La comisión gestora que dirigirá el PSOE tras la dimisión de Pedro Sánchez celebra este lunes, a las 12 horas, su primera reunión en la sede de la madrileña calle Ferraz, el mismo escenario del Comité Federal de este pasado sábado que desembocó en la renuncia del secretario general del partido.
En ella, el poderoso PSOE andaluz, que cada vez tiene más peso en el partido, los barones críticos (seis de los siete presidentes autonómicos), los dirigentes históricos, las federaciones más importantes, los fieles a Eduardo Madina y numerosos líderes socialistas tumbaron finalmente a Sánchez en un bochornoso Comité Federal y tras una semana negra para el socialismo español.
Según ha informado el PSOE a través de un comunicado, la primera reunión de la gestora culminará con una rueda de prensa de su presidente, el asturiano Javier Fernández, que asume las funciones ejecutivas del partido hasta la celebración de un Congreso Federal Extraordinario del que saldrá el próximo líder socialista.
La formación de una comisión gestora que dirija el partido conllevará también cambios en la dirección del Grupo Socialista en el Congreso.
La gestora, aprobada y nombrada durante la madrugada, está formada además de por Fernández, por once miembros, entre los que hay dos personas de confianza de la presidenta andaluza, Susana Díaz, el portavoz socialista en el Parlamento andaluz, Mario Jiménez, y la diputada del PSOE de Córdoba María Jesús Serrano.
Además, forman parte de esa gestora un ex presidente regional, el balear Francesc Antic; y dos miembros de la federación extremeña, la secretaria de Organización,Asunción Godoy; y la concejala Soraya Vega.
Completan la lista de los integrantes José Muñoz Lladró, líder de las juventudes socialistas valencianas y portavoz adjunto en las Cortes Valencianas; María Dolores Padrón, dirigente local canaria; Ricardo Cortés, diputado en el Congreso por Cantabria; y Francisco Ocón, número dos de César Luena como secretario de Organización del PSOE de La Rioja.
En total, once socialistas componen esta comisión gestora que habrá de conducir al PSOE a su próximo Congreso Federal aunque el nombre del integrante del PSC no se conocerá hasta que la federación catalana celebre su Congreso.
Según ha explicado la ex portavoz del Grupo Socialista Soraya Rodríguez la composición de la gestora se ha aprobado por la práctica unanimidad del Comité Federal al haberse registrado una abstención y un voto en contra. No obstante, la mayoría de los miembros de este órgano afines al ex secretario general, Pedro Sánchez, habían ido abandonando la reunión y no participaron en la votación.
La gestora deberá ponerse desde el primer día a fijar la hoja de ruta ante las cuatro semanas decisivas que hay por delante en las que se tiene que resolver la incógnita de si hay gobierno o elecciones.
La decisión de abstenerse o no ante Rajoy no es competencia de la gestora, sino del Comité Federal, que es el acuerda en última instancia las decisiones sobre pactos y posicionamientos ante una investidura. Tras la reunión de este lunes, el máximo órgano volverá a reunirse, previsiblemente, en la segunda mitad de este mes para tomar una decisión que se antoja clave para el devenir del PSOE, especialmente, ante la división en dos que hay en sus filas.
Cerrada la puerta a intentar un gobierno alternativo, como fue el empeño de Sánchez, son pocas las alternativas que restan. Javier Fernández no ha defendido, de forma expresa, la abstención a Rajoy, si bien el pasado viernes aseguró que las únicas opciones son que gobierne el PP al ser la lista más votada o ir a unas terceras elecciones.
Esta postura está en sintonía con la de otros dirigentes territoriales, como la andaluza Susana Díaz, para quien al PSOE no le queda otro remedio que estar en la oposición con 85 escaños. Inclinarse por la abstención puede provocar nuevas convulsiones internas que agraven el delicado estado de salud del PSOE, ante la amenaza de algunos diputados de que se mantendrán firmes a sus convicciones y a votar no a Rajoy.
Ante lo sucedido en los últimos días tras la rebelión de los críticos y el agitado Comité Federal de ayer, a la gestora le va a corresponder tratar de calmar el partido. Para ello, se ha optado por un perfil discreto de sus componentes, incluido el del propio Fernández, no muy dado a prodigarse en declaraciones a los medios, con la excepción del andaluz Mario Jiménez, portavoz del PSOE en el Parlamento autonómico. Entre las primeras decisiones que se espera que tome la gestora es la reordenación de las direcciones de los grupos parlamentarios. El portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, y en el Senado, Óscar López, han sido leales a Sánchez hasta el final y firmes partidarios del no a Rajoy, por lo que se da por hecho su relevo.
En el Congreso, todas las miradas apuntan a Eduardo Madina para que asuma la portavocía. Madina aseguró el pasado viernes que trabajará para que los diputados socialistas sigan unidos y aislarles de los problemas orgánicos con el fin de que el grupo «se comporte como una unidad» en su estrategia y en las votaciones.
Por el momento, Sánchez ha dimitido de secretario general, pero sigue en su escaño, si bien cederá el cargo de presidente del grupo parlamentario. Entre quienes podrían optar a este puesto está el diputado sevillano y exsecretario de Política Federal, Antonio Pradas, quien llevó a Ferraz el pasado miércoles las firmas de los miembros críticos de la Ejecutiva que dimitieron. También se esperan cambios en el Parlamento Europeo, donde Elena Valenciano podría volver a ser la portavoz después de que en septiembre de 2014, cuando Sánchez llegó a la secretaría general, fuera desplazada del cargo por Iratxe García.
Otro de los retos que tiene pendiente la gestora es tratar de normalizar la relación con las federaciones, divididas en dos por el enfrentamiento entre Sánchez y los barones críticos. Fernández cuenta con el aval de ser un referente moral del partido, aunque su inclinación por el bloque de los detractores del exlíder del PSOE ha provocado distanciamiento con otros dirigentes territoriales. No menor será el reto de recomponer la relación y de restaurar la confianza entre los militantes, que también se han partido por la mitad por el debate entre el no a Rajoy o apostar por otra estrategia.