El silencio no puede ser la respuesta de Canarias al sufrimiento de la sociedad de Venezuela, afectiva y familiarmente una isla más de nuestro Archipiélago. Los venezolanos y entre ellos miles de canarios, padecen en sus propias carnes las consecuencias de una situación económica asfixiante y los zarpazos de un proceso político insoportable.
Los canarios no podemos quedarnos mudos e inmóviles ante lo que está pasando en un país que forma parte de nuestra propia historia y de nuestra geografía vital. Los isleños no debemos bajar la mirada desentendiéndonos de la enorme preocupación y angustia que está ahogando el día a día de millones de venezolanos y, entre ellos, de decenas de miles de familias por cuyas venas corre sangre canaria.
Es ahora cuando más cerca hay que estar de ellos. Ahora, que la desesperanza los tiene en una cárcel de incertidumbre y miedo, es cuando los canarios debemos dejar constancia de que más allá de los discursos nuestro compromiso con Venezuela es firme y sincero. Es ahora cuando toca pasar de las palabras y los discursos a los hechos para demostrar, con nuestro aliento y solidaridad, que aquel país nos duele. No podemos distanciarnos desde el silencio de quienes decimos sentirnos tan cerca.
Canarias debe hacer llegar a nuestros hermanos venezolanos nuestro aliento y disposición a ayudar en lo que humildemente podemos echar una mano. Nuestro compromiso con la gente que está atravesando enormes dificultades en el país debe concretarse incrementando los recursos y las líneas de ayuda a la comunidad canaria de Venezuela, refuerzo del apoyo a los canario-venezolanos que debe ser igualmente promovido y exigido ante en el Gobierno de España por parte de nuestras instituciones y de los parlamentarios canarios en el Congreso y el Senado. El Parlamento de Canarias, representante de la soberanía de las Islas, debe convertirse en el primer adalid de nuestros conciudadanos venezolanos y en la voz de los canarios venezolanos.
Canarias debe ser la voz de los venezolanos, especialmente de los canarios de diferentes generaciones que viven o han vivido en aquel país. Los canarios debemos movilizarnos ante el Gobierno de España, y a través de las instituciones y de los cauces correspondientes también ante la Unión Europea, exigiendo medidas urgentes de presión sobre la intolerable situación de Venezuela que se encuentra no sólo al borde de un enfrentamiento civil sino al borde de una catástrofe humanitaria de incalculables consecuencias.
Los canarios venezolanos merecen sentirnos cerca y saber que vamos a incrementar nuestro esfuerzo para llegar más y mejor a sus demandas y necesidades. Quienes están sufriendo la agonía de no tener acceso a los servicios y productos básicos, aquellos que temen por sus libertades y derechos fundamentales, deben escuchar a Canarias denunciando su situación en foros nacionales e internacionales, pidiendo a la comunidad internacional que lejos de seguir cruzada de brazos se ocupe y preocupe de Venezuela. Debemos plantearnos la posibilidad de implementar una línea directa de ayudas materiales (alimentos, medicamentos, etc) para aquellas familias canarias que lo necesiten de forma perentoria. Y debemos exigir que los gobiernos europeos garanticen que la población más desprotegida de Venezuela sea protegida con una política de ayudas internacionales.
El Gobierno de España pidió hace unos días que se revierta la situación para que haya elecciones libres y para la liberación de presos políticos, para que los venezolanos cuenten con las garantías de un verdadero Estado de Derecho. Mientras, desde la Unión Europea han reclamado a Maduro que rectifique y suspenda la puesta en marcha de la Asamblea Constituyente, que la UE no reconoce. La presión internacional y especialmente la de los países sudamericanos se recrudece.
Sin duda, son pasos que denotan un cambio de actitud de los gobiernos ante la situación que se vive en Venezuela, síntomas de que se ha pasado de una actitud meramente espectadora a tomar algunas decisiones que definan una posición ante tan tristes acontecimientos. Es un comienzo, pero deben ir más lejos e implicarse a fondo en la búsqueda de soluciones que aleje el fantasma del enfrentamiento civil y que ayude a que aquel país recupere la senda de los derechos fundamentales y de la atención a las necesidades más básicas de la población.
En este punto debe ser inaplazable que Canarias utilice todas las herramientas y foros a su alcance para prestar su voz, nuestra voz, a los ciudadanos de aquel país, en general, y a los canarios venezolanos en particular. Incrementemos nuestro apoyo. Promovamos iniciativas. Cualquier cosa menos un silencio que no está a la altura de la deuda que tenemos contraída con aquel país y con nuestros compatriotas.