La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a San Sebastián de La Gomera procedente del puerto de Los Cristianos a las 19:45 horas a bordo del buque Benchijigua Express de la compañía Fred Olsen. Durante la navegación poco fueron los pasajeros que pudieron notar su presencia en el catamarán, ya que la política alemana junto a su marido, Joachim Sauer navegaron en ‘Clase Oro’, cubierta superior al que se accede directamente en ascensor desde los propios garajes de la embarcación tal y como quedó previsto en la reunión mantenida con anterioridad entre un responsable de la Guardia Civil en San Sebastián con el delegado de la naviera noruega en la misma mañana del viernes.
Éste es el cuarto viaje privado que Merkel realiza a La Gomera desde que accedió al cargo, siempre en los años 2008, 2010 y 2011 coincidió con la Semana Santa al igual que en esta ocasión. Aunque cuando aún era una desconocida ya recorría los senderos de la Isla. La primera vez que tuvo esa oportunidad fue en compañía de su padre a principios de los años 70.
La seguridad establecida características es la normal que acompaña a la Canciller cada vez que se mueve fuera de Alamenia. En La Gomera está establecido un equipo compuesto por 12 guardaespaldas y 15 agentes de la Guardia Civil que componen entre otros, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS),previsto para cuando la Canciller y su marido realicen la acostumbrada vuelta a la Isla por mar si las condiciones meteorológicas son buenas y en el propio hotel se instalará un equipos del Tedax especializado en la desactivación de explosivos, mientras que en sus desplazamientos la escoltará en todos los recorridos un equipo de la Guardia Civil de Tráfico.
En un amplio reportaje publicado por el periódico La Provincia se señalaba ayer que “el impacto promocional que dará a La Gomera la visita de una personalidad tan mediática a nivel mundial como Merkel durante esta Semana Santa ha sido recibido como una bendición divina por las autoridades locales. Para sus 20.721 habitantes hubiera sido imposible financiar una campaña publicitaria que llegue a 80 millones de ciudadanos alemanes como la que han tenido gratis estos días con la catarata de noticias que han aparecido en los medios describiendo el destino elegido por su líder para descansar de su agotadora rutina. Su trascendencia cobra aún más relevancia al comprobar que el mercado alemán es el principal de la industria turística insular, al representar un 54% de las estancias en 2014, cuando un total de 57.268 germanos eligieron La Gomera.El presidente del Cabildo gomero, Casimiro Curbelo, enfatizó que la próxima visita de Merkel es «importantísima», al señalar que «está teniendo una repercusión mediática sin precedentes».
En su opinión, que una personalidad tan destacada como la canciller, que puede elegir cualquier destino del globo para relajarse por unos días, decida volver a La Gomera «no solo es positivo como acción promocional para nuestra Isla, por la proyección internacional que nos da, sino también para toda Canarias». Curbelo cree que Angela Merkel ha decidido regresar un año más «por el conocimiento de la realidad de la propia Isla, que tiene después de haber venido muchas veces antes de ser canciller, y porque sabe que podrá practicar el senderismo, que tanto le gusta».
Angela Merkel y su marido son una pareja de hábitos fijos y gustos sencillos para las vacaciones. El destino que más han repetido desde que ella lleva el timón de Alemania es Ischia, la mayor isla del archipiélago napolitano, en Italia. Allí suelen hospedarse en el mismo hotel y se los ve pasear y hacer compras como unos turistas más. En La Gomera volverán a hospedarse en el Tecina. Y no lo harán en la exclusiva villa que tiene el hotel, sino que ocuparán una de las suites. Así que no será raro encontrarlos en el comedor durante el desayuno, como ha pasado en sus visitas anteriores, o dándose un baño en la piscina junto al resto de los huéspedes.
La líder del partido democristiano es enemiga del boato y lleva una vida sencilla y austera aunque es la líder europea con los ingresos más altos, al percibir un salario bruto anual de 270.396 euros. Ejemplo de ello es que se negara a mudarse a la residencia oficial de Berlín para seguir viviendo en su propio piso. Su voluntad por seguir una vida impregnada de normalidad ha sido objeto de reportajes en los que se asegura que en su barrio no es raro verla haciendo la compra en el supermercado, saliendo de la farmacia o comprando una pizza. Ese espíritu es, quizá, el que hizo que la autenticidad de los paisajes, la cocina y las gentes de La Gomera la conquisten, señalaban los periodistas L. Docampo / A. Herrero en el reportaje ‘La Gomera se blinda para recibir a Merkel’ publicado en el medio de comunicación anteriormente señalado.