambiado. “España ha dejado de ser un problema sistémico en este momento,no hay miedo al contagio financiero,pero dentro del país,todo sigue mal,nadie puede dar por hecho se vaya a recuperar el nivel previo a la crisis,la fragilidad es extrema”,añade.
También la escalada de la deuda es un factor preocupante. Solo este año,cuando el pasivo alcanzará alrededor del 90% del PIB,el gasto presupuestado para pagar los intereses roza los 39.000 millones de euros,un 33% más que el año pasado,y sin un crecimiento sólido al Estado le cuesta cada vez más pagar sus deudas. España sigue en el alambre.
En su informe de Perspectivas Económicas Mundiales,el economista jefe del FMI,Olivier Blanchard,señala respecto a España y a Italia que “el proceso de devaluación interna se produce lentamente,y están ganado competitividad de forma lenta”,mientras que la demanda externa “no es lo bastante fuerte como para compensar la débil demanda interna”. Además,se produce una retroalimentación adversa entre bancos débiles,deuda soberana débil y baja actividad.
Un déficit desbocado
La década perdida para la economía española puede alargarse,según se desprende del informe. El Gobierno de España ha negociado a dentelladas con Bruselas con el fin de arañar algo de tiempo para cuadrar sus cuentas públicas,algo que se da casi por hecho,pero el debate parece casi superado por los números del FMI,que pintan la meta casi imposible.
Sin contar con el efecto del rescate de Bruselas para la banca española,el déficit público del Gobierno hubiese quedado en el 7%,gracias a duros recortes sociales,subidas de impuestos y bajadas de salarios para los funcionarios,pero el desaguisado de los bancos lo elevó a más del 10%. El objetivo oficial para Madrid es dejarlo en el 4,5% en 2013 y ya por debajo del 3% en 2014.
Según los pronósticos del Fondo,2013 acabará con un déficit 6,6%,en 2014 subirá al 6,9% y seguirá en niveles superiores al 5,5% hasta 2018. Para ningún otro país europeo (y para casi ningún otro del mundo,salvo excepciones como Pakistán o Ghana) el Fondo prevé un déficit público tan desbocado como para España en los próximos años.
Intentar cumplir con el calendario acordado en Bruselas requeriría un nuevo paquete de recortes para una economía que atraviesa su segunda recesión en cuatro años,lo cual agravaría la crisis y,recortaría los ingresos en las arcas públicas y,como resultado,alejaría aún más el objetivo de disminuir el desfase presupuestario. Así funciona el círculo vicioso de la austeridad. Por eso el Gobierno de Mariano Rajoy espera que el FMI refuerce esta semana ante Europa –básicamente,ante Berlín- su mensaje de que es necesario combinar los ajustes fiscales con más margen y estímulos al crecimiento.
El Gobierno presentará un nuevo plan de estabilidad el 26 de abril y publicará sus nuevas proyecciones. Con estas,se prevén más reformas.