El escenario de la famosa novela El conde Drácula, del escritor irlandés Bram Stocker, ha colgado el cartel de ‘Se vende‘.
La emblemática construcción, situada en la cima de una colina en la que Stocker se inspiró para alojar a su famoso vampiro, se ha puesto en venta por 66 millones de dólares, o lo que es lo mismo, 59,4 millones de euros, según ha informado el medio norteamericano Fortune.
El castillo Bran -su nombre oficial- es ahora es uno de los principales atractivos turísticos de Rumanía, pero en sus inicios fue concebido como una fortelaza para defender la frontera de Transilvania y Valiria.
No fue hasta 1377 cuando el rey húngaro Luis I de Anjou dio permiso a los habitantes de la zona, de origen alemán en su mayoría, para construir el castillo de Bran, conocido en sus inicios por su nombre germano, Törzburg.
A lo largo de la historia, la construcción ha pasado por diversas manos, entre las que se incluyen las de diversas familias reales, así como las del régimen comunista. No fue hasta 2009 cuando el Castillo de Bran volvió a ser pertenencia de la familia real de Rumanía, poniéndose a su cargo los archiduques Dominic, Maria Magdalena y Elisabeth.
Icono mundial
Su posición estratégica, entre las fronteras de Transilvania y Valiria, le han dotado de un gran valor estratégico a lo largo de la historia, aunque indudablemente la influencia del relato de Drácula le ha ayudado a convertirse en un icono arquitectónico mundial que es visitado por más de 560.000 personas al año.
Rodeado de un increíble paraje montañoso, el Castillo de Bran sigue en pie, aunque su estado no sea el más adecuado. La edificación, que cuenta con 57 habitaciones, necesita alguna reforma y no tiene agua corriente.
Sus dueños, según informó el Telegraph, son cada vez más mayores y con su venta pretenden encontrar a alguien de menor edad que tome las riendas del proyecto turístico que representa.
A pesar de que se ha vuelto a poner a la venta, el castillo ya fue ofrecido por los archiduques al Gobierno de Rumanía en un intento fallido durante 2015, cuando exigieron por su venta un reembolso de 47 millones de euros.