Propiciar la recuperación y conservación de los recursos marinos minimizando los conflictos de intereses entre colectivos y usuarios. Estos son los objetivos que busca la implantación de una Reserva Marina en el litoral de La Gomera. Años de malas prácticas por parte de personas que poco o nada tienen que ver con los profesionales del sector han dejado como triste herencia una pesca empobrecida en cuanto a calidad y cantidad. Por ello, la propuesta de establecer una reserva fue acogida con entusiasmo por parte de instituciones como el Cabildo o de los propios pescadores profesionales.
Lo natural era que después de haberse ido implantado esta figura de forma progresiva en Lanzarote, El Hierro o La Palma, a continuación le tocara el turno a La Gomera. Pero no ocurrió así. La crisis que tantas iniciativas ha frustrado vino también a entorpecer esta propuesta. El resultado es que todavía se está a la espera de que el Gobierno central mueva ficha. Y es que al tratarse de aguas exteriores las competencias recaen en su totalidad en el Estado. Desde el Cabildo se tiene claro que han cumplido con su parte del compromiso y en lo que a esta institución respecta no existe impedimentos alguno para que esta figura se implante de forma definitiva.
El presidente de la Corporación insular, Casimiro Curbelo Curbelo, considera que la puesta en marcha de estas figura es de “gran interés e importancia”. Recuerda que su tramitación se ha alargado en el tiempo y que en su momento se llegó a plantear que abarcara también al norte de Tenerife. Durante todo este período ha sido posible elaborar informes que ratifican la viabilidad de la iniciativa. Por ejemplo, en su día un barco del Ministerio de Pesca llegó a hacer estudios sobre el movimiento de las olas, lo que vendría a avalar que la propuesta era seria. De cualquier forma si ha habido algo en común durante este tiempo es el objetivo de avanzar en la conservación y reproducción de las especies.
“Lo cierto es que un número importante de recursos pesqueros están esquilmados por la falta de controles y la práctica de la pesca por parte de gente de otros lugares que no son pescadores profesionales de la Isla”. Curbelo apunta que han sido varias las propuestas que se han aprobado en instituciones como el Cabildo, Parlamento canario o el Senado, todo ello con el fin de que el Estado dote de recursos a esta Reserva y la ponga en marcha. “Ha pasado demasiado tiempo y sería importante que se ofrezca ya una respuesta y que ésta sea positiva. Hablamos de un asunto de gran interés no sólo científico sino también pesquero. La Gomera lo necesita”, indica por último.
Pero por supuesto están los pescadores. Sin duda éste es es uno de los colectivos que están más interesado en que la Reserva sea una realidad lo antes posible. La secretaria de la Cofradía Nuestra Señora del Carmen de Valle Gran Rey, Fátima Mesa Rodríguez, indica que la actividad pesquera por parte de gente extraña al sector desarrollada durante los últimos años ha llevado a los recursos marinos al límite de su capacidad.
Recuerda que los primeros estudios serios se plantearon hace cinco años. Ya en aquel entonces se suponía que esta figura sería una realidad más o menos inmediata. Pero no ha ocurrido así. La propuesta implica una delimitación que abarcaría desde Punta Gabiña hasta Baja del Picacho, de manera que se extendería desde Valle Gran Rey hasta Hermigua, a través de Agulo y Vallehermoso. Todo ello hasta sumar20.500 hectáreas, lo que la convertiría en la segunda de mayores dimensiones de Canarias. La necesidad de poner en marcha esta figura reside en que se hace imperioso contar con vigilancia e inspección para que se cumpla la reciente prohibición de utilizar trasmallos, nasas, palangres y otras labores prohibidas. El resultado inmediato sería la recuperación de los recursos marinos de forma más o menos inmediata.
Cuando finalmente la Isla cuente con esta Reserva sólo podrán operar los pescadores profesionales, no importa de que Isla provengan, utilizando métodos artesanales para la captura. O sea, caña, nylon y poco más. También se establecerán vedas temporales e incluso los fines de semana se prohibiría la pesca.
Desde el sector pesquero de La Gomera también se ha pedido que se prohíban los usos deportivos aunque no se plantean reparos a permitir el buceo y los fines turísticos. Precisamente, el 1 de diciembre del pasado año se prohibió el uso de los métodos de pesca no artesanales y se dio un plazo de tres meses para que la medida entre en vigor. Pues bien, pasado este período los pescadores consideran que la ocasión para que exigir que la medida se cumpla con todas las consecuencias ha llegado. “Hablamos de una cuestión que ya es urgente. Se debe aprovechar la prohibición para establecer vigilancia e inspecciones. Pero si contamos con una reserva que avala estas funciones mejor todavía”, indica Mesa Rodríguez.
