Sobre la corrupción que tanto ha corroído a la sociedad española, que sigue sin ir a menos, todo lo contrario, he escrito en EL DÍA en muchas ocasiones, y no en vano sigue siendo, con el paro, la segunda preocupación de los españoles según todas las encuestas. Lamentablemente, la corrupción no se produce solo con fines dinerarios, también hay corrupción ideológica, de comportamiento, de prebendas y favoritismos, en muchas injusticias y gestos, y no solo de políticos y partidos políticos, también de empresarios, negociantes, sindicalistas, profesionales de todo tipo, funcionarios, periodistas, policías, etc., en la tramitación de licencias municipales o procedimientos judiciales, en instituciones castrenses, eclesiásticas, y hasta sanitarias, y me muerdo la lengua para no seguir, hasta tal punto que la corrupción en sí se ha incrustado tanto en la conciencia y genética humana que forma parte de la cultura de muchos negocios y contratos, hasta tal punto que un 8% de los españoles, cuando se les ha preguntado, afirman que han sido testigos o víctimas de un soborno.
No es baladí que en España haya más de mil políticos pendientes de resolución de procedimientos judiciales, muchos de los cuales se eternizan o archivan, y preocupante resulta que el 67% de los españoles piensen que una forma de tener éxito en los negocios es recurriendo a conexiones políticas, que 132 políticos fueron indultados en España desde el año 2000 al 2012, o que haya más de 600 municipios en España, canarios algunos, en el punto de mira judicial. Los tentáculos de la corrupción como una forma de comportamiento llegan incluso a los procedimientos no siempre regulados o confusos de la elaboración de listas electorales en los partidos políticos, siendo el déficit de democracia interna en ellos una de las graves cuestiones pendientes de nuestra sociedad.
La corrupción es a veces multipartidista y a las hemerotecas me remito sobre casos de saqueo de arcas públicas a cargo de políticos de diversos partidos, sobre todo en operaciones urbanísticas, a cambio de comisiones ocultas luego en sociedades interpuestas. El famoso 3% al que socarronamente se refirió el entonces presidente de la Generalitat, Pascual Maragall, mirando hacia Convergencia y Unió, pronto se dejó ver no sé si en toda España, pero sí en casi toda. Afortunadamente disponemos de jueces, fiscales, guardias civiles y policías nacionales que han luchado para que esta lacra no vaya a más, pero erradicada del todo no está, siendo muchos los casos que han pasado desapercibidos o no han podido ser investigados, y si tenemos en cuenta que la media europea de jueces es de 21 por cada 100.000 habitantes, y de 11 en España, qué otra cosa podíamos esperar.
Por otro lado, en España más de 17.600 personas con cargos públicos están aforadas, lo que significa que no son juzgadas por los tribunales de justicia ordinarios, con lo que en algunos casos el procedimiento hasta llegar a un tribunal superior puede resultarles más favorable que los tribunales ordinarios. Por algo en la conciencia colectiva está que nadie se cree que la dirección del Partido Popular relacionada con la trama Gürtel sea debidamente castigada o que la infanta Cristina acabe en la cárcel, existiendo en la ciudadanía la sensación de que estos casos o los parecidospuedan disfrutar de cierta impunidad. ¿Quedó absolutamente enterrado aquel dicho del franquismo de que «algunos tribunales de justicia eran muy fuertes con los débiles y muy débiles con los fuertes»?
Los casos tan significativos, portada reiterada de los medios de comunicación y animada excusa de tertulias, como fueron Naseiro, Filesa, Juan Guerra, Carmen Mestre en la Cruz Roja, Ruiz Mateos, Luis Roldán, Gabriel Urralburu, Javier de la Rosa, Mario Conde, Jesús Gil, Julián Muñoz, Carlos Fabra, Gürtel, Palau de la Música de Barcelona, Jaume Matas, Urdangarín, los ERE, Bárcenas, Jordi Pujol, o el más reciente escándalo del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia, qué duda cabe que han conmocionado y sacudido a la opinión pública, sin olvidar nunca el contundente «estoy en la política para forrarme» del sincero presidente de la Diputación Provincial de Valencia, del PP, Vicente Sanz, localizado en una conversación telefónica registrada por la policía, o el «aguanta, Luis», «sé fuerte» del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al tesorero del PP Luis Bárcenas.
*Senador del PSOE por Tenerife en las VIII y X Legislaturas
@JVGBethencourt
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