Sí se puede ha elaborado y presentado un segundo informe al respecto de la negligencia con la que se trabaja en La Gomera con la plaga de Diocalandra frumenti. Esta especie, conocida como picudo negro o de las 4 manchas, es un escarabajo cuya presencia se detectó en la Isla en el paseo marítimo de San Sebastián, en 2014, y es considerada una peligrosa plaga.
El portavoz y concejal de Sí se puede en el ayuntamiento capitalino, Roberto Padrón, comenta: “su expansión por toda la isla provocará daños medioambientales, paisajísticos y económicos irreversibles, poniendo en peligro al sector del guarapeo y la miel de palma, y creará riesgos sobre personas y bienes, dada la gran cantidad de palmeras urbanas de gran porte que al debilitarse pueden caer, como ya se ha visto en Parque de La Torre”.
“Esta plaga ataca taladrando a la palma: la larva se alimenta realizando galerías en las hojas y fuste, ocasionando la seca de las hojas inferiores, con galerías que dañan el sistema vascular. Se sabe que un ataque fuerte seca y mata a la palma en un plazo de seis a ocho meses. Esto lo estamos viendo en la playa de La Cueva, pero también en más lugares. Se calcula que sólo en Gran Canaria ya ha matado unas 20.000 palmeras”, señala Padrón.
“Desgraciadamente”, dice el concejal, “hace ya un año presentamos un primer informe, pero a pesar de que este llegó al Parlamento de Canarias, donde se debatió en comisión, hemos podido comprobar que nada ha cambiado. Se ignoran por completo los requisitos mínimos: los restos de poda no se entierran, se trasladan sin embolsar; no se sellan las podas con productos adecuados, ni se está actuando sobre las palmeras enfermas.”
Cabe recordar que los palmares son uno de los principales patrimonios naturales de La Gomera, donde se estima la existencia de unos 115.000 ejemplares, lo que la convierte en la isla con más representación de este endemismo canario. Además, forman parte de los Hábitats Canarios incluidos en la Directiva Hábitat Europea (Directiva del Consejo 92/43//CEE) de nivel prioritario.
“Hemos de saber que otros cabildos insulares asumieron rápidamente el control de esta plaga. Por ejemplo, el decreto del Cabildo de La Palma del 23 de febrero de 2011 acordaba suspender en todo el término municipal de Fuencaliente, donde se detectó la plaga, cualquier actuación de arranque, trasplante, traslado, corta o poda de cualquier especie de palmera, suspensión que finalizaría una vez que la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente del Gobierno de Canarias certificara que la plaga de Diocalandra se hubiera erradicado de las palmas de ese término municipal”, continúa Padrón.
“No entendemos cómo en una isla cuyas instituciones venden el paisaje como su mayor atractivo turístico, donde existe la tradición de la miel de palma, una isla que es Reserva de la Biosfera y que cuenta con numerosos espacios naturales protegidos, es gestionada con tanta desidia. Ni siquiera entre los recientes proyectos financiados por el FDCAN consideraron incluir un más que necesario y urgente plan de gestión de palmerales”, finaliza el portavoz de la formación ecosocialista.