El asunto que más ha separado en las últimas semanas a Podemos y al PSOE y que tanto ha enconado las relaciones entre ambos partidos está en vías de solución. O, al menos, está a punto de superarse tras gestos respectivos de distensión. Finalmente, porque Podemos y las candidaturas con las que se presentó en Cataluña y Galicia han registrado la petición de un único grupo en el Congreso, organizado de forma confederal y sin opción para que la Mesa de la Cámara rechace su petición. Y, por otra parte, porque el PSOE planteó el lunes por la noche una salida a las llamadas confluencias, aunque finalmente esta no fue aceptada. Sin embargo, la decisión de Podemos ha ocasionado que cuatro de los nueve diputados de Compromís, formación con la que confluyeron en la Comunidad Valenciana, se aparten para registrar un grupo propio. Es decir, el bloque quedaría conformado por 65 diputados, no 69.
Podemos y algunas alianzas territoriales con las que concurrió a las elecciones del 20-D en Cataluña y en Galicia finalmente han renunciado a presentar grupos propios, como habían exigido públicamente hasta este mismo martes. Parte de la candidatura valenciana de Compromís-Podem, concretamente cuatro de los nueve diputados, se resiste a ese plan y presenta su propia petición de grupo. Pese a mantener el pulso hasta el final, el partido de Pablo Iglesias y dos de sus socios han optado por formar un grupo «confederal» y «plurinacional» en el que se integren estas alianzas. Así, dentro de ese grupo, al menos 60 diputados de esta marca —repartidos así: 42 de Podemos, 12 de En Comú Podem y seis de En Marea— aseguran que podrán colaborar y prometen a todas las voces mantener su autonomía.
Todos se comprometieron a la creación de cuatro grupos en el Congreso durante la campaña electoral, por lo que el registro en la Cámara baja de una sola agrupación de parlamentarios representa un claro paso atrás para estas formaciones. Aun así, Podemos defiende esta decisión, a la que se ha llegado tras varias reuniones y negociaciones de última hora, con dos argumentos. Primero, se trata de un gesto hacia el PSOE, que busca distender las relaciones entre ambas fuerzas y allanar el diálogo con el partido de Pedro Sánchez. Y, segundo, también representa un gesto de responsabilidad institucional.
En todo caso, la Mesa de la Cámara baja, que se reúne este miércoles, hubiera echado por tierra esa exigencia, ya que ni el PP ni Ciudadanos estaban dispuestos a ceder lo más mínimo. En este contexto, el periodo de alegaciones —y las protestas que ello hubiera conllevado— habría monopolizado la actividad parlamentaria previa al debate de investidura del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.
La propuesta socialista
Precisamente el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, ofreció in extremis, el lunes por la noche, a las candidaturas próximas a Podemos una fórmula para que pudieran constituir al menos un grupo diferenciado en la Cámara. Sin embargo, los representantes de esas listas rechazaron la propuesta. La fórmula planteada consistía en permitir un grupo sobre la base de los dos diputados de Izquierda Unida (IU), permitiendo que se sumen todas las confluencias o algunas de ellas. De esa forma, Podemos y las candidaturas afines hubieran tenido dos grupos diferentes.
Pero Podemos prefiere reunir a todos sus diputados en un mismo grupo. Ya la semana pasada el propio Pablo Iglesias apuntó a esa hipótesis confederal, aunque sin concretarla, y aludió a la posibilidad de crear una coalición parlamentaria al estilo de lo que en la pasada legislatura fue la Izquierda Plural, donde convivieron IU, EUiA, ICV y la Chunta Aragonesista.
Desde el principio de las conversaciones el PSOE planteó como opción la posibilidad de crear un grupo confederal similar a lo que fueron las agrupaciones de diputados y con opciones para obtener más tiempos de intervención para poder repartir entre sus diferentes portavoces.
La propuesta final de Podemos hace que nos sea necesario el plazo de tres días que la Mesa se dio para poder rectificar un hipotético no a los cuatro grupos. De esta forma, la Junta de Portavoces podrá reunirse el día 25 ya con los grupos constituidos y con posibilidades de empezar a poner en marcha calendarios de actividad parlamentaria.