Hoy, 20 N, que la ONU ha declarado como “Día Universal del Niño”, todo un resto de ilustres momias como la Duquesa de Franco y algunos antiguos ministros, que ya ayer habían ido de misa de duelo a la madrileña parroquia de Santiago a rogar a los cielos por Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, como una misa sola era poco pa’tan ínclitos personajes, repitieron otra hoy en la iglesia de la Concepción, en la aristocrática calle Goya para luego, ir todos juntitos a la Plaza de Oriente como en los viejos tiempos.
Leyendo esta historia no puedo menos que recordar mis días infantiles en Aguere, cuando nos llevaban a los pibes de colegios y escuelas formaditos hasta la Concepción, donde un catafalco enlutado con banderas españolas y rojinegras de FE y de las JONS y una tropilla de balillas y falangistas uniformados, presidían una misa y el cura, el gomero Maximiliano Darias Montesinos, nos daba un discursito sobre José Antonio “El Ausente” y el Caudillo presente que habían salvado a la patria de la marea de rojillos canallescos
La movida madrileña, no la jaranera de Tierno sino esta de azul mahon y cangrejo al pecho, empezó desde el viernes con la “Marcha de la Corona” que los reúne en la Moncloa para ir, a patitas y embanderados, hasta el Valle de los Caídos a llevársela a los ilustres difuntos. Esta vaina estaba organizada por el Movimiento Católico Español y el Nudo Patriota Español, con el apoyo de una coordinadora de nombre “La España en Marcha”, formada por Falange Española, Alianza Nacional, Democracia Nacional y Fuerza Nueva Editorial.
Como me temo que gran parte del piberío de estas ínsulas coloniales ya no tiene ni idea de quién fue aquel enano dictador y su época, quiero refrescarles algo la memoria, y como no es cosa de hacer trabajo extra pa’tal patriota español aunque solo sea por su escasa estatura física y moral, me limito a recabar de mi ordenador un pedazo de un artículo de hace años que me vale pa’la ocasión:
<<Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco elevó su incólume alma al cielo antes de clarear el día 20 de noviembre de 197, pero no tardó ni los tres días de rigor en resucitar. Lo hizo a los dos días, el 22, en las Cortes del Reino de España entre las abundantes lágrimas de un simiesco orejudo que respondía al nombre de Arias Navarro cuando el preclaro Juan Carlos Borbón, nato en humilde cuna del exilio, asciende a la sinecura del hispano trono por haber sido nombrado como “sucesor a título de Rey” por el supuestamente muerto benefactor militar desde el 22 de julio de 1969, en base a la Ley de Sucesión de 1947 que especificaba en su art. 2 que “la jefatura del Estado corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, don Francisco Franco Bahamonde” a quién correspondía también la ardua labor de nombrar un sucesor que continuara su benemérita labor en pro de una humanidad libre del azote marxista de cualquier laya. Desde entonces su espíritu habitó entre nosotros y aquí sigue. Lo que se llevaron al Valle de Cuelgamuros –después de Cuelgamuertos y hoy de los Caídos- es solo la carcasa mortal que lo envolvía. Hoy la certeza de esa vivencia la podemos obtener con un somero estudio de la formación, comportamientos y objetivos del heredero Partido Popular.
