Sí se puede rechaza la intención de coartar la libertad de expresión con la prohibición del izado de la bandera nacional canaria el 22 de octubre, a raíz de una resolución judicial promovida por la Delegación del Gobierno del PP en Canarias. El acto consiste en un mero reconocimiento de una realidad que la sociedad de las Islas tiene asumida: que la bandera de las siete estrellas verdes es uno de los símbolos colectivos con los que se siente identificado el pueblo canario.
La organización ecosocialista rechaza que de esta manera se convierta en un problema algo asumido como normal por la mayoría del pueblo canario e invita a la ciudadanía a participar en los actos de conmemoración del 52 aniversario de la creación de la bandera de las 7 estrellas verdes, como símbolo de identidad compartido colectivamente.
A juicio de Sí se puede, los acuerdos que se han adoptado en distintas corporaciones de las Islas –algunos de ellos, promovidos por representantes de esta organización, a propuesta de la Coordinadora 22 de Octubre–, se sostienen en la legitimidad de la representación política que ostentan los cargos electos por el pueblo en las pasadas elecciones y tratar de impedir esos actos constituye una falta de respeto a las decisiones adoptadas de forma mayoritaria en corporaciones constituidas democráticamente para tal fin.
Sí se puede considera que la situación creada por la Delegación del Gobierno es innecesaria e injustificada, además de antidemocrática, y retrocede cuatro décadas atrás, cuando el uso de los símbolos que identifican a los pueblos del Estado español era un factor de debate en una sociedad que aprendía el abecé de la convivencia democrática. No se puede entender que aún se intente impedir el reconocimiento a una bandera que, por un grave error de miopía democrática, no ha sido todavía reconocida a nivel institucional, como sí lo son otras en el Estado español.
La bandera nacional canaria nació en 1964 al calor de las luchas contra la dictadura franquista y a favor de la identidad del pueblo canario, y se ha convertido en las últimas cuatro décadas en un símbolo de las luchas sociales de reivindicaciones ciudadanas, de la consecución de mayores cotas de bienestar para las gentes del Archipiélago, así como un símbolo de construcción de una mayor hermandad entre las Islas.
Es más, el emblema ha superado a los propios grupos que la utilizaron por primera vez, esta bandera se ha asentado como señal para la defensa de la identidad cultural de Canarias y se usa como distintivo en un sinfín de eventos, como la mayoría de las fiestas isleñas y numerosos eventos deportivos. Este uso masivo es un consciente ejercicio de reconocimiento colectivo.