El pasado martes pregunté en el Pleno del Parlamento de Canarias al presidente Clavijo por las medidas que estaba tomando su Gobierno referentes a la cohesión archipielágica, uno de los principales problemas que tiene nuestra tierra y que llevamos arrastrando demasiados años. Para que no me acusara, como es habitual en él, de usar datos incorrectos o desconocer de dónde sale lo que le digo (aunque le cite al CIS), esta vez decidí usar una fuente que ni él pudiera discutirnos: sus propias palabras vertidas en el Debate de Estado de la Nacionalidad canaria. Y ni aún así. En aquel debate, él mismo afirmó que el modelo por el que se ha apostado en esta tierra durante los últimos 34 años se había mostrado fracasado. Y que algo se había hecho mal cuando en el Parlamento seguía hablándose 34 años después de lo que significaba vivir en islas no capitalinas o del trato solidario a las islas periféricas.
Mintiendo en sede parlamentaria una vez más, afirmó que él nunca usaba esa clase de términos como “islas no capitalinas” y acabó calificando a Podemos de “separatistas”, “indepentistas” y “sectarios”. Clavijo demostró una vez más que tanto él como su Gobierno y su partido viven en una constante paradoja: nacionalistas que asisten al desfile del 12 de octubre en Madrid y después ondean la bandera de las 7 estrellas. Y lo que es peor, no se sonroja con estas incoherencias, y las defiende, llegando a afirmar en el Parlamento de Canarias que sus banderas son al mismo tiempo la rojigualda y la estrellada.
Y hay más paradojas, ya que apoyan en Madrid al Gobierno que más ha maltratado a Canarias, el del señor Rajoy. Y así, se sostienen en un continuo equilibro mientras siguen olvidándose de lo más importante: gobernar por el bien de esta tierra.
La cohesión archipielágica no es agitar una bandera tricolor ni autoproclamarse como la única voz de Canarias, elección tras elección. La cohesión archipielágica es trabajar por una sociedad más justa e igualitaria, con menos diferencias entre canarios y canarias. No podemos hablar de cohesión en una tierra donde una de cada tres personas está en riesgo de exclusión social y un 27% de personas no tiene trabajo, ni perspectiva de encontrarlo. Vivimos en una tierra donde las cinco personas más ricas podrían gastarse al día más de un millón de euros, mientras otras 142.590 personas no reciben ningún tipo de ingreso.
Sin embargo, vemos como la prioridad de este Gobierno es sacar adelante una Ley del Suelo que apuesta por 88 modelos territoriales diferentes, y no un modelo común para Canarias. Los municipios de Canarias competirán, con esta ley en la mano, por urbanizar con campos de golf o centros comerciales, al disponer de más suelo. El modelo de isla solo será la suma de las decisiones de los ayuntamientos, y por tanto, el modelo canario será a su vez la suma de las decisiones de los siete cabildos. Se trata de una desintegración territorial de Canarias. Cuestión aparte es el peligro que corre Canarias teniendo en cuenta que el 40 por ciento de nuestras corporaciones locales se ha visto afectado por casos de corrupción.
Un Gobierno que sigue sin apostar por las energías renovables y apuesta por el gas, en vez de caminar hacia la soberanía energética con nuestros propios recursos naturales.
Un Gobierno que da la espalda a la soberanía alimentaria, dejando que nuestro sector primario se reduzca a cenizas. Actualmente, este sector sólo aporta el 1,4 por ciento a la economía de Canarias. Es la aportación más baja de toda la historia del Archipiélago. Y esto es debido, entre otras cosas, a políticas como la de poner la alfombra roja al producto que viene del exterior, mientras se ningunea y se mira hacia otro lado cuando nuestros ganaderos y agricultores piden ayuda a gritos.
Tenemos un presidente que se ha dedicado a hacer turismo por España, en vez de patearse los barrios más necesitados de nuestra tierra.
Coalición Canaria dice ser el único partido que defiende una financiación justa para Canarias, pero luego apoya en Madrid al Gobierno que más la maltrata y más incumple el sistema de financiación.
Solo hemos encontrado un aspecto de la gestión de Clavijo que ha logrado unificar a nuestro pueblo; cada vez somos más las canarias y canarios que no queremos que vuelva a ser presidente. Nacionalistas de boquilla no, gracias. A la tierra y a la gente de Canarias se la defiende de verdad.
Noemí Santana,
Portavoz de Podemos en el Parlamento de Canarias