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La colección desconocida de arte norperuano de la Casa de Colón de La Gomera

Una pequeña pero muy valiosa colección arqueológica de origen norperuano adquirida por la mancomunidad de cabildos cuando Antonio Plasencia presidía la Institución insular gomera.
Tras su compra,las piezas fueron divididas en dos bloques. Uno de ellos pasó a formar parte de los fondos del Cabildo de Tenerife y el otro al de La Gomera,por los vínculos que la Isla mantenía con el continente americano.
Cuestionada en muchos casos por historiadores que se preguntan la razón real del por qué una colección de este tipo se encuentra en Canarias,lo cierto es que está compuesta por 84 piezas que pertenecen en su mayoría a la cultura Chimú.
Expuesta en un principio en las dependencias de la Torre del Conde,fue trasladada a la Casa de Colón en el mes de octubre de 1990,después de que el Cabildo encargara a la historiadora Paz Cabello un estudio exhaustivo de la colección,en el que quedó recogido e inventariado el contenido de la misma. Cabello la dividió en dos bloques siguiendo como criterio la diferencia en los termas iconográficos de las vasijas,aunque existe una diferencia previa de acuerdo a las distintas culturas a las que pertenecen. Por un lado encontramos muestras de las Vicús y Moche –culturas que imperaron en Perú desde el siglo V antes de Cristo hasta el VIII después de Cristo–. Las piezas son menos numerosas quelas representativas de la cultura Chimú –ya primitiva—o Lambayeque –ya tardía –a la que terminó por dominar la denominada Chimú-Inca-.
La cerámica Chimú,de gran riqueza y cuidada elaboración,reúne elementos pertenecientes a la tradición alfarera de toda la costa norte peruana,por lo que es corriente ver cómo coinciden en ella características propias de la cultura Moche o Lambayeque.
Una de sus principales características es la elaboración de las piezas a partir de moldes,lo que permitía no sólo una mayor velocidad en la fabricación de los ejemplares sino dotar a las piezas de ornamentos más ricos y elaborados,según señala María Luisa Pedrós en un reportaje realizado en el mes de julio de 1996.
También destaca el hecho de que el tipo de molde estuviera dividido en dos piezas. Esta técnica,a pesar de la fragilidad de la unión de ambas partes,permitía reproducir simétricamente la misma decoración en las dos caras de la vasija. Los pigmentos utilizados para el bruñido de las piezas eran rojos,blancos y negros; tonalidad que obtenía a base de someter la vasija a bajos niveles de oxígeno durante el tiempo de cocción. El aspecto metálico de algunas piezas se consiguió con el uso de un engobe especial combinado con un perfecto bruñido de la superficie y el mismo tipo de cocción usado en las piezas negras.
La historiadora Cruz Martínez señala que en la cerámica Chimú se aprecia una decadencia artística en comparación con la Moché,debida probablemente a una producción masiva que buscaba dar respuesta a la gran demanda de ejemplares cerámicos. Así,se observa un mayor grado de estereotipación y una disminución en la calidad y realismo de sus ricas y variadas representaciones figurativas.
Entre las formas más frecuentes abundan las vasijas escultóricas,las globulares y las de cuerpo doble,que en numerosas ocasiones están provistas de una pequeña pieza para emitir sonidos –silbadoras–. Por lo general,todas carecen de base diferenciada,excepto las procedentes de la zona de Lambayeque y con frecuencia presentan un tipo de asa denominado estribo.
A raíz de la conquista del territorio chimú por el pueblo inca,en la segunda mitad del siglo XV,las formas y modelos decorativos tradicionales experimentaron en un primer momento ligeras modificaciones que fueron dejando paso a la mezcla de elementos de la nueva cultura con la antiguas formas locales,manteniéndose un claro predominio de la viejas tradiciones costeras. Entre estas nuevas formas y modelos destacan los vasos con forma de aríbalo y de pajchas –recipientes carentes de vertedera,provistos de dos pequeños agujeros,que deben sumergirse para poder ser llenados–,la sustitución de lo personajes costeños de los vasos – retrato pro figuraciones de cabezas de personajes serranos cubiertos con el típico gorro de esta zona,y las representaciones de partes del cuerpo humano; especialmente de pies calzados con la típica sandalia inca.
