Jorge Marichal* .- Es muy probable que Canarias cierre este 2016 con un nuevo récord, el de 14 millones de turistas que nos habrán visitado al finalizar el año. La cifra, así en frío, igual no dice demasiado en un destino líder como el nuestro, acostumbrado como está en estos tiempos de bonanza a romper marca tras marca, pero yo prefiero interpretarla como 14 millones de prescriptores para las Islas, 14 millones de oportunidades para seguir teniendo un sector fuerte y competitivo. Muchos de esos turistas no nos habían elegido en un principio y nos han llegado este año por primera vez, huyendo de la inseguridad de algunos de nuestros competidores, afectados lamentablemente por complejas y no deseadas circunstancias sociopolíticas.
Para ser líderes no solo es necesario sumar turistas que nos visitan. Para ser líderes, los hoteleros estamos inmersos encomplejos procesos de renovación, parciales o totales, de nuestros complejos turísticos. Con ese objetivo no dejamos de empujar el carro para contar con unos instrumentos de ordenación –Planes de Modernización y Mejora– que nos permitan llevar a cabo estas intervenciones tan necesarias. Pero todo esto sirve de poco si estas acciones no van acompañadas de la correspondiente inversión pública, fundamental para tener Canarias en perfecto estado de revista. Porque no nos olvidemos de que invertir en turismo significa también invertir en el bienestar de nuestra sociedad; hablamos no solo de playas o paseos marítimos, las infraestructuras turísticas también son carreteras, jardines, puertos y un largo etcétera.
En los últimos ocho años el Gobierno de Canarias ha invertido tres millones de euros de recursos propios en infraestructuras turísticas. Creemos que no es una cifra suficiente ni justa, habida cuenta de la evidente mejora del nivel de recaudación tributaria, especialmente la del IGIC. Al respecto, en el primer semestre de este año se han recaudado 753 millones procedentes de este Impuesto General Indirecto de Canarias, 94 millones más que en el mismo periodo de 2015, según datos de la Intervención General de la Comunidad Autónoma.
Pero además, invertir en infraestructura turística es dar empleo a muchas personas del sector de la construcción, una actividad que comienza a levantar cabeza, en buena medida, gracias a estas acciones de renovación hotelera. Es prioritario, desde nuestro punto de vista, poner todos los focos en este tipo de inversión pública y no tanto, quizá, en la promoción de nuestro destino.
Creo que no nos merecemos el estado en que se encuentran algunas infraestructuras tan importantes como el aeropuerto Reina Sofía y su ya desfasada terminal de pasajeros, a la que llegan muchísimos turistas con excesivo tiempo de antelación porque no se arriesgan a perder su vuelo, un vuelo que podrían coger en hora perfectamente si la principal vía que los lleva desde sus hoteles, la autopista TF-1, estuviera en condiciones.
Este impasse de espera por un Gobierno de España no es en absoluto positivo para nadie, pero si nos permite ganar tiempo para que el Ejecutivo canario negocie con firmeza la recuperación de planes que antaño tanto bien nos hicieron, como el Plan Integral de Empleo de Canarias (PIEC), el Plan de Infraestructuras Turísticas o el Plan de Carreteras, este retraso no habrá sido tan nefasto. Y si por fin Canarias logra anclar su Régimen Económico y Fiscal a la Constitución Española, se habrá avanzado en hacer justicia a una comunidad como la nuestra, que por ahora no combina su liderazgo turístico con su nivel de desarrollo en infraestructuras.
Hace falta más sensibilidad con nuestro principal motor económico, el que mes tras mes pone sobre la mesa cifras positivas de creación de empleo, aunque algunos no lo quieran ver. Hoy aplaudimos este aire cálido y agradable que invade nuestro sector, pero llegarán los nubarrones y si no hemos hecho la tarea a tiempo nos quedaremos sin cosecha y, lo que es más grave, podemos perder muchas de esas 14 millones de oportunidades.
*Presidente de Ashotel