Pedro Sánchez. Foto www.libertario.es

La negativa de Pedro Sánchez a dar su apoyo en forma de abstención a Rajoy ha desembocado en un auténtico aquelarre socialista. Los malos resultados en las autonómicas gallegas y vascas han servido de catalizador y el llamado sector crítico, así como las fuerzas vivas (o viejas glorias) del partido quieren sacrificar a Sánchez. La dimisión de parte de la ejecutiva no le ha tumbado, pero se vaticina una auténtica batalla que no sabemos cómo va a acabar.

Pero, ¿Qué ocurriría si Pedro Sánchez sale vivo de esta?

Dentro del PSOE hay dos posiciones enfrentadas: la abstención a Rajoy para evitar terceras elecciones frente al no a Rajoy y tratar de formar un gobierno de cambio. La crisis convierte a Sánchez en el garante de esta segunda opción y eso puede hacer que sus opciones se revaloricen cuando pase la tormenta.

Si sale vivo y de una pieza de este conflicto, lo primero que tendrá que hacer es tratar de formar un gobierno. Esta vez sin las condiciones que le impuso el comité federal. Pudiendo poner en valor que él es el candidato que ha estado dispuesto a enfrentarse a su partido antes que darle el gobierno a Rajoy. Serían unas negociaciones con un escenario muy diferente al de la anterior legislatura: Sánchez no estará obligado a pedirle a Podemos que apruebe su matrimonio con Ciudadanos y esta vez, será más creíble cuando se reivindique como el principal opositor a Rajoy.

En el caso de que estas negociaciones no llegaran a buen puerto y tuviésemos terceras elecciones, Sánchez habría monopolizado el aval del “no a Rajoy”. Y si hay algo capaz de aglutinar un voto de izquierdas es la oposición al voto de derechas. El voto útil. Este efecto podría hacer que la candidatura de Sánchez se cotice al alza en un nuevo escenario electoral, en el que además los principales actores del bipartidismo habrían conseguido polarizar las elecciones alrededor de sus figuras.

Este es el órdago de Sánchez. Ya sea por instinto de supervivencia o por vocación política, el Secretario General del PSOE puede llegar a este escenario si le sale bien la jugada. Aunque para ello necesita conseguir dos cosas: atravesar el baño de napalm en el que se ha convertido el PSOE sin salir quemado y que su partido, cuando todo esto termine, siga siendo un único partido.

De momento la cosa va al 50-50. En los próximas días (o semanas) veremos qué bando vence y si está a la altura de sanar el roto que se ha generado por el dilema de darle el gobierno a Rajoy, o no.