RUBÉN MARTÍNEZ CARMONA.- Dos años han transcurrido y La Gomera se mantiene en la misma casilla de salida. Siempre en esa misma posición de partir para nunca salir. Nada hemos avanzado en el tablero y ello a pesar de la ingente cantidad de millones que han llegado, a los que hay que sumar los que están por llegar.
Hubiese sido el momento de poner las bases de un nuevo modelo de Isla que dejase atrás, en el pasado, esa visión estática, inmovilista, aletargada, que ha terminado por definirnos. Pero no, nuestros responsables institucionales han preferido seguir ahondado en esa fosa de quietud mortecina distanciándose, cuando no actuando de freno, de aquellas fuerzas que optan por construir una Gomera nueva, ilusionante.
De tal suerte han elegido seguir por la misma línea: piche, cemento y planes de empleo. Parece ser que no son conscientes que tal modelo viene fracasando desde el principio de los años 90 del siglo pasado, cuando se invirtieron 15 mil millones de pesetas en la Isla, lo que venía a ser casi un millón de pesetas por habitante. De poco sirvieron, muchas obras sin sentido, muchas sin acabar y pocas realmente necesaria.
Y ahora desde el cielo nos llega esa lluvia de millones en forma de FDCAN, obsequio cargado de trampas que nos toca por esa especie de lotería que reparte sin criterios. Noventa millones de euros que se dedicarán a lo mismo. No hay nada más significativo, y la vez más cínico, que se considere un logro que con esos millones se culmine lo que se comenzó hace 25 años. Tal es el retardo de nuestro reloj institucional.
Nosotr@s desde Sí se puede no vamos a elegir el discurso lastimero, victimista, basado en el llorar y mendigar. El problema no reside tanto en lo que nos deben los otros, sino en la gestión que se hace con los recursos que tenemos. No podemos seguir articulando todo en torno a la improvisación, es imprescindible concebir un modelo de Isla para el futuro, construyendo las bases en el presente. Debemos apostar por unos pilares sólidos y desde nuestra perspectiva solo se puede hacer introduciendo una nueva forma de hacer política y de concebir y gestionar los recursos públicos. Sin convertir a la sociedad gomera en sujeta activa, más allá del voto cada cuatro años, poco avanzamos, debemos superar esa dependencia trágica de un visionario, por muchas elecciones o mayorías que gane.
Y ahora desde el cielo nos llega esa lluvia de millones en forma de FDCAN, obsequio cargado de trampas que nos toca por esa especie de lotería que reparte sin criterios.
Apostar por un nuevo modelo es darle voz, representatividad y capacidad de decisión a los diferentes agentes sociales. No solo es escucharlos, es hacerlos corresponsables del modelo de Isla que necesitamos, construyéndola de manera compartida.
Somos consciente de las dificultades, 25 años de mordaza son capaces de acallar muchas voces. Pero también asumimos que estamos en un tiempo nuevo y experiencias surgidas en nuestra propia isla nos marcan el camino. La Carta Europea de Turismo Sostenible, impulsada desde el Parque Nacional de Garajonay y AIDER, ha convertido a distintos sectores económicos, sociales e institucionales de la Isla en los verdaderos protagonistas, asumiendo responsabilidades en un debate abierto sobre un proyecto de Isla vinculado con la sostenibilidad.
Llevamos dos años y creemos que hemos demostrado que sí se puede hacer política de manera diferente, centrados en el día a día de los ciudadanos sin perder la perspectiva de los asuntos globales que nos atañen. Desde el trabajo, el rigor y la seriedad porque construir exige cimientos consistentes. Desde el debate profundo y el consenso y no desde el seguidismo sumiso al líder.
Han pasado dos años de legislatura y a pesar del estado de marasmo, de dejadez, en el que se encuentra la Isla nosotros vamos a seguir trabajando. A pesar de los obstáculos, de la opacidad, de la dificultad y en algunos casos de la incomprensión, creemos firmemente que es hora de transformar esta realidad. No vamos a exigir pleitesía, queremos ilusión, trabajo, perspectiva y consenso.