El compromiso de atender a las diferentes prioridades que tiene Canarias exige, entre otras cosas, conocer y entender las circunstancias pasadas y presentes de todas y cada una de las Islas. Difícilmente, puede construirse Canarias si consciente o inconscientemente se da la espalda a los equilibrios que hacen falta para garantizar la justicia social y territorial, único camino posible para avanzar de la mano sin que los canarios de algunas Islas queden atrás.
Premisas que lamentablemente hay que recordar con demasiada frecuencia. Criterios que, a la vista está, algunos parecen no compartir por falta de convicción o, en su caso, por tácticas partidistas. Algunos que, como ocurrió días atrás con el presidente del Cabildo de Gran Canaria, parecen estar convencidos de que la mejor manera de defender a una Isla es arremeter contra las demás, con especial fijación -en este episodio- con el derecho de los gomeros a ser atendidos justa y solidariamente en sus legítimas reivindicaciones de igualdad y solidaridad.
Criticar que La Gomera cuente con un incremento de la inversión per capita -con una medida de 995 euros por habitante- o, yendo más allá, agitar esos datos como arma arrojadiza, denota que el presidente del Cabildo grancanario desconoce los problemas y dificultades de los gomeros o, lo que es peor, que rechaza el derecho a la igualdad de oportunidades que respecto a los servicios públicos esenciales merecen quienes viven en La Gomera o, en términos generales, el de aquellos que no residen en Gran Canaria o Tenerife. Porque, tristemente, la posición de Morales viene a recordarnos que buena parte de los problemas que ha arrastrado nuestro Archipiélago se