“El escenario más viable ahora mismo, con un alto porcentaje sobre todos los demás, es que nos encaminamos a otras elecciones generales”, concluye uno de los máximos dirigentes del PP. Mariano Rajoy ha ordenado a su partido y a sus ministros en funciones que convoquen reuniones internas y gestionen asuntos y trámites para dar la sensación de normalidad y de que el Ejecutivo no está paralizado. El objetivo es intentar convencer al PSOE in extremis, tras un proceso largo de varios meses, de que le conviene un Gobierno en minoría de Rajoy antes que otras elecciones generales con Podemos en pleno auge.
Todos los mensajes internos que ha emitido el presidente en funciones, Mariano Rajoy, en estos días navideños de cenas y comidas de confraternización con sus equipos en el Gobierno y el PP llevan la consigna de la tranquilidad para amortiguar la inquietud de los más impacientes. “El proceso va para largo, incluso para muy largo, al margen de la frase sin más trascendencia de Rajoy en la COPEde que a lo mejor las cosas se resuelven antes de lo que algunos piensan”, admite uno de sus principales colaboradores. La interpretación general es que Rajoy expresó así este pasado martes en una entrevista radiofónica más un deseo que una conclusión basada en datos e información de cómo van las negociaciones.
El proceso para lograr los apoyos y votos para una investidura de Rajoy como el candidato más votado el 20-D no ha avanzado nada. Ni Rajoy tiene prisa —no es su estilo— ni la quiere imprimir, entre otras razones porque no está en su mano, según concluyen varios dirigentes del PP. El equipo del presidente en funciones en el Gobierno y el PP tiene claro que la llave ahora está solo en poder del PSOE y de su actual secretario general, Pedro Sánchez.
“Rajoy y nosotros no es que estemos paralizados o bloqueados es que no podemos hacer nada más: el presidente ha expresado ya varias veces en poco más de dos semanas tras las elecciones cuál es su convicción de qué es ahora lo mejor para España, ha iniciado una primera ronda de contactos con los principales líderes y sigue a la espera de que Sánchez reaccione”, comentan sus colaboradores cuando se les increpa por el estilo pausado que el jefe del Gobierno ha impuesto a esta fase de la negociación.
En el último Comité de Dirección del PP, este pasado martes, se estudiaron todos los escenarios posibles y se llegó a la conclusión de que toca paciencia, prudencia y esperar a que Sánchez se decante. En el camino, la preocupación de Rajoy es dar sensación de normalidad, de que el Consejo de Ministros se reúne, toma decisiones, se gestionan los asuntos del país y no hay vacío de poder ante lo que pueda ocurrir con el desafío separatista en Cataluña. Al propio PP Rajoy le ha encargado que convoque sus juntas directivas regionales y provinciales y cumplimente todas sus reuniones como si se tratase de un momento normal, aunque los congresos internos han quedado suspendidos hasta aclarar la situación.
En el último Comité de Dirección del PP, este pasado martes, se estudiaron todos los escenarios posibles y se llegó a la conclusión de que toca paciencia, prudencia y esperar a que Sánchez se decante.
Nada se puede dar por seguro con un presidente como Rajoy, que lleva este proceso de manera muy personalizada y sin apenas compartir criterios con su propio equipo, pero en su entorno apuestan por que ahora se concentrará hasta la próxima semana en las charlas que está llevando a cabo su actual portavoz parlamentario, Rafael Hernando, para labrar un acuerdo sobre la Presidencia del Congreso y los órganos de la Mesa del Parlamento, que deben cerrarse antes del 13 de enero.
El PP es consciente de que no tiene los escaños suficientes (123) para imponer, como había hecho la pasada legislatura, un presidente afiliado a sus siglas. Pero tampoco quiere renunciar a esa batalla de entrada. Rajoy ha dado instrucciones para presentar un candidato del PP a la Presidencia del Congreso. Aún no hay nombre decidido pero los populares, además, saben que ese cargo ahora tendrá más relevancia ante un periodo parlamentario que se prevé más convulso.
En España, no
Lo lógico, vaticinan en el PP, es que Rajoy espere a que la semana que viene se cierre esa negociación sobre los órganos institucionales de las Cámaras para volver a llamar al socialista Pedro Sánchez a La Moncloa a una cita en la que querría tantearle con una oferta para que permita su gobierno en minoría. Ni Rajoy ni sus colaboradores aguardaban en realidad una reacción positiva de Sánchez al primer intento de acercamiento ni en el fondo a la oferta forzada de un “gobierno de amplio espectro parlamentario para toda la legislatura”. Esa teórica gran coalición, posible, como repite Rajoy estos días, en otros países europeos, es inviable ahora mismo en España y con estos actores. Pero era un paso obligado a cubrir en la estrategia de ir metiendo a Sánchez en el callejón sin salida de la presión hacia una inevitable investidura de Rajoy.