Sería un buen ejercicio parlamentario, un apetecible gesto político para que la ciudadanía pueda comprobar hasta dónde llega esa última boutade de Fernando Clavijo: “demostraremos nuestra capacidad para la capacidad de pacto”. Dicho en boca de quien dinamitó sin recato el suyo con el PSOE suena a chiste macabro, pero de material como ese se viene construyendo últimamente la política de Canarias.
Nos tendremos que conformar de momento con la comparecencia parlamentaria del presidente el próximo día 19, sin votación ni nada que se acerque mínimamente a un refrendo o a una recusación.
Porque cuando la primera fuerza parlamentaria en número de votos, el PSOE, no está en condiciones de formular ninguna acción que le habilite para hacerse cargo del Gobierno, todo habrá de quedar reducido de momento a gestos y a símbolos.
Asier Antona, el presidente interino del PP canario, no quiere oír hablar por ahora de hacer presidenta a Patricia Hernández, la lideresa en ciernes del PSOE. Tiene en puertas un congreso regional que convierta su interinidad en plaza en propiedad y en todo caso barajaría formar parte del Gobierno de Fernando Clavijo a cambio de concesiones muy identificables por sus huestes. Y de una buena retahíla de cargos públicos con los que saciar tanta boca hambrienta.
Pero Antona necesita la bendición de Génova, que parece seguir empeñada en mantener al PSOE como socio de referencia para todas las leyes que se negocien desde ahora hasta el final de esta extraña legislatura nacional. Y si el PSOE de Susana Díaz fuera el que sucediera al de la actual gestora y tuviera un mínimo de interés por lo que pasa en Canarias, hasta podría darse el milagro de que el acuerdo en la Carrera de San Jerónimo se traslade a Teobaldo Power. Una carambola.
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