A Carlos Casanova de Ayala le entregaron el pasado junio la distinción Viera y Clavijo 2016 en el ámbito de la enseñanza no universitaria en Canarias por su dedicación. El galardón, al que fue propuesto por los equipos directivos de los centros docentes de La Gomera, venía a reconocer el esfuerzo de quien desde el curso 2008-2009 ha estado al frente de la Inspección Educativa en la Isla y que, en total, acumula ya 44 años en la educación.
Según publica el periódico El Día en su edición de este domingo, Casanova de Ayala nació en el santacrucero barrio de Duggi, el vínculo de Casanova con las aulas no fue accidental. «Es vocación», afirma. «La enseñanza ha sido mi vida y llegué a ella porque quise, dado que tuve otras posibilidades». Empezó en Tenerife: dos cursos en Los Salesianos a partir de 1973 y otros dos en el colegio Fray Albino. Y de allí a La Gomera, al Santiago Apóstol, en Playa de Santiago, su primer destino definitivo. Desde 1981 hasta 2008 trabajó en el CEIP Ofra-San Pío, del que durante 15 años fue director y que admite que lo curtió por las circunstancias personales y familiares que encontró en los alumnos. «Fue donde adquirí las habilidades para tratar a las personas, recibir a las familias…», señala este profesor.
Tras desarrollar su función también en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Laguna y en la enseñanza para adultos, Carlos Casanova comenzó en 2008 la andadura que lo ha ocupado hasta ahora. «Aquí se ha luchado por conseguir una enseñanza de calidad, por estar cerca de la gente y, sobre todo, por una actitud de servicio para la resolución de problemas», indica sobre su labor de inspector en la Isla Colombina, con la que se siente «muy identificado» y de la que no duda en destacar sus paisajes «tan especiales y diferentes».
Sobre el presente de la educación gomera se muestra satisfecho con el trabajo realizado en los últimos años y, en particular, con el avance «en renovación, en calidad y en resultados de los alumnos». No en vano, celebra que las calificaciones que obtienen los estudiantes isleños en la ahora llamada EBAU -siglas de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad- son «excelentes» en relación al resto de Canarias.
Con 66 años se podía haber jubilado ya, pero ha optado por seguir a través de prórrogas. El próximo curso será el 45 dedicado a la formación y aplicando una herramienta que entiende fundamental y que le ha dado resultado du-rante su largo recorrido docente: el diálogo, herencia, explica, de sus padres y los valores que estos le fueron inculcando durante su infancia.