El papel y la aportación que La Gomera desempeñó en el Descubrimiento del Nuevo Mundo supone un hito histórico sin resquicio alguno para la duda. Pero además la elección de la Isla como base de operaciones por parte del Almirante, Cristóbal Colón, no se produjo de forma casual como algunos podrían pensar. El navegante tenía perfectamente proyectado que su última escala ante de lanzarse a lo desconocido iba a ser La Gomera. Esta elección se basó en su situación geográfica, las características de la rada natural de San Sebastián que la hacían mucho más apropiada que la de Santa Cruz y Gran Canaria y la existencia de agua y alimentos para concluir con éxito el viaje. No menos importante era el conocimiento que tenía sobre el movimiento de las corrientes marinas que rodean la Isla.
Prueba de que no se trató de una escala fortuita que se hubiese podido llevar a cabo en otro lugar de Canarias es que La Gomera sirvió de base para los siguientes tres viajes o la treintena de referencias que de este territorio hace Colón en sus diarios. Unas palabras en las que evita cualquier tipo de valoración personal o de explicaciones sobre lo que contempla y se limitan a aspectos meramente técnicos. El Almirante conocía las posibilidades que tenía la Isla de sus anteriores expediciones a Ghana acompañado de navegantes portugueses.
El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo Curbelo, estima que cuando se cumple el 525 aniversario del Descubrimiento, es cierto que aún no se le ha dado la importancia que se merece al papel que La Gomera jugó en esta epopeya histórica. O que éste se encuentre rodeado de desconocimientos, equívocos y falacias. Por ello, son ya 57 las jornadas colombinas que se han venido llevando a cabo con el fin de dar a conocer la relevancia de un hecho que supuso la entrada de La Gomera en la Historia por la puerta grande. Durante los próximos días se llevarán a cabo diversos actos que van en este sentido, como es el homenaje a los emigrantes, inmigrantes y fallecidos en el mar y una ceremonia institucional que contará este año con la participación del exdiplomático y exembajador de las Naciones Unidas, Inocencio Arias. Todo ello rodeado de una serie de actividades vinculadas con el descubrimiento. Este año, como novedad, se retoma la regata náutica que unirá Huelva y La Gomera. “El objetivo final es mantener viva esta relación colombina y recordar y rememorar la relevancia que para la Isla y el mundo supuso el descubrimiento de América”.
El catedrático de Arqueología de la Universidad de La Laguna (ULL), Antonio Tejera Gaspar, hoy jubilado, coincide con Curbelo al señalar que al contrario de lo que pueda parecer el papel de La Gomera en la gesta que cambió la concepción del mundo no ha sido lo suficientemente explicado, valorado y reconocido. Considera una “especie de burla” la teoría de que Colón eligió La Gomera porque allí residía la señora de la Isla, Beatriz de Bobadilla, con la que supuestamente mantenía un romance, cuando en realidad apenas coincidieron unos días en el primer viaje.
Pero la aportación de La Gomera no se limita a haber servido de base a esta epopeya, sino que una parte importante de las plantas y animales que llegaron a La Española en 1492 y en los viajes posteriores del 93 y 98, provenían de la Isla Colombina. “La partida definitiva para descubrir América no tuvo lugar el viernes 3 de agosto desde el Puerto de Palos en Huelva, sino en la mañana del jueves 6 de septiembre, desde La Gomera”, indica el investigador.
En aquel entonces San Sebastián contaba con una rada natural que la convertía en el puerto más adecuado, por encima del de Tenerife, Isla que aún no había sido conquistada y cuyo puerto se encontraba en un estado muy precario o el de Las Palmas de Gran Canaria que no reunía las condiciones para abastecerse de agua. Pero además, en La Gomera existían amplias las posibilidades para disponer de animales vivos, quesos, frutos y agua. Colón lo sabía y por eso la eligió como emplazamiento idóneo para realizar su escala.
Entre el domingo 12 de agosto y hasta el día 24, La Niña y la Santa María permanecieron en La Gomera, hasta que en este último día se dirigieron al sur de Gran Canaria con el fin de arreglar el timón de La Pinta que se había puesto con anterioridad a resguardo de la ensenada de Gando. Y es que la legislación naval de la época obligaba a que las embarcaciones permanecieran en todo momento unidas. El día 1 volvieron a La Gomera y el 6 partieron en busca del “camino de las Indias” para América.
A partir de entonces cambió de forma radical la concepción del mundo hasta entonces existente y toda una nueva realidad salió a la luz. La Isla volvió a adquirir un papel fundamental en el Segundo viaje y en este caso en la aportación de nuevas plantas y animales, tal y como han demostrado recientes estudios genéticos y biológicos. Un viaje de ida y vuelta ya que el Nuevo Mundo daría la oportunidad de probar otros alimentos como el chocolate, las papas, el tomate, o el tabaco, entre otros muchos.