Motivos diversos
Las constantes decorativas de la cerámica escultórica chimú son representaciones zoomorfas y fitomorfas así como de personajes y situaciones cotidianas,tales como escenas de pesca y caza,trabajo y otras actividades sociales,e incluso de carácter erótico.
Las representaciones de los animales quedan divididas en dos tipos claramente diferenciados: los que le son útiles al hombre en sus labores habituales y los que de alguna manera están vinculados a sus creencias religiosas. Asimismo hay otros animales relacionados a los fenómenos atmosféricos,aunque Cruz Martínez señala que la significación de estas representaciones puede estar sujeta a equívoco ya que pueden interpretarse literalmente o como personificaciones de deidades ligadas,en último término,a la fertilidad de la tierra.
Además existe una variante decorativa en la cerámica chimú en la que quedan reflejados personajes,generalmente masculinos y ricamente ataviados,que probablemente representen a la clase dirigente y en la que destaca el hieratismo de la figura –basado en la concepción del arte que poseía esta cultura–.
El último bloque corresponde a los seres mitológicos que componen su panteón,caracterizado por poseer un limitado número de deidades cuyas variaciones responden,en ocasiones,a cambios de función de una misma divinidad. Aipaiec,el dios felino antropomorfizado,es el más representado. La repetición de rasgos felinos en las figuras demuestra la gran importancia que tuvo que este animal en el ámbito religioso de los chimús,cuya tradición se vinculan con remotas culturas de origen serrano,más concretamente con la de Chavín de Huántar.
En cuanto a la iconografía de la colección,tan sólo cuatro objetos poseen formas sin decorar. El resto de los temas son de tipo figurativo,con representaciones de animales,frutos y personajes,existiendo además una variada decoración geométrica que adorna sobre todo la base de algunos vasos. En las representaciones zoomorfas pueden encontrarse monos,loros,papagayos; mientras que en las fitomorfas proliferan las variedades de calabaza,el fruto del maíz y algunas especias de gran relevancia en la alimentación de este pueblo.
Los orígenes del reino de Chimor no son demasiados claros ya que,tal y como apunta Cruz Martínez,antes de la fusión de todos los valles que lo conformaron se encuentra en cada uno de ellos una tradición propia. Los datos más fiables sobre su historia pueden encontrarse en el Manuscrito Anónimo,escrito en 1604,en el que la figura de Tacaynamo –del que se desconoce su procedencia—aparece como el que sería el gran señor del incipiente reino. A éste le sucedería su hijo Guacricaur que continuó y propició la continuidad del proceso de conquista de la zona.
Tras la desaparición de esta dinastía,el reino ampliará sus fronteras bajo el dominio de siete gobernantes. Los valles iban sumándose a los territorios que configuraban el reino de Chimor,hasta la llegada de Michancaman,el gobernante que más extendió sus dominios,que sucumbió en 1470al poder los Incas. Pese a que,hasta la llegada de los españoles,el reino de Chimor siguió siendo parte del imperio Inca,jamás llegó a integrarse plenamente en él.
Devolución a sus orígenes
En el año 2010,la Asociación Cultural y Ecologista Tagaragunche –representante en La Gomera de Ben Magec -Ecologistas en Acción de Canarias—solicitó públicamente al Cabildo de La Gomera que devuelva a sus «legítimos» herederos la colección de cerámica histórica andina que desde hace años obra en su poder.
Para Tagaragunche,por “encima de gestos como la celebración de las Jornadas Colombinas o la festividad conmemorativa del 12 de octubre,se deberían llevar a cabo actuaciones reales que sirvan para aunar a los pueblos de los dos lados del Atlántico. «En ese sentido –se afirmaba– reintegrar a los peruanos parte de su patrimonio histórico es un hecho de buena voluntad entre pueblos,más allá de algunas proclamas bien intencionadas»,han argumentado en un comunicado.
La Asociación considera que “en la actualidad muchas de esas comunidades observan como se les despoja de su rico patrimonio cultural e histórico,tanto por las propias autoridades como por obra de saqueadores profesionales. Tales objetos forman parte de los fondos de coleccionistas privados o se hayan expuestos en museos de Estados Unidos o Europa”.
Desde Tagaragunche,se entiende que “la colección que se expone en la Casa Colón forma parte de los bienes materiales que han sido esquilmados a esas poblaciones y solicitó que se arbitren las medidas necesarias para llevar a cabo su devolución a Perú.

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