Lo que ha sido inevitable es que aquel espíritu heroico, forjado en la caridad y el amor al prójimo que tenían los generales africanistas de la Cruzada como Mola, Queipo, Sanjurjo, Dolla –que dejó indeleble impronta en Canarias- o el propio Franco, labrado en su inicio en la pacífica y enriquecedora convivencia intercultural con las Kábilas rifeñas que hacía que los “Abd el Krim boys” perdieran literalmente la cabeza, y forjado luego en los campos de batalla españoles, no se pudiera heredar en su integridad ni siquiera por los entusiastas PPeros. (Por cierto, no sabía si borrar de esta exégesis a Queipo que llamaba al llorado Generalísimo “Paca la Culona”, pero lo he dejado porque seguro que era una muestra del cariño y respeto que le profesaban sus conmilitones). A nuestro héroe nunca le tembló el pulso para acabar con la cizaña bolchevique. Solo dos meses antes de elevar su alma al cielo de los mártires, Madrid, Barcelona y Burgos fueron testigos de los últimos 5 fusilamientos firmados por su benemérita mano derecha mientras la izquierda, la mano del diablo, asía con fuerza la momificada de Santa Teresa para santificar el acto. Seguía fielmente los consejos de su confesor Fray Albino, émulo de su antecesor dominico Fray Tomás de Torquemada –que en el cielo esté, que muchos herejes quemó para alcanzarlo- al que tuvimos la inmensa suerte de tener por obispo de Aguere en estas asirocadas tierras africanas y hasta dejó nombre a una plaza lagunera como recuerdo. El gran Fray Albino, que en su ejemplar obra “Mina de oro para enfermos y atribulados” (Imprenta Católica. S/C Tfe. 1941) nos decía “los rojos no sabían morir por su falta de heroísmo. Sin embargo algunos consiguieron ser fusilados cristianamente ya que con motivo de los fusilamientos que la justicia de Franco tuvo que hacer con los criminales rojos, en privado, un 60% de los que iban al paredón se confortaban, pero en público eran menos del 10%” y es que los rojos, aparte de esa lacra ideológica, eran cobardes e hipócritas hasta para morir, pero Franco tuvo el valor de hacerlos fusilar y desaparecer por cientos de miles en todo el Estado que Dios confió a su guarda y custodia. El insigne Fray Albino González y Menéndez-Reigada tuvo también el honor de ser el autor del “Catecismo Patriótico Español” (Salamanca 1939) que estuvo de texto obligatorio hasta el año 1949 en plan preguntas-respuestas como los posteriores de los Padres Ripalda y Astete, y que a la pregunta ¿Cuáles son los siete enemigos de España?, respondía “El liberalismo, la democracia, el judaísmo, la masonería, el capitalismo, el marxismo y el separatismo”mientras que definía a Franco como “El Caudillo, hombre providencial, puesto por Dios para levantar a España y luchar contra el bolchevismo internacional y la antipatria”, y eso fue lo que hizo durante los largos años de su eximia democracia orgánica.>>
Ese es el 20N que el facherío hispano celebra hoy. Nosotros, los canarios, tenemos otro 20N diferente. Un 20N en que otro español, tiranuelo y asesino, emprendió el mismo camino que los Franco y José Antonio. Fue el 20N de 1487 cuando Pedro Hautakuperche atravesó con su hastia al falso Conde y señor colonial de Gomera Fernán Peraza, en Guahedume, vergonzosamente travestido con una femenina saya de Iballa. Este acto de justicia y rebeldía costó la vida de muchos isleños a manos de los sicarios de Pedro de Vera, gobernador español de Gran Canaria y de la exbarragana del Rey Fernando “El Católico”, la ninfómana Beatriz de Bobadilla. La crónica de Gómez Escudero nos cuenta que «…a todos los de quince años para arriba, que no perdonó a nadie, ahorcó, empaló, arrastró con caballos, mandó echar a la mar vivos con pesas en los pescuezos, a otros cortó los pies y las manos vivos…..» saña que otro cronista, Escudero, alarga más allá de Gomera, ya que «Venido Pedro de Vera a Canaria, hizo prender una noche a todos los gomeros que había en Canaria, que serían casi doscientos entre hombres, mujeres y muchachos y a todos los hombres condenó a muerte que ejecutó, y a las mujeres y niños dio por esclavos» y con ello, nos comenta el historiador Pedro A. del Castillo que «dejando ajusticiados más de quinientos gomeros, quedó la isla más yerma que sosegada».
Este 20 N del 2016 no se ha oído en Gomera ni un silbo que recorra la isla de monte a costa para decirnos que “Ya se rompió en gánigo de Guahedum”. No ha habido ni una misa en recuerdo de aquellos gomeros masacrados por el colonialismo por protagonizar la “Rebelión de los Gomeros”. Ninguna “autoridad” insular o local, ningún colectivo cultural, ningún partido político ha movido un dedo o ha tenido un simple recuerdo de aquellos hechos. Desde que desde el Centro “Amílcar Cabral” comenzáramos a conmemorar la fecha en 1984 y lo hiciéramos sucesivamente hasta el 5º Centenario y que, posteriormente recogiera el testigo la Asociación “Tagaragunche” y también esta cesara en el empeño, el 20N GOMERO, el de la REBELIÓN, ha caído en el olvido culpable de los pueblos sin memoria. Con vergüenza y tristeza recojo y me acojo a las palabras sabias del poeta de Taguluche Lucas Mesa Cabello:
“La Gomera tuvo historia pero no se la escribieron
La historia de la Gomera se mantiene en el silencio
el motivo no lo sé, pero yo me paro y pienso:
pueblo que no tenga historia, para mí es un pueblo muerto”
Francisco Javier González.
Gomera. Noche del 20N de 2016