Acabo de regresar a la Villa en Gomera y la noticia luctuosa que me espera al abrir el ordenador y reconectar con mi pequeño universo personal es la muerte en Titeroygakat (Titeroygaca escribiría D. Agustín Pallarés) del amigo y compañero Florían Corujo Tejera. Con Florian, como con sus hermanos Antonio y Domingo, compartía las ideas que, sin importar donde militáramos en cada momento, nos unían, como el amor a Canarias con el afán de ver a nuestra tierra libre e independiente; la querencia, heredera de generaciones de emigración interior y exterior, por la otra orilla llamárase Venezuela o Cuba; el aprecio admirativo por nuestro paisanaje, los magos de cualquier isla, fueran mahos, canarios, guanches benahoritas, bimbaches o gomeros y el apego a nuestras costumbres ancestrales.
He dejado fuera a la MÚSICA porque, en lo tocante a ella por mi parte solo puedo expresar admiración. La saga de los Corujo -como he aprendido con las parrafadas laguneras echadas con Domingo al calor de sus clases de timple a sus alumnos como mi esposa- desde el abuelo Juan, el padre Domingo Corujo Brito -un verdadero “jamaiquino” de San Bartolomé al que conocí, ya mayor, en Arrecife en la barbería de su hijo- los tres hermanos, Antonio, Domingo y Florian, han sido auténticos músicos, maestros –y padres- a su vez de nuevos músicos, e innovadores en lo instrumental (ahí está la “guitarra de cola” de Domingo) y conservadores exquisitos de todo nuestro rico acervo popular, no solo de isas folías, malagueñas, seguidillas o saltonas sino de siotes, pasacatres, sorondongos, polkas, mazurcas…. En gran parte, gracias a este esfuerzo conservador de nuestras más antiguas tradiciones, que se remonta a tres generacioners de Corujos, se logró conservar tesoros tales como los Ranchos de Pascua.
Maestro Florián. El pueblo canario sabrá conservar tu legado y recuerdo por lo que, aunque ahora mores en algún lugar cerca de Magec, seguirás vivo en nuestra memoria colectiva y, desde allí, verás algún día ondear libre la bandera de las siete verdes estrellas de la dignidad de esta patria que te despide.
Un abrazo a su esposa Emilia, sus hijos, sus hermanos y sobrinos a los que el recuerdo de la gran persona que fue les debe servir para mitigar el dolor de su pérdida.
Tanemmirt amidi n amddakul Florian.
Francisco Javier González.
Gomera a 4 de mayo de 2017