La temporada oficial de huracanes en el Océano Atlántico no empieza hasta principios de junio y acaba en noviembre. Así que no está claro a qué temporada asignar el huracán Alex, si a la temporada del año pasado o la que aún no ha comenzado. Lo que sí lo está claro es que la tormenta, que castiga ahora las islas Azores, es la primera en producirse en un mes de enero desde 1938. Y eso desconcierta a los científicos.
Alex nació el miércoles como tormenta subtropical frente a las costas de África. Hoy está golpeando las Azores con intensas lluvias y vientos de hasta 140 Km/h en su camino al norte de la península del Labrador, en Canadá, donde debería perder su fuerza este fin de semana. Lo extraño de Alex es los huracanes necesitan una temperatura de unos 26º en la superficie del agua para formarse. Y eso no suele pasar fuera de los meses de verano y otoño, ni siquiera en un invierno tan suave como el actual.
La mayoría de los huracanes van hacia el oeste y después al norte, Alex va directamente al norte
Pero como dice un meteorólogo de la NASA, Scott Braun, en una nota, la temperatura del agua está entre 0,5º y 1º por encima de lo normal. Peor aún, las bajas presiones en las capas altas de la atmósfera implican una temperatura media del aire mucho más fría que la del océano. «La diferencia de temperatura entre la superficie y los niveles superiores era lo suficientemente fuerte como para crear una inestabilidad convectiva», explica Braun.
Según los registros del Centro Nacional de Huracanes de EE UU, Alex es la primera tormenta tropical generada en enero que se convierte en huracán en 78 años. Y, desde que tienen registros, a mediados del siglo XIX, solo cuatro veces ha pasado algo así. Por fortuna, el huracán no parece que pase de la categoría 2 y se debería desinflar apenas deje las Azores, a medida que las temperaturas del aire y del mar bajen y, por otro lado, se acerquen entre sí.
Otra de las particularidades de Alex es su ruta. La gran mayoría de los huracanes que se forman en las aguas tropicales del Atlántico se dirigen después hacia el oeste, hacia el continente americano. Solo en contadas ocasiones lo hace en sentido contrario, hacia el este y Europa. «Lo insólito es lo que está haciendo Alex, que no se ha movido ni al oeste ni al este, sino hacia el norte», comenta el meteorólogo y divulgador José Miguel Viñas.
Su aparición fuera de temporada y con esa ruta tan extravagante, está desquiciando a los científicos. Algunos lo han relacionado con la especial virulencia de la presente temporada del fenómeno conocido como El Niño, otros incluso, vinculan Alex con el cambio climático.
Viñas es más prudente: «Creo que es arriesgado relacionar este hecho con el calentamiento global o con el evento de El Niño que estamos teniendo. La relación puede existir, pero no es fácil de demostrar científicamente. Lo único que sí que puede afirmarse es que en un mundo cálido como el actual y con un evento El Niño muy fuerte, que justo ahora está alcanzando su mayor magnitud, los comportamientos anómalos en diferentes regiones del mundo son más frecuentes. En este contexto, sí que encaja Alex».
Y también encajaría el huracán Pali, otra tormenta tropical aparecida a comienzos de semana en el océano Pacífico y que acabó subiendo de categoría. Además, en el caso de Palin, sí que es la primera vez desde que se tienen registros de que un huracán se desata en un mes de enero en esta zona del planeta.