La encuesta electoral de GAD3 para La Vanguardia , realizada entre los días 3 y 6 de junio, mantiene al PP como ganador en los comicios del próximo 26J, con una ligera mejora en su porcentaje de voto (del 28,7 al 29,8) lo que le permitiría mantener los escaños del 20D o, como mínimo, reducir el impacto multiplicador en el reparto de diputados que cosecha la coalición entre Podemos e IU. Mientras el PP obtendría entre 119 y 122 diputados (frente a 123 el pasado 20 de diciembre), la formación que lidera Pablo Iglesias lograría hoy entre 14 y 16 escaños más de los que lograron Podemos e IU por separado hace seis meses (y pasaría de 71 a 87), aunque no añadiría un solo sufragio a su cómputo del 20-D e incluso es posible que el 26J –con una participación tres puntos por debajo– retrocedan levemente en cuota electoral.
Esas serían las principales novedades en el arranque de la campaña. El principal afectado por la irrupción de Unidos Podemos en el mercado electoral es el PSOE, a pesar de que el partido de Pedro Sánchez mantiene casi intacto su resultado del pasado diciembre y sólo perdería seis décimas en porcentaje de voto. Aun así, la factura del nuevo mapa electoral puede elevarse hasta diez escaños para el PSOE (que caería de 90 a 80). En cambio, Ciudadanos ganaría un punto en cuota electoral, que permitiría a Albert Rivera conservar los 40 diputados actuales o incluso sumar uno más.
Estas estimaciones se asientan en unas fidelidades de voto que se acercan al 90% entre quienes apoyaron al PP el 20-D, rozan el 80% entre los votantes de Podemos (aunque sólo suponen el 65% entre los de IU) y ya caen por debajo del 70% entre los electores del PSOE o de C’s (cuyos niveles de indecisos se aproximan al 10%).
El resto del escenario político refleja algunos cambios significativos en determinados ámbitos territoriales. Por ejemplo, la franquicia local de Podemos volvería a imponerse en Catalunya, mientras que ERC repetiría cuota electoral (aunque podría perder un escaño) y CDC sufriría un retroceso que alcanzaría a una quinta parte de su electorado y hasta dos diputados de los ocho que obtuvo el 20-D. A su vez, y aunque el sondeo no puede precisar la correlación exacta, el País Vasco podría brindar en esta ocasión la mayoría también en diputados a Podemos, ya que el PNV cedería uno de sus seis escaños.
Ahora bien, lo más decisivo de ese conjunto de modificaciones sería la correlación resultante en el Congreso, a efectos de dibujar mayorías de gobierno. Si en diciembre pasado, PP y C’s aventajaban a las fuerzas de izquierda (PSOE, Podemos e IU) en dos escaños (163 a 161), ahora ocurriría lo contrario. Unidos Podemos y PSOE suman una horquilla de entre 165 y 169 diputados, frente a un máximo de 163 del centroderecha (que incluso podrían reducirse a 159). Sin embargo, esa correlación presenta un matiz decisivo: la ventaja de Unidos Podemos sobre el PSOE –clara en papeletas, pero muy apretada en escaños– podría dificultar aún más un entendimiento de las izquierdas que ya se reveló imposible durante la fallida investidura de Sánchez. Con el añadido de que una reedición del pacto entre PSOE y C’s podría no sumar ahora más diputados que el PP.
El resto de los indicadores del sondeo avala con algunos matices estas expectativas electorales. Así, las preferencias sobre el partido ganador sitúan al PP en primera posición (con casi un 26% de apoyos), seguido del PSOE (21,2%), Unidos Podemos (20,6%) y C’s (12,7%). Y algo similar ocurre con las preferencias sobre el próximo presidente: Rajoy se sitúa en cabeza, con un 23,2%, seguido de Sánchez, con el 16,9%, e Iglesias, con un 16,3%. Albert Rivera tiene el apoyo del 11,3%.
La actitud de los respectivos votantes refleja, no obstante, algunos matices significativos. Un 85% de los electores del PP apuesta por Rajoy y un 80% de quienes votarán al PSOE lo hace por Sánchez. Sin embargo, sólo un 70% de los votantes de C’s quiere a Rivera como presidente y algo menos, un 68% de los de Unidos Podemos, apuesta por Iglesias al frente del ejecutivo.
La valoración de la labor de los partidos presenta, además, algún rasgo paradójico. El PSOE y C’s son, a gran distancia, las formaciones a las que se reconoce mayor esfuerzo para formar gobierno y evitar nuevas elecciones (casi 22 puntos de diferencia entre los socialistas y Podemos). Sin embargo, sólo Ciudadanos capitaliza ese esfuerzo, pues figura como el partido cuya labor resulta mejor valorada. En cambio, el PSOE queda por detrás del PP y de Podemos en ese capítulo.
