Aquellas personas que han decidido acudir a una Clínica de Cirugía Estética para hacerse algún que otro cambio en la cara, según en qué parte es aconsejable que tengan en cuenta los siguientes errores que se pueden dar. Siempre hay que seguir las indicaciones de los especialistas y confiar en su criterio, porque son expertos y siempre van saber qué es lo mejor para el paciente.
Dicho esto, a continuación se detallarán algunos consejos a tener en cuenta según la zona de la cara, para las personas que deciden someterse a una intervención facial:
Queiloplastia (cirugía de los labios)
Todos los pacientes, en su mayoría mujeres, que se someten a esta intervención quieren lucir unos labios muy carnosos, pero que a la vez tengan un aspecto natural, sin que se note que se ha intervenido sobre ellos. Se dan algunos casos en los que un exceso de volumen da como resultado labios de forma cilíndrica e incluso “de pato”, si se rellenan demasiado los extremos. Hay que evitar esto a toda costa.
Aumento de pómulos
Siempre es muy importante acudir a cirujanos especializados, que puedan acreditar su profesionalidad y experiencia, pero en este caso hay que tener especial cuidado y saber bien en qué manos se está. Una intervención con implantes de mala calidad podría provocar asimetría en la cara, desplazamiento del implante o aspecto artificial de los pómulos.
Ciliopexia (elevación de cejas)
Lo mismo ocurre con la elevación de las cejas, o bien la eliminación de las arrugas de la frente o del ceño, entre otras actuaciones. Un experto sabe cómo hacerlo para crear armonía en la cara, y en cambio aquellos que no son realmente profesionales pueden cometer errores y potenciar la caída de las cejas, creando un aspecto triste en la cara de la persona.
Blefaroplastia ( cirugía de los párpados)
Cuando se realiza con éxito, la blefaroplastia proporciona al paciente un aspecto vital y más joven, ya que la caída de los párpados hace que la cara tenga aspecto envejecido y de cansancio. Esta intervención apenas tiene riesgos, pero hay que acudir a buenos especialistas que realicen bien la técnica, sin errores que podrían provocar, por ejemplo, una úlcera corneal o la caída de las cejas, entre otras consecuencias.
En general, la consigna siempre es: informarse bien sobre el profesional que va a realizar la intervención, asegurándose de que cuenta con la titulación, formación y experiencia necesarias.