Para Sí se puede en La Gomera es fundamental que las cuadrillas de carretera y las que vayan a trabajar en espacios naturales en trabajos de limpieza, deben tener formación para aplicar las directrices de control y erradicación del rabo de gato (Pennisetum setaceum), una especie que ahora mismo supone una de las principales amenazas naturales de La Gomera por su alta capacidad invasora.
“Hemos detectado varios ejemplares a pie de carretera de esta especie y sabemos de su presencia y abundancia en muchos sitios de la isla, algunos dentro de espacios naturales protegidos como el Parque Natural de Majona o el Monumento Natural Barranco del Cabrito” explica Guacimara Navarro, portavoz de la formación asamblearia.
La especie Pennisetum setaceum representa una amenaza importante para los ecosistemas donde prolifera, y para su manejo y extinción se requiere de una adecuada formación ya que de no hacerse así se corre el riesgo de provocar un efecto rebote y provocar el aumento desmesurado e incontrolado de la misma.
“Nos cuestionamos cómo se plantean por parte del Cabildo estos trabajos, que requieren de un especial cuidado, si ni siquiera se cuenta con el material básico para comenzar los trabajos más sencillos, ya que se ha tenido que recurrir a herramientas cedidas por los ayuntamientos” plantea la portavoz.
Desde Sí se puede se recuerda que ya en el pasado mes de noviembre se solicitó al Cabildo Insular el cumplimiento de la normativa específica que para esta especie invasora se encuentra en vigor, esto es, la Orden de 13 de junio de 2014, por la que se aprueban las Directrices técnicas para el manejo, control y eliminación del rabogato (Pennisetum setaceum).
Según explica su portavoz, “a esta especie se le considera una de las especies exóticas invasoras más dañinas para el entorno natural y seminatural del Archipiélago Canario, y según los técnicos, en La Gomera aún es controlable, pero sólo si el problema se toma en serio y se apuesta decididamente en emplear las medidas preventivas necesarias y en aplicar estrictamente las directrices técnicas”.
Para Sí se puede, el trabajo que se realiza con esta especie por parte de la Asociación Abeque y del Club de Caminantes La Taparucha es ejemplar para sensibilizar sobre el problema y para localizar nuevos focos, pero insisten que “con esta especie se necesita que las instituciones asuman responsablemente sus competencias y se trabaje con mayor ahínco”.
La especie se detectó en La Gomera a mediados de 1996 en varios puntos de la isla: en la carretera Tf-711 (ahora GM1), en el caserío de El Atajo, en La Laja y en las proximidades del Parador Nacional de turismo, así como en dos puntos de la parte baja del Valle de Hermigua.
“Hasta el año 2003 se hizo una campaña seria y programada que consiguió controlar la especie, pero desde entonces, y coincidiendo con la asunción de las competencias de Medio Ambiente por parte del Cabildo Insular, esta labor se descuidó y la especie ahora es cada vez más frecuente y visible” afirma Navarro.
Por todo ello, desde la formación ecosocialista se insiste en la necesidad de dotar de la formación y el instrumental necesario a las cuadrillas para que “a partir de ya se le ponga freno a la expansión de esta planta tan dañina”.
“Aprovechar la contratación de 700 personas puede representar una gran oportunidad, quizá la última, de frenar la expansión de una plaga que en Tenerife y Gran Canaria ha dañado y transformado irreversiblemente los valiosos ecosistemas insulares” finalizó su intervención la portavoz de Sí se puede La Gomera.