La campaña de los 28.000 kilómetros de Pedro Sánchez se detuvo esta mañana en Fuenlabrada. Allí conversó el líder socialista con El PAÍS y admitió que el PSOE tiene pendiente renganchar a la juventud desencantada. Esta sería la ventaja que ha adquirido Unidos Podemos en la campaña, aunque Sánchez cree en la remontada y considera que su victoria depende de la movilización de los votantes socialistas. De hecho, el secretario general del PSOE asegura que no habrá sorpasso y que él mismo será presidente del Gobierno.
Verse como jefe de un nuevo Ejecutivo es la razón por la que Sánchez no cree que tenga en sus manos la llave para hacer presidente a Mariano Rajoy o a Pablo Iglesias. Asegura que la tiene para convertirse él mismo en la figura clave de los pactos. Después de la investidura fallida del 2 y del 4 de marzo, Sánchez sostiene que “a la tercera los españoles dirán sí al PSOE”.
Mantiene el líder socialista sus recelos a Rajoy y a Iglesias. Los considera extremos de bloqueo. Sostiene que votar al actual presidente del Gobierno es inútil, del mismo modo que piensa que el transformismo de Iglesias lo convierte en un interlocutor poco fiable.
“No voy a permitir que se manosee la socialdemocracia. Iglesias la defiende abrazado a Julio Anguita. La nueva socialdemocracia de Iglesias ni es nueva ni es socialdemocracia”, declara Sánchez.
En sus confesiones, el candidato socialista no observa que el partido le haya sido desleal ni se ha sentido solo. Sostiene que el PSOE “no es un cuartel” y que su partido concede al debate y a las discusiones un papel que no hay en otras agrupaciones, pero niega haber estado maniatado por el Comité Federal o por la presión de los barones.
“Vamos a un parlamento fragmentado. Nadie va a poder gobernar solo. Y eso incapacita a Rajoy como presidente del Gobierno. Es inútil votar a Rajoy. Y es inútil votar a Iglesias, porque ya ha demostrado su incapacidad para negociar”.