La Agrupación Socialista Gomera (ASG) presentó en su momento una moción en el Senado en la que recordaba que las reservas constituyen una medida específica que contribuye a avanzar hacia una explotación sostenida de los recursos de interés pesquero. Todo ello, a través del establecimiento de medidas de protección en enclaves delimitados de los caladeros tradicionales.
ASG cree demostrado que las reservas marinas protegen el medio ambiente marino al evitar la sobrepesca o el vertido de residuos. “El beneficio que se consigue al permitir un mayor incremento en la población de las especies en las reservas, se observa cuando emigran hacia otras zonas, en las que sí se pueden pescar, por lo que hay cabida para todos los intervinientes en el sector”, subraya.
En la actualidad Canarias sólo cuenta con tres reservas marinas. Por un lado está la de la Isla de La Graciosa y de los islotes del norte de Lanzarote, declarada en 1995 y que ocupa una extensión de casi 70.500 hectáreas, hasta el punto de ser la mayor de España. De esta superficie el 60% se ubica en aguas exteriores y el resto en interiores.
Luego está la del entorno de la Punta de la Restinga, en el Mar de Las Calmas, en El Hierro, declarada un año más tarde y que se extiende a lo largo de 1.180 hectáreas, la mitad en aguas exteriores y la otra mitad en interiores. Por último está la de La Palma, declarada en 2001, que abarca las 3.500 hectáreas que se sitúan entre Caleta de los Pájaros y Punta Gruesa, en su totalidad en aguas exteriores y por lo tanto bajo la vigilancia estatal.
Los estudios realizados certifican que el modelo elegido funciona y ha sido el más adecuado para lograr los objetivos deseados. En concreto, por un lado se establece la Reserva Integral, en la que las actividades lúdicas, deportivas o de pesca tradicional están limitadas al máximo, excepto en algunos casos puntuales en los que se permite la captura de atún, siempre y cuando se dé la circunstancia de que los ejemplares se internen en la misma durante las labores de captura. El acceso a esta zona de máxima protección está permitido sólo para realizar actividades científicas controladas que supongan el mínimo impacto ecológico y tengan interés demostrado.
Luego están las zonas de amortiguamiento que actúan como áreas de transición y en donde las limitaciones no son tan estrictas. En estos enclaves están permitidos solamente el submarinismo científico y el deportivo, regulado en número de buceadores y puntos de inmersión, visitas turísticas en barcos de recreo y la pesca profesional con métodos profesionales considerados poco impactantes y altamente selectivos.
Por último se establece una Zona de Usos Moderados (ZUM) o resto de la Reserva, en la que sólo se permite, además del buceo controlado y las visitas turísticas, la pesca profesional y el marisqueo con métodos tradicionales poco agresivos. Igualmente se pueden admitir otras actividades humanas de bajo impacto necesarias para el bienestar social y el desarrollo armonioso o equilibrado de la zona.
En relación a la isla de La Gomera, desde el año 2004 se comunicó al Cabildo Insular por parte de la Viceconsejería de Pesca del Gobierno de Canarias el estudio para el establecimiento, limitación y caracterización ecológica de los espacios adecuados para la creación de una Reserva Marina de Interés Pesquero. Asimismo y atendiendo al interés que despertó esta declaración en la Isla, la propia Institución Insular solicitó reiteradamente su creación al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de España. No obstante la Viceconsejería de Pesca del Gobierno canario también se ha involucrado en este largo proceso y siempre a favor de las tesis del Cabildo.
Aún así y justificándose en diferentes criterios, desde el año 2010 se encuentra paralizado el expediente para lograr la aprobación de la declaración. Para ASG su entrada en vigor, “sin duda alguna, daría cabida a las legítimas aspiraciones de desarrollo del sector, así como de los habitantes de la zona, permitiendo la existencia de infraestructuras de bajo impacto que sean necesarias para el desarrollo sostenible del territorio y su economía”. De forma paralela se garantizaría el equilibrio medioambiental de los litorales y fondos, con la regeneración de los recursos marinos.
Para justificar la creación de la Reserva Marina, biólogos marinos de la Universidad de La Laguna (ULL) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) elaboraron los correspondientes proyectos, consensuados con los técnicos de la Consejería de Pesca del Cabildo. Todos ellos ratificaron la viabilidad de la puesta en marcha de esta figura, aunque ciertamente se descartó la creación de dos reservas, tal y como en principio se llegó a plantear.
Otra propuesta que ya está dando sus primeros pasos, aunque esta vez ha sido impulsada desde el Gobierno de Canarias, es la creación de una red de microreservas marinas repartidas por todo el Archipiélago que tendría principalmente fines turísticos y conservacionistas. En estos momentos la empresa Oceanográfica está realizando los primeros estudios para ubicarla en el frente de la playa de La Cueva en San Sebastián, en el caso concreto de La Gomera.