Ventura del Carmen Rodríguez Herrera* .- Son muchos los argumentos que históricamente han puesto de relieve la importancia y larga trayectoria de la miel de palma, uno de los elementos que mejor representa la identidad gomera y sobre el que existen testimonios por escrito desde, al menos, el siglo XVI.
¿Cómo explicarle a la gente de los caseríos de las medianías de La Gomera que la miel de palma ya no puede seguir llamándose miel de palma, cuando esos pequeños núcleos de población se han mantenido gracias a su producción? Los vecinos de Alojera, Tazo, Arguamul, Arure, Las Hayas o de los barrancos de Valle Gran Rey, San Sebastián, Hermigua y Vallehermoso han sabido conservar viva la tradición de la elaboración de la miel de palma, haciendo de este producto único en el mundo una forma de vida.
En estas zonas se autoriza el guarapeo de unas mil palmeras al año por la unidad de Medio Ambiente del Cabildo, actividad que desarrollan ocho microempresas familiares, así como unas 30 autorizaciones a autónomos individuales o a aquellos que, sin desarrollar actividad económica, solicitan hasta cinco palmeras en el marco de lo que se considera autoconsumo.
El aprovechamiento de las palmeras (palmas) por los habitantes de la isla se remonta a la época precolombina y así se ha recogido en numerosos documentos históricos. Más de 450 años llamándose miel de palma; lo permiten el diccionario de la Real Academia Española y la Academia Canaria de la Lengua. Históricamente ha sido un uso pacífico sin que se haya dado confrontación alguna con la miel abeja.
El problema aparece en 2003, cuando el Gobierno de España, del Partido Popular, aprueba el Real Decreto 1049/2003 de 1 de agosto sobre la norma de calidad relativa a la miel, documento que da cumplimiento a la directiva europea 2001/110/CE sobre la miel. Ambas normas entienden que miel es solo el derivado de la elaboración animal, de las abejas, y excluye cualquier otra, a la vez que traslada a las comunidades autónomas la obligación de hacer cumplir la norma de calidad y etiquetado de la miel.
El Ministerio de Agricultura del Gobierno de Aznar no dijo nada en 2001 ante la aprobación de la directiva y el Gobierno canario, conformado entonces por CC-PP, tampoco advirtió al Estado de la existencia de la miel de palma ni hizo una legítima defensa de lo que ese término supone para la isla. Tampoco el Cabildo presidido por Casimiro Curbelo alzó la voz en 2003 ante la entrada en vigor del Real Decreto.
En la anterior legislatura, ante la preocupación de los guaraperos y desde la responsabilidad de gobierno del PSOE en el Cabildo, llevé a pleno del Cabildo una iniciativa para defender este término, que fue aprobada por todos los grupos políticos. Me reuní con el director general de Agricultura en el Ministerio e incluso en la sede de la Comisión Europea nos entrevistamos con expertos a los que hicimos entrega del informe que teníamos, trasladándoles la problemática de este asunto.
También en la pasada legislatura, se presentaron iniciativas en el Parlamento de Canarias y fueron muchas las entidades públicas y privadas que se sumaron a la campaña ‘Soy miel de palma’ que el PSOE lideró en la Consejería de Agricultura del Cabildo de La Gomera. Esta lucha que hemos mantenido contrasta con la dejadez y nula implicación del Gobierno del PP, que no ha querido plantarse ante la Unión Europea para defender el producto gomero.
Desde el Grupo Parlamentario Socialista insistimos en que la solución es que, tal y como sucede con el vino o la leche, se plantee una excepción para la miel de palma, modificándose la directiva y el real decreto. Esta petición es una competencia que el Gobierno de España ha de ejercer ante Bruselas. Defendemos la tramitación de una denominación de origen protegida que supondría un valor añadido y una regulación de nuestra querida miel de palma, además de un reconocimiento a una práctica que únicamente existe en La Gomera.
En el pleno de la Cámara previsto para la próxima semana preguntaremos al Gobierno de Canarias por este asunto. Continuaremos impulsando cuantas iniciativas resulten necesarias para impedir que un error político termine con parte de la identidad gomera y echando por tierra el trabajo y las inversiones realizadas por los productores y las administraciones canarias.
*Portavoz de Agricultura del Grupo Parlamentario Socialista Canario