Una mujer, de 38 años, residente en Madrid y de vacaciones navideñas con familiares en Gran Canaria, ha sido mordida este viernes por un tiburón cuando nadaba en aguas de la playa de Arinaga, en el municipio de Agüimes.
Según relata la víctima, Cristina Ojeda-Thies el ataque del escualo se produjo cuando estaba nadando a unos 20 metros de la orilla de Risco Verde, cuando «un bicho» se lanzó a uno de sus brazos y le mordió, causando unas heridas que ha dado a conocer a través de su cuenta de Twitter.
Ojeda-Thies destaca que, mientras tenía enganchado su antebrazo, pudo ver que se trataba de un ejemplar de color «gris-marrón» y de gran tamaño, ya que en un aletazo le llegó a tocar la pierna y que ella mide 1,70 metros de altura.
Lejos de amilanarse, esta aficionada al buceo le dio un golpe al escualo con la mano que tenía libre y que éste abandonó el ataque para sumergirse de nuevo en las profundidades.
«Metí la cabeza para ver hacia dónde había ido, sobretodo para saber si regresaba, pero no lo volví a ver, lo que me dio mucha pena», recuerda entre risas Ojeda, médico de profesión.
Tras salir del agua, la bañista fue atendida en un centro de salud para recibir puntos de sutura y allí le prescribieron antibióticos que tomará hasta «Año Nuevo».
Ojeda-Thies asegura que sus heridas no revisten gravedad, aunque subraya que tuvo «suerte», porque siendo el ataque en el antebrazo y según cómo pudo haber ido los dientes, podrían haberse seccionado «algún tendón» y, entonces, hubiera ingresado probablemente en un hospital.
Tanto el director del Centro de Recuperación de Fauna Salvaje del Cabildo de Gran Canaria, Pascual Calabuig, como el presidente de la Alianza por los Tiburones de Canarias, Fernando Frías, han asegurado al citado periódico digital que ésta es la primera vez que sucede un hecho de estas características en la isla y lo han calificado como «aislado».
Calabuig considera lo sucedido como «muy raro» y, aunque no señala ninguna relación directa, puntualiza que las elevadas temperaturas derivadas del cambio climático podrían atraer a especies que no suelen nadar por aguas canarias.
Tras observar las heridas de la bañista, Frías estima que el ataque pudo ser perpetrado por un tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis), una especie que alcanza los 2 metros y que suele tragarse enteras a sus presas.
Agrega que el escualo, al percatarse solo de la brazada que entraba en el agua, pensó que era una única pieza y «ha dado dos o tres mordidas intentando engullirla entera», sin conseguirlo.
Frías insiste en que se trata de un hecho «totalmente aislado» y duda de que «algo así vuelva a ocurrir en los próximos 50 años», por lo que insta a los bañistas a que no tengan «miedo» porque Arinaga «es uno de los mejores puntos para hacer natación y bucear».