Francia y España volverán a jugarse el ser o no ser olímpico en Río de Janeiro, en otro episodio del culebrón de pulsos decisivos que han disputado durante los últimos grandes campeonatos. La selección de Scariolo se ganó el billete para los cuartos de final gracias a su triunfo frente a Argentina, tan claro como desasosegante en un puñado de minutos. La victoria era de obligado cumplimiento para España. De perder, se despedía de Río. No fue el caso. Respondió con una autoridad tan clara durante los primeros 25 minutos (62-40), que quedó deslucida por las fases de intermitencias y desaciertos posteriores que llegaron a darle a Argentina alguna oportunidad de olisquear la remontada (75-64).
Fue un espejismo, dada la inferioridad de un equipo argentino corto en efectivos, muy desgastado y cuyos bastiones son jugadores que pasan ampliamente la treintena. El seleccionador Sergio Hernández los preservó de un desgaste excesivo toda vez que Argentina ya estaba clasificada y solo se jugaba la posición en que iba a hacerlo.
ESPAÑA, 92-ARGENTINA, 73
España: Ricky Rubio (2), Sergio Llull (10), Rudy Fernández (23), Mirotic (10) y Pau Gasol (19) —cinco inicial—; Sergio Rodríguez (5), Felipe Reyes (5), Hernangómez (4), Víctor Claver (-), Juan Carlos Navarro (6), Calderón (6) y Abrines (2).
Argentina: Laprovittola (20), Ginóbili (16), Delfino (1), Scola (7) y Acuña (2) —cinco inicial—; Campazzo (10), Garino (-), Nocioni (6), Mainoldi (6), Delia (2), Deck (-) y Brussino (2).
Árbitros: Christos Christodoulou, Stephen Seibel y Luis Ocasio. Descalificado Navarro por dos técnicas.
Arena Carioca 1: 15.000 espectadores
Los desbarajustes puntuales del equipo español no empañan su eficacia, sus momentos de excelente juego, trepidante por momento. Pau Gasol, Navarro y compañía llevan 15 años respondiendo en prácticamente todos los cuartos de final de los grandes campeonatos. Era el escollo en el que se estrellaba la selección española en tiempos pretéritos. Hace mucho tiempo que no es el caso, salvo algún tropiezo excepcional, como el Mundial de hace un par de años en Madrid, con el gatillazo en cuartos precisamente ante Francia cuando nadie se lo esperaba.
Paso adelante colectivo
En un partido que tenía que ganar o ganar España, la mayoría de sus jugadores cumplieron con creces. Rudy Fernández tenía que dar un paso adelante, y lo dio. Ricky Rubio tenía que propulsar al equipo, y lo hizo. Pau Gasol tenía que resistir la labor de lapa de Acuña, intimidar y desgastar a Scola, y aguantó, puso tapones y le sacó tres faltas a Scola. Argentina salió al pabellón Carioca 1 de Río como un toro bravo, animada por una animosa hinchada que casi llenó la grada.
Ginóbili, con la escopeta cargada y la mirilla afinada, inició el concurso de triples y puso el 0-8 en el marcador. España aceptó la propuesta argentina. Los conceptos estaban tan claros que no importó que Ricky y Pau fallaran los dos primeros triples. Insistió el ataque español ante una defensa argentina que ni chicha ni limoná, que tampoco se mostró dura y extremada en los marcajes individuales, ni lo suficientemente activa para exprimir los beneficios de la zona.
Sergio Hernández, el seleccionador argentino, varió sus esquemas habituales y situó al base Laprovittola y al pívot Acuña para preservar a Campazzo y Nocioni. La cuestión es que el equipo argentino, salvo los tres latigazos iniciales de Ginóbili, ni supo contener las embestidas de Rudy, Mirotic y Ricky, ni encontrar variantes ofensivas. La superioridad de España en el rebote fue aplastante. La ventaja de hasta 16 puntos (41-25) era consecuente con la superioridad española en todos los parámetros del juego.
Confusión final
Scola sumó tres faltas personales en apenas 16 minutos. El banquillo argentino se soliviantó. Los árbitros lo castigaron con una falta técnica. Nocioni, exigido por Felipe Reyes, también sumó dos faltas en solo 12 minutos. España llevaba el partido de calle, con alguna laguna, un exceso de pérdidas de balón, con Sergio Rodríguez a la cabeza, y el desacierto en el tiro de Ricky. Nada grave en aquella fase. El partido estaba encarrilado en el descanso (48-35).
Pero entonces se produjo una caída de tensión en el juego y Argentina, con muchos jugadores de su segunda unidad se fue animando. En la confusión, los árbitros le señalaron dos faltas técnicas a Navarro y fue expulsado. El equipo argentino no hizo nada del otro mundo, fue el quinteto español el que enlazó errores y recibió un parcial de 1-10. El desaguisado concluyó cuando Argentina, con un quinteto atípico formado por Laprovittola, Brassino, Deck, Mainoldi y Scola, se situó a 11 puntos. Faltaban casi siete minutos. Scariolo apostó por la experiencia de Calderón como lenitivo y España cerró sin mayores sobresaltos su pase a los cuartos de final. Una vez más, cumplió tras un comienzo de torneo flojo. Y una vez más Francia vuelve a esperar en el cruce.