Hay datos de que en el Primer viaje se llevó desde La Gomera agua, quesos, frutos secos, carne salada y acondicionada, así como cabras cuya leche servía para curar el escorbuto. En el Segundo le tocaría el turno a los productos secos, naranjas, limones y ocho cerdas preñadas. A partir de entonces las similitudes entre el clima de La Gomera y las tierras descubiertas promovieron que desde la Isla se importaran las nuevas especies animales y vegetales, que se hallaban ya adaptadas al Archipiélago. El propio Almirante lo reconoce en sus diarios de a bordo, en los que da a conocer este paralelismo entre estas características climáticas y que se plasmó, por ejemplo, en la elección de ovejas sin lana para evitar que sufrieran los rigores del calor. El pozo de La Aguada, situado en pleno centro de San Sebastián, sirvió para abastecer de agua a los tripulantes en las tres travesías, dado que su grado de salinidad ayudaba a conservarla en la larga travesía.
En el Segundo viaje recalaron en La Gomera diecisiete embarcaciones en las que iban unas 1.500 personas. No resulta muy difícil imaginarse el impacto que la causaría esta expedición en la población local que además se llevaba a cabo después de anunciarse el descubrimiento del nuevo mundo. Un espectáculo que Tejera Gaspar considera propio para ser recreado en la gran pantalla de un cine. En 1498 Colón volvería de nuevo a La Gomera, con lo cual se convirtió junto a Gran Canaria en el único punto de toda Castilla que el Almirante visitó en tres ocasiones.
El supuesto romance con Bobadilla, en todo caso, tuvo su inicio en tierras peninsulares. En el Primer viaje apenas coincidieron unos días en la Isla, mientras que en el Segundo sí estuvieron cerca de una semana en La Gomera, en donde la Señora de la Isla les ofreció un gran recibimiento. Cuando se llevó a cabo el tercero ya se había casado con Alonso Fernández de Lugo y residía en otro lugar.
El catedrático lamenta que no se haya hecho jamás algún tipo de filmación que explique la importancia de Canarias en esta gesta, “como si nos avergonzáramos de algunos capítulos relevantes de nuestra historia”. Tejera Gaspar defiende que el papel de La Gomera en el Descubrimiento del Nuevo Mundo fue básico y fundamental. Por su parte Gran Canaria, sirvió de base para acondicionar la carabela Pinta en el Primer viaje y otra embarcación en el Segundo, y abastecerse de azúcar, cuyos primeros plantones se sembraron en las tierras descubiertas. De nuevo Las Palmas de Gran Canaria y Maspalomas supusieron la última escala realizada por Colón en el Cuarto y último viaje en 1502. “Aunque sin duda es La Gomera la que desempeña el papel más relevante en este hito histórico que cambió a partir de 1492, la concepción del mundo hasta entonces conocido”.
La colonización de animales y plantas
Tanto Tejera Gaspar, como el veterinario del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), Juan Capote, han realizado varios trabajos en los que explican el alcance del trasvase de animales y plantas desde La Gomera a América. Y es que cuando llegó a las nuevas tierras, Colón quedó perplejo ante la ausencia de cereales y de animales domésticos y decidió traerlos desde las Islas Canarias.
Por un lado, una buena parte de las plantas y de los animales que habían sido transportados con dirección a La Española desde el puerto de La Gomera, así como el azúcar desde el de Gran Canaria en el Segundo viaje de octubre de 1493, formaron parte imprescindible de su sustento. Pero además servirían con posterioridad al desarrollo de la vida de los primeros colonos que arribaron al Nuevo Mundo. Por lo tanto, las Islas Canarias, en general y La Gomera, en particular, sirvió como lugar de embarque de algunas especies de animales, tanto de la cabaña menor, propia del ganado aborigen, como de las que con posterioridad habían sido introducidas por la ocupación de los castellanos, entre las que estaban vacas, caballos, asnos, mulos o gallinas.
Pero también ocurre con las plantas y los árboles frutales, considerando que las similitudes del clima facilitó su desarrollo, contribuyendo, sin duda, a la elección de este puerto de La Gomera, desde el que poder transportar animales y plantas a Las Antillas. Así queda bien documentado en el memorial colombino en donde se dice de forma expresa: “los navíos que fueren que lleven ganado ansí ovejuno como vacuno e cabruno, y esto que sea nuevo; puédenlo tomar de las islas de Canaria, porque no se abrá más barato e es más çerca” .