Ya decían unos carteles turísticos de los años sesenta que España es diferente. Con permiso del astuto publicista que ingenió este eslogan, me atreveré a modificar el mismo para anunciar que Alajeró es diferente. Desgraciadamente, el motivo de este cambio resulta desalentador, debido al enorme contraste existente entre este idílico municipio y sus cariñosos vecinos, y los problemas que sufre. La causa resulta evidente: nunca un alcalde caminó (y voló) tanto para avanzar tan poco.
Empecemos por la preocupante situación de los animales de compañía sin vigilancia. Caminar por cualquier rincón de Playa de Santiago, sin tener los ojos clavados en el suelo, es prácticamente imposible. El campo de minas que supone algunas calles de La Banda o de la Plaza del Carmen y alrededores, es todo un desafío para cualquier vecino, y un verdadero peligro para los niños que juegan sin prestar demasiada atención a estos focos de infección. Esta situación, justamente denunciada por varios vecinos en las redes sociales, pone los pelos como escarpias a cualquier ciudadano, no sólo por la mala imagen que ofrecemos al turismo que tanto nos aporta, sino porque hablamos de una cuestión de salud pública. Aún me pregunto a qué está esperando el alcalde de Alajeró para realizar una campaña de concienciación, y una vez realizada la misma, corregir a los incívicos vecinos que dejan sueltos a sus mascotas para que defequen en cualquier lugar. Lamentablemente, la ordenanza de animales de compañía que el mismo alcalde aprobó en el año 2013, no deja de ser otro brindis al sol.
Otro de los problemas aún sin resolver, por falta de interés y perspectiva social, es la cuestión de la regulación del tráfico a la entrada y salida del colegio Santiago Apóstol. Imagino que nuestro regidor, aprovechando que ya estamos en el mes de julio, habrá desenterrado la cabeza del suelo tras aplicar la técnica del avestruz (esa a la que tanto recurre cuando le aprietan las tuercas) y ahora respirará tranquilo porque no habrá ningún padre, madre o Consejo Escolar que le tire de las orejas. Pero lo que no debe olvidar es que septiembre está a la vuelta de la esquina, y sin querer parecer el oráculo de Delfos, me temo que comenzará el curso escolar y tendremos sobre el tapete el mismo problema, y todo por falta de compromiso con su pueblo.
A todo esto habría que añadir las deficiencias que presentan nuestras playas, a pesar de la Bandera Azul recibida hace poco, puesto que ese galardón ha sido concedido por el buen hacer de la ADEAC, y no por sus malogrados esfuerzos en intentar mejorar las campañas anteriores. Valga como ejemplos que seguimos careciendo de un DESA (desfibrilador externo automático), situación que nos sitúa dentro de ese triste 3% de playas canarias con bandera azul que no cuenta con este material de rescate genérico, o la inexistencia de una pasarela hasta la zona húmeda de playa, que sirva de acceso al agua a personas de movilidad reducida.
En fin, decía el filósofo que la belleza de las cosas sociales se llama Justicia. Espero que el alcalde haga caso a lo que es de justicia arreglar, ponga los pies en el suelo y deje de tocar la lira en su Olimpo.
Elías Rodríguez Montesinos, concejal G. M. por PP de Alajeró