Entre los factores que más pesarán a la hora de decidir el voto, el balance de la situación económica aparece como el más relevante (mencionado por casi un 33% de los consultados), seguido de la corrupción (26,4%), la regeneración política (17,3%) o las propuestas sociales (16,3%).
Para los votantes del PP, y en menor medida para los de C’s, la situación económica es el factor determinante. En cambio, para los votantes del PSOE, la corrupción supera ligeramente en importancia a la situación económica. Y, por último, entre los electores de Unidos Podemos la motivación del voto se reparte de manera bastante similar entre las propuestas sociales, la regeneración política, la corrupción y, finalmente, la situación económica.
Por otra parte, más de la mitad de los españoles prefieren que el ganador de las elecciones lo sea sin mayoría absoluta, aunque un significativo 43% se inclina por otorgársela. Y en lo que respecta a las preferencias sobre los pactos para la gobernabilidad, las posiciones están muy divididas. La fórmula que cuenta con más apoyos sería un ejecutivo de PP y C’s, al que respalda casi un 21% de los consultados. A corta distancia, y con el apoyo de más del 19%, figura un gabinete de Unidos Podemos apoyado por el PSOE. Y con un respaldo algo menor (18,4%) aparece el acuerdo entre socialistas y Ciudadanos.
En cambio, la gran coalición entre PP y PSOE únicamente tiene el apoyo del 13,7% de los consultados, y todavía menos un gobierno socialista con el voto de Unidos Podemos, que sólo prefiere un 8,8% de los consultados. Por grupos de votantes, los del PP optan por el acuerdo con C’s (58%) o con el PSOE (34%), mientras que el electorado socialista apuesta por un pacto con Ciudadanos (52%) y, en mucha menor medida (24%), con Iglesias (si bien sólo un 8% aceptaría una coalición con el PP). A su vez, los votantes de C’s están divididos entre apoyar al PP (35%) o al PSOE (42%). En cambio, el electorado de Unidos Podemos lo tiene claro: un 75% quiere un gobierno de Iglesias con apoyo de Sánchez y sólo un 10% aceptaría la fórmula inversa.
En este punto, un 80% de los consultados –y casi el 60% de los votantes del PP– cree que Rajoy debería hacerse a un lado si esa decisión facilitase la formación de gobierno. Esa cifra cae por debajo del 70% en el caso de Sánchez, aunque más del 53% de los electores socialistas también apoyaría su retirada si eso permitiese formar gabinete.
Una mayoría abrumadora de los españoles considera inviables las propuestas electorales de los principales candidatos en las elecciones del 26-J. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, figura como el líder más creíble, ya que más del 37% de los consultados por GAD3 juzga viable su programa, aunque casi un 53% no le ve ninguna posibilidad. A continuación aparecen Mariano Rajoy (cuyas propuestas son juzgadas viables por un 29% de los consultados) y Pedro Sánchez (28,4%). Sin embargo, en ambos casos más del 60% de los ciudadanos consideran inviables sus propuestas programáticas. Finalmente, Pablo Iglesias concita la menor tasa de credibilidad, ya que sólo un 23% ve factibles sus propuestas, mientras que casi un 70% las juzga impracticables.
A ojos de los respectivos votantes estas cifras se dulcifican, aunque de forma desigual. Así, sólo un 13% de quienes votaron a Rajoy considera inviables sus ofertas electorales. En cambio, casi un 30% de los electores de Sánchez duda de la viabilidad de las propuestas socialistas. A su vez, Iglesias suscita más confianza entre sus votantes (pues sólo un 23% recela de la viabilidad de su programa), lo mismo que Rivera entre los suyos (los escépticos suponen el 20%). La ventaja de Rivera es que casi un 40% de los votantes socialistas y casi el 50% de les electores populares juzgan viable su programa.
Las opiniones se tornan más homogéneas cuando se trata de enjuiciar la obra hecha del Gobierno saliente. Al respecto, casi un 65% considera negativa la gestión del Ejecutivo que preside Mariano Rajoy, frente a menos de un 15% que la juzga positivamente y un 19,8% que la califica de regular. Eso sí, también aquí los respectivos votantes muestran algunas diferencias. Por ejemplo, para casi el 50% de los electores del PP, la labor del Ejecutivo puede considerarse buena (y sólo un 23% la califica de mala). Pero el resto de los votantes suspenden de forma generalizada la gestión del Gobierno del PP. Casi el 80% de quienes votaron al PSOE, y casi el 90% de quienes respaldaron a Podemos, suspenden la labor del Ejecutivo, una tasa que cae al 50% entre los votantes de C’s, aunque sólo un 11% de ellos aprueba la gestión de Rajoy.
Esa valoración negativa de la tarea de gobierno convive con unas apreciaciones muy críticas sobre la situación económica (66,2%) o política (74%). Pero las expectativas dibujan un tímido optimismo: casi un 33% cree que la situación mejorará en un año, frente a menos del 20% que considera que empeorará. Otro tercio cree que seguirá igual