La dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta del PP madrileño ha cogido con el pie cambiado a la dirección nacional, cuyo presidente sólo conoció la decisión de lalideresa unos minutos antes de que la hiciera pública, y a través de un SMS. Aguirre ha arrojado su cargo a la cara a Mariano Rajoy un par de días después del nuevo registro policial a la sede del partido, tras comparecer en la comisión de investigación de la corrupción de la Asamblea de Madrid, y cuando el líder del PP y presidente del Gobierno en funciones intenta tapar los agujeros causados por los nuevos casos de corrupción en Valencia.
Con su portazo, Aguirre evidencia la falta de control de Rajoy en el partido, en un momento en el que el liderazgo del conservador ya está en entredicho por su incapacidad para lograr apoyos a su investidura, por su decisión de blindar a Rita Barberá en el Senado y por su tibieza frente a la corrupción que carcome a los conservadores. En el PP siguen creciendo las voces que piden una renovación, una cara nueva que pueda granjearles algún respaldo para formar Gobierno, y las presiones sobre Rajoy aumentan, aunque él se resiste a dejar hueco a una nueva generación de conservadores.
Este domingo, varios cargos públicos militantes en el PP madrileño han reaccionado ante la decisión de Aguirre adoptando posturas enfrentadas, desde los que reconocen que el paso deja a Rajoy, en «una situación muy difícil»- «Rajoy tiene un papelón», ha llegado a declarar uno de ellos-y los que han aplaudido la decisión «por responsabilidad», «por vergüenza torera». «Obviamente deja a Rajoy en una situación muy difícil», afirmaba otra fuente.
En el partido interpretan que el hecho de que Aguirre dimita de forma parcial obedece a su clara intención de seguir teniendo voz, aunque ya no tenga poder orgánico dentro del partido. Quiere que su posición, en muchas ocasiones crítica con la dirección nacional, siga teniendo eco. No en vano, en su comparecencia de hoy, Aguirre también ha aprovechado para lanzar un nuevo dardo verbal al presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, al que ha marcado el camino a seguir. Concretamente, ha señalado que, en este contexto en el que se tiene que formar un Gobierno en España, es tiempo «no de partidismos ni de personalismos, sino de los sacrificios y las cesiones».
Por otro lado, su entorno más cercano sí esperaba esta decisión. Una de las personas que durante más años ha acompañado a Aguirre en su vida política ha asegurado a Europa Press que la dimisión «es una prueba más de la categoría personal y política de esta mujer ejemplar». «Aunque no es una buena noticia para nuestro partido porque la firmeza con la que Esperanza defiende sus principios y valores ha incomodado siempre, no sólo a sus adversarios políticos sino también a muchos de sus compañeros del PP», sostenía.
«Cree que por dignidad debía hacer un gesto. Está muy preocupada por la situación política de España y si cree que es lo mejor que puede hacer pues lo hace y punto», dice otra de las fuentes del PP madrileño.
«Se marcha antes de que la fuercen a hacerlo», ha apostillado otro cargo público, añadiendo que Aguirre «ahora mismo no tiene capacidad para gestionar esta situación como presidenta del PP de Madrid».
Y, a diferencia del caso de la senadora Rita Barberá, blindada por el PP en la Cámara Alta, recuerdan que Aguirre ha dado el paso «sin estar imputada ni investigada». «Es todo por dignidad personal. Ha sido por vergüenza torera. No podía soportar el espectáculo y lo hace por responsabilidad», apuntan.
Una decisión sorprendente de la que Barberá debe tomar nota
La dimisión de Esperanza Aguirre ha pillado por sorpresa este domingo incluso a los más altos dirigentes del Partido Popular, y muchos creen que la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá debería tomar nota y dar también explicaciones públicas e incluso renunciar a su acta de senadora tras la jugada de lalideresa.
Al PP madrileño le espera ahora una etapa difícil en la que tiene que redefinirse, como le ocurre al partido en la Comunidad Valenciana, afirman. Pero para que esta renovación sea creíble la dirección del PPCV también considera que Rita Barberá debería poner fin a su silencio y salir a dar explicaciones, además de dejar su escaño como senadora. «Este silencio la está matando y también a su gente en el ayuntamiento», señalan sobre Barberá fuentes de la dirección del PPCV, que esperan que la exalcaldesa tome la decisión correcta por el bien del proyecto del partido en esa comunidad.
«Obviamente deja a Rajoy en una situación muy difícil», reconocen los conservadores
Varios dirigentes del PP consultados por Efe coinciden en que la dimisión de Aguirre era necesaria en este momento en el que la corrupción afecta al partido desde numerosos flancos, pero también porque la ciudadanía demanda regeneración. Lamentan no obstante que Aguirre siga al frente del grupo municipal en el Ayuntamiento de Madrid, ya que lalideresa sólo ha renunciado a su cargo como presidenta del PP madrileño, que además debía dejar en los próximos meses. «La van a crucificar en el Ayuntamiento, no está legitimada para hacer oposición. Debería haberlo dejado todo», opinan desde su partido.
La permanencia como portavoz del PP en el consistorio dependerá en cualquier caso, auguran fuentes de la formación, del foco que tenga Esperanza Aguirre encima y de los acontecimientos políticos o judiciales que sucedan en su entorno. Desde la dirección conservadora insisten en que Génova no le ha pedido a Aguirre directamente que dimita. El partido se prepara ahora para montar una gestora que lleve las riendas hasta que se celebre un congreso regional.
Sobre qué va a pasar ahora en el PP de Madrid, todos los consultados coinciden en que la gestora transitoria será encabezada por alguien que no será quien acabará presidiendo el partido. Muchos coinciden en que el sillón de Aguirre acabará siendo ocupado por la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, alguien con un «pasado limpio». Tampoco obvian que, desde este momento, «todas las lupas se ponen sobre ella» una vez desaparecidos del tablero político del partido tanto Aguirre como el exsecretario general de la formación, Ignacio González.
El PP espera, no obstante, que Aguirre no interfiera en la nueva organización ni en la renovación que hay que acometer, algo que teniendo en cuenta el historial político de lalideresa se antoja complicado. Este domingo, un dirigente del partido aseguraba en declaraciones a Efe que ya hace tiempo que la ahora expresidenta del PP madrileño no tenía apenas poder orgánico y que su figura siempre ha estado «sobredimensionada» por su tirón mediático.
El nuevo registro policial a la sede del PP y los nuevos casos de corrupción llegan en medio del momento de convulsión política que vive España, con el líder socialista, Pedro Sánchez, tratando de formar Gobierno, y el presidente en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, reivindicando su derecho a seguir en La Moncloa y prometiendo dar la batalla para conseguirlo, como dijo este sábado en un acto del partido en Murcia.
Las fuentes consultadas no creen que la dimisión de Aguirre influya en una eventual negociación del PP para la investidura de Rajoy, según han apuntado algunos de los dirigentes de la formación.
Entienden, de cualquier modo, que Rajoy lo tiene difícil y ya no esperan, como lo hacían nada más celebrarse las elecciones, que el PSOE acabe cediendo y se avenga a la gran coalición que tantas veces ha pedido el jefe del Ejecutivo en funciones.