La Fiscalía pide nueve años y 10 meses de prisión para José Antonio S.M. por un homicidio en grado de tentativa del que fue víctima su entonces marido, quien llegó a recibir cinco puñaladas. Los hechos ocurrieron en San Sebastián de La Gomera el 20 de junio de 2015, fecha que coincide con el aniversario de su matrimonio. El acusado fue a dicha isla, donde trabajaba su expareja, y, tras intentar hacerle llegar recuerdos de su boda, acabó causándole tres heridas en el abdomen y otras dos en el pecho, informa Noé Ramón para el periódico El Día.
El afectado fue intervenido urgentemente en el Hospital Nuestra Señora de Guadalupe. Después, fue trasladado en helicóptero al Hospital de La Candelaria, en Tenerife. El herido presentó un síndrome ansioso secundario, por lo que requirió tratamiento psicológico. La Fiscalía solicita una indemnización de 7.140 euros que la acusación particular eleva a 38.800. La víctima tardó en sanar de todas sus lesiones 102 días y durante 38 días estuvo impedido para sus ocupaciones habituales. Un daño añadido son las secuelas de cicatrices con un perjuicio estético «medio», que en un caso llega a los 22 centímetros, señala el rotativo tinerfeño.
«En el juicio que tuvo lugar ayer en la Audiencia Provincial, el acusado, que sigue en prisión provisional, dijo que fue a La Gomera para visitar a otro amigo que residía en Valle Gran Rey. Asegura que compró el cuchillo con el que causó las heridas, junto con una napolitana, para hacerse unos bocadillos. En principio, acudió al supermercado en el que trabajaba la víctima para entregarle los recuerdos de la boda, pero como estaba trabajando quedaron para más tarde. La intención del acusado era que su expareja le explicara por qué habían dejado su relación, que hasta entonces se desarrolló en Jerez de la Frontera. Pero la víctima no contestaba a sus llamadas y, cuando salió a buscarlo, lo encontró por la calle. Esta vez hizo como que no lo conocía, lo que despertó la ira de José Antonio S.M., que optó por acuchillarle. Esta conducta la justifica por la depresión que estaba atravesando a raíz de su situación sentimental, por las sospechas de que le estaba siendo infiel y que le lanzara frases como que conocía a otra persona que era mejor que él, que lo consideraba poco hombre y que no valía nada. Tras consumar el intento de homicidio, que tuvo lugar en los alrededores del supermercado en el que trabajaba el afectado y donde este acabó pidiendo ayuda, optó por entregarse voluntariamente en el puesto de la Guardia Civil de San Sebastián» se apunta en la crónica por el mencionado periódico.
El presunto autor del ataque reconoció que lo acuchilló, pero niega que hubiera premeditación alguna y asegura que se siente arrepentido. Dice que en principio su intención era hablar con él educadamente y rechazó que hubiese intentado tirar el cuchillo a una alcantarilla. «Lo que me tengan que echar, me lo echan pero porque sea la verdad, no la mentira», afirmó. El acusado indica que lo peor de todo es que, bajo su punto de vista, a su expareja «nunca le habían importado» sus pensamientos. Comentó que se casó «por los papeles» (dado que es de nacionalidad brasileña). «Puedo asegurar -apuntó- que ni en mi corazón ni en mi mente jamás estuvo más allá de lesionar; nunca lo quise matar». Añadió: «Ahora, si me quieren condenar, me condenan». «Solo puedo pedir perdón mil veces a él y a su familia», indicó.
Clientes del supermercado, el supervisor o compañeros de trabajo coincidieron en el relato de los hechos, en que el acusado estaba tranquilo tras el ataque o en que emitió frases del estilo de «te voy a hundir la vida como tú me la has hundido a mí».