Este sábado, 27 de agosto entre las 18:00 horas y las 20:00 horas podrá ser visitado en el puerto de San Sebastián de La Gomera, el buque-velero Georg Stage, que abrirá sus puertas por parte de la tripulación para recibir a aquellos interesados en conocer por dentro e buque escuela más antiguo del Mundo.
Este velero danes de tres palos, que ofrece su bella estampa al puerto capitalino gomero desde hace varios días, fue construido en el año 1934 en los astilleros de Frederikshavn Shipyard.
Su nombre tiene una leyenda que será incorporada al final de esta información, pero el objetivo de este buque insignia del fundación Georg Stage Memorial, ha sido y es el de continuar la misión de su predecesor
Con el mismo objetivo esta institución sigue dando a los jóvenes, que aman el mar, una primera formación profesional en un barco tradicional de vela. Los cursos, que duran alrededor de 5 meses, dan una titulación oficial que permite a los alumnos encontrar fácilmente un trabajo en la marina mercante.
Según señala la web española, Naufragios.es «al principio la tripulación era sólo masculina, pero en 1981 se abrieron las puertas también a estudiantes femeninas. El velero es un barco como se ha señalado de tres palos que utiliza habitualmente la fuerza del viento como principal fuerza impulsora. Tiene, entre hombres y mujeres, una tripulación de 63 personas, cuyo principal objetivo es el aprendizaje.
También ha participado en regatas, como la Regata de veleros Cutty Sark de Santander del 2002, por citar alguna. Su puerto base es el de Copenhague. Suele navegar por toda la costa europea y donde más lo hace es en el Mar del Norte, una de las regiones más duras del mundo meteorológicamente hablando, ya que predominan fuertes vientos, tormentas y, especialmente muy bajas temperaturas.
El primer Georg Stage
En 1882 un danés, el armador Frederick Stage, construyó uno de los primeros barcos destinados exclusivamente a la enseñanza de jóvenes marinos. Se trataba del Georg Stage original, no el que hoy es buque escuela danés atracado en el puerto de San Sebastián.
El armador y su mujer lo hicieron construir en memoria de su hijo Georg de 22 años, que murió por tuberculosis, iniciando de esta manera un proyecto filantrópico para ayudar a jóvenes que, como su hijo, amaban el mar.
Como dato curioso, la efigie del hijo presidía la proa del barco. Esta figura que representaba a Georg fue posteriormente, trasladada al nuevo Georg Stage.
Hundimiento de la embarcación en 1905
La Georg Stage era una pequeña corbeta escuela de la Marina Mercante Danesa. Tenía una eslora de unos 35 metros y registraba 206 toneladas brutas. Su tripulación era de 10 personas y 80 alumnos de náutica que recibían enseñanzas prácticas a bordo. En el momento de su naufragio viajaba también a bordo la esposa del capitán del buque.
Según la web anteriormente señalada, A las 23:30 horas del 25 de junio de 1905, mientras se aproximaba a Copenhague con buen tiempo y una excelente visibilidad el Georg Stage fue abordado por su costado de estribor por el trasatlántico inglés Ancona. El capitán del buque escuela cuando se dio cuenta de que la colisión era inevitable dio órdenes a los alumnos de náutica para formar en cubierta. La orden fue obedecida con prontitud lo que evitó una tragedia mayor. Minutos antes de la colisión el capitán del Ancona había ordenado para máquinas por lo que ambos buques quedaron empotrados ya que el trasatlántico estaba prácticamente parado. Ello permitió que 18 miembros de la tripulación del Georg Stage subieran a bordo del Ancona directamente.
El daño sufrido por el Georg Stage fue gravísimo. El pequeño velero comenzó a escorar a estribor y se hundió de proa con gran rapidez. La mayor parte de los alumnos de náutica consiguieron agarrarse a los restos del aparejo que quedaron flotando en el mar hasta que fueron recogidos por el vapor sueco Irene que había acudido al lugar del siniestro para prestar asistencia. La verdad que a pesar de la gravedad y fatalidad del siniestro, que costó la vida a 22 alumnos de náutica, los tres capitanes que se vieron envueltos en el mismo actuaron con gran profesionalidad. El capitán Malthe-Brunn del Georg Stage con gran frialdad y presencia de ánimo consiguió que todos los alumnos de náutica subieran a cubierta instantes antes de la colisión viendo que ésta era inevitable; el capitán Svensson del Irene que actuó con gran diligencia en el salvamento y el capitán Mitchell del Ancona que no sólo fue exonerado de toda responsabilidad por el abordaje sino que fue incluso felicitado por el gobierno inglés por su rapidez en parar las máquinas antes del siniestro de modo que cuando se produjo la colisión el trasatlántico inglés estaba prácticamente parado. El siniestro se debió a un grave error del capitán Malthe- Brunn.
La muerte de aquellos 22 muchachos sumió en un profundo dolor al pueblo de Dinamarca, una nación habitualmente muy tranquila y no acostumbrada a este tipo de tragedias.