La firmeza de Ciudadanos frente al desafío independentista de la Generalitat ha disparado las expectativas electorales del partido de Albert Rivera, que lograría un 22,7% de los votos, empatando como segunda fuerza con el PSOE, si las elecciones generales fueran hoy. Esa es la conclusión del sondeo de Metroscopia para EL PAÍS, en el que el PP conserva el primer puesto —26,1%, ocho décimas menos que en la última encuesta— y Podemos se hunde hasta el cuarto —14,7%, cinco puntos menos—. Desde su salto a la política nacional (2015), Rivera nunca había obtenido tantos apoyos.
Ciudadanos nació en 2006 con un objetivo ineludible: combatir el nacionalismo catalán. El estallido del conflicto institucional y social que se vive en Cataluña coincide ahora con el mejor resultado del partido en los sondeos de Metroscopia —22,7%, casi diez puntos más que en las últimas elecciones generales—; con su consolidación como la formación mejor evaluada por los españoles —el 53% aprueba su labor política— y con un nivel de fidelización de sus votantes sin precedentes —el 76% volvería a votarles—. Esos tres datos muestran que los encuestados premian la firmeza con la que Rivera se posicionó en contra del referéndum ilegal del 1 de octubre; el papel protagonista que ha jugado en la crisis Inés Arrimadas; y el apoyo de Ciudadanos al Gobierno en la activación del artículo 155 de la Constitución.
“Desde hace once años defendemos sin complejos que el nacionalismo siempre es división”, insistió este fin de semana Arrimadas, líder de la oposición al independentismo en Cataluña, que espera aprovechar el impulso de los sondeos para las elecciones autonómicas que se celebrarán en Cataluña el 21 de diciembre.
La brecha abierta refleja el desgaste que ha sufrido Unidos Podemos durante la crisis de Cataluña.
Ciudadanos sustenta su mejora en que es el partido que recibe a más apoyos procedentes de otras opciones: el 14% son anteriores votantes del PP, el 9% del PSOE y hasta un 4% de Unidos Podemos. El 22,7% de los votos que obtendría este partido, unido a su primer puesto en la intención directa de voto (18,8%), le meterían de lleno en la pelea con el PSOE por el liderazgo de la oposición. Ese pulso directo entre las dos formaciones no se producía desde noviembre de 2015, ya a las puertas de las elecciones generales del 20-D. Entonces, las expectativas favorables a Rivera no se cumplieron. En todo caso, la lucha por ese puesto no es la única consecuencia de calado que tiene ahora el agudo repunte de su partido.
La suma del PP y de Ciudadanos —que pactaron la investidura como presidente de Mariano Rajoy— representaría hoy el 48,8% de los votos, por el 37,4% que acumularían el PSOE y Unidos Podemos. La distancia entre los dos bloques ideológicos que están marcando el día a día de la politica nacional no ha sido tan grande desde las elecciones generales de junio de 2016. La brecha abierta refleja el desgaste que ha sufrido Unidos Podemos durante la crisis de Cataluña.
¿Qué ha ocurrido? Que este partido se ha hundido hasta la cuarta plaza, dejándose un total de cinco puntos para registrar su peor resultado en la serie histórica de los sondeos de Metroscopia. Hay que remontarse a octubre de 2015, cuando la formación de Pablo Iglesias aún no se había aliado con IU, para encontrar una estimación peor (14,1%). Unidos Podemos, que soñó con el sorpasso al PSOE durante la campaña electoral de junio de 2016, está ya a ocho puntos de los socialistas.
No es el único dato preocupante para sus intereses. Sánchez continúa atrayendo exvotantes de Iglesias a un ritmo vertiginoso, según los datos recabados por la compañía demoscópica, y por eso ha puesto la diana en su rival.
“¿Qué izquierda es esa que justifica que haya presos políticos en otros países y se lleva las manos a la cabeza con que en España haya políticos presos por saltarse la ley?”, lamentó este fin de semana el líder del PSOE en referencia a Podemos. “Ahora lo que toca es defender la Constitución y el estatuto de autonomía de Cataluña, y el único partido de izquierdas que lo ha entendido es el PSOE”.
La encuesta —realizada entre el 6 y e 8 de noviembre— recoge las consecuencias de que Albano Dante Fachin dimitiera como líder de Podem mientras rompía su carnet de militante; que la fundadora Carolina Bescansa se desmarcara de la hoja de ruta del partido para Cataluña; o las críticas de Iglesias a la aplicación del artículo 155 para intervenir el Govern y frenar el desafío independentista.
Todos esos acontecimientos han tenido consecuencias impactantes. Podemos es el partido que cuenta con un porcentaje superior de electores desmovilizados —un 21% está ahora indeciso sobre si acudir o no a votar o directamente se declara abstencionista— y de votantes infieles —un 28% dice en estos momentos que votaría a otro partido diferente—. Es, también, la formación que mayor rechazo concita entre los españoles: un 56% dicen que en ningún caso lo votaría, por el 45% que jamás apoyaría al PP; el 18% que nunca apoyaría a Ciudadanos y el 14% que rechaza al PSOE.