El candidato-presidente del PP esbozó en la mañana de este sábado en Valencia los grandes objetivos y planes de su programa electoral para las elecciones del 20-D y se reservó algunas píldoras en forma de promesa dirigidas al grueso de los votantes con anuncios de próximas reducciones de impuestos. Lo hizo a su manera pero especificó que ahora, tras aplicar estos cuatro años recortes y reformas, ya puede abordar las bajadas impositivas que incumplió tras llegar al poder en 2011. Rajoy concretó que si gana y gobierna piensa aplicar un tipo marginal mínimo del IRPF del 17% (ahora es del 19% y en 2008 fue del 24%) y también un tipo máximo del 43% frente al 45% actual. Hubo otros anuncios, menores, y se guarda algunas bazas para los próximos días y ya para la campaña oficial.
Rajoy tiene grabado a fuego el primer Consejo de Ministros que presidió en diciembre de 2011 cuando obvió todas las promesas electorales de aquella campaña e incluso las de su discurso de investidura y se dispuso a aprobar subidas de impuestos que no estaban en sus genes ideológicos ni en los de su partido. Su disculpa, que repite a diario, es que hizo lo que debía y lo que España necesitaba. El presidente y aspirante del PP entiende que ahora España ya está en el camino franco de la recuperación y en disposición de afrontar algunas de las promesas olvidadas desde 2011.
El candidato popular enumeró primero los siete grandes objetivos en que ha dividido las prioridades de la próxima legislatura si sigue en La Moncloa y luego las estructuró en una serie de planes que piensa poner en marcha si continúa en el poder. Entre esos planes figura ahora de nuevo reducir los impuestos y las cotizaciones a la Seguridad Social. Rajoy solo anticipó esta mañana en el Hemisfèric de la Ciudad de las Artes de Valencia algunos puntos de esa parte del programa. Fue cuando aseguró que bajará los tipos máximos y mínimos del IRPF y, luego, cuando prometió que habrá más cheques y deducciones para las familias y para las personas con discapacidad.
Mariano Rajoy no fue muy preciso en esos anuncios pero sí añadió también que habrá novedades en el IRPF de las personas que prolonguen su vida laboral más allá de la jubilación y que «muchos contratos temporales se van a convertir en indefinidos» y que se ofrecerán más ayudas a las pequeñas y medianas empresas para hacerlas más grandes, que es una de las carencias que cree que tiene ahora el tejido empresarial español.
Los siete grandes bloques que denominó objetivos básicos del programa empiezan, primero, por «crear empleo»; luego por «cuidar a las personas, mantener y mejorar las pensiones, mantener y mejorar la sanidad pública, la educación, mejorar los servicios sociales y atender a las familias y a las personas que peor lo pasan». Continúan porque «la economía crezca para que haya más ingresos» y por «defender le pese a quien le pese la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de todos los españoles y el cumplimiento de la ley». El quinto punto de ese catálogo sería «culminar la reforma de la educación para conseguir la igualdad de oportunidades». El sexto es «seguir modernizando la Administración pública para convertirla en más ágil al servicio de los ciudadanos» y la última de esas grandes siete metas sería «el compromiso de regeneración permanente de la vida pública».
Rajoy se detuvo unos minutos en el apartado del combate contra la corrupción consciente como es del daño eletoral que le han causado personalmente y a su partido los escándalos de esta pasada legislatura. El líder popular presumió de las reformas legales ya aplicadas este mandato por el ejecutivo y hasta mencionó, sobre el caso de Luis Bárcenas, su extesorero, que el PP «ha apartado a quíen no hizo bien las cosas» y ha dejado «actuar con absoluta independencia a los jueces, fiscales y a los cuerpos de seguridad». El candidato enfatizó en ese punto: «Pondré todo mi empeño en que alguna de las cosas vistas estos años no se vuelvan a repetir jamás en este país».
Rajoy defendió que todas esas medidas se podrán aplicar ahora porque se han hecho los deberes y porque el PP, a diferencia de otros partidos, no está pendiente de los titulares y de los platós de televisión sino que le acompañan sus avales de gestión y de experiencia de gobierno. El candidato popular argumentó así que aunque los programas y las promesas son importantes también lo son y mucho los partidos que sustentan esas ideas y los equipos que deben llevarlas a la práctica. El líder del PP profundiza ahora mucho en esas alusiones para descalificar por un lado «las viejas recetas socialistas que supondrían lo peor, una marcha atrás y la vuelta al pasado» y también a las nuevas marcas como Ciudadanos y Podemos: «Los experimentos que los hagan otros en su casa».