El pasado lunes día 23 de mayo, el arzobispo de Sevilla presidió la Clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación y canonización del gomero, Padre Torres Padilla. El acto tuvo lugar a las 18:00 horas en el Convento de las Hermanas de la Cruz de la capital hispalense. A partir de ese momento se dará inicio a la conocida como ‘Fase Romana’,según informa la web nivariense.digital
Posteriormente se iniciará la fase «romana» de la investigación, que conllevará ante todo la elaboración de la «Positio», es decir del dossier que, basándose en los documentos de la investigación diocesana, deberá comprobarse lo mejor posible la heroicidad de vida y virtudes, así como la fama de santidad Siervo de Dios.
La «Positio» será preparada por un colaborador del Postulador, bajo la guía de un Relator de la Congregación para las Causas de los Santos.
El tiempo que requiere la elaboración de la «Positio» y las siguientes etapas de examen, suele ser generalmente de unos 15 años.
A continuación, si los distintos organismos interpelados dan su parecer positivo, se llegará al Decreto de reconocimiento de la heroicidad de la vida y de las virtudes, lo cual comporta que el Siervo de Dios pasa a ser «venerable».
Hay que recordar que el postulador de la causa del padre Torres Padilla es Teodoro León, vicario general de Sevilla.
El Padre José Torres Padilla nació en 1811 en la isla canaria de La Gomera y en su adolescencia quedó huérfano junto con sus tres hermanos. Desde pequeño sintió vocación religiosa, trasladándose a los 16 años a Tenerife para estudiar en la Universidad de La Laguna y en 1833 se embarcó en dirección a Sevilla para finalizar sus estudios de Teología. En 1836 se ordenó sacerdote y cantó su primera misa.
En Sevilla adquirió fama de santidad y se le llamaba popularmente El santero de Sevilla (hoy día se le recuerda de la misma manera), pues fue director espiritual y confesor de varias monjas de especiales virtudes, como la dominica Sor Bárbara de Santo Domingo; Sor María Florencia Trinidad (Madre Sacramento) y Santa Ángela de la Cruz. Con esta última colaboró en la fundación del Instituto Religioso de las Hermanas de la Compañía de la Cruz y fue director espiritual del mismo.
Catedrático de Sagrada Teología en el Seminario Conciliar de Sevilla y canónigo de la Catedral de Sevilla, asistió como teólogo al Concilio Vaticano I, por sugerencia del Papa Pío IX.
Falleció en Sevilla el 23 de abril de 1878, al día siguiente fue conducido al Panteón de San Sebastián (hoy Parroquia de San Sebastián), propiedad del Cabildo Catedral de Sevilla, y el 25 fue enterrado. A los cinco años de su entierro, la Madre General de las Hermanas de la Cruz (Santa Ángela de la Cruz) pidió al Cabildo Catedral y consiguió el traslado del cuerpo para depositarlo en la Cripta de la Casa Madre del Convento de las Hermanas de la Cruz.
Desde su muerte hasta el día de hoy en Sevilla, en el Instituto de las Hermanas de la Cruz y en La Gomera, continúa su fama de santidad, siendo muchas las personas que le encomiendan sus necesidades, suplicando gracias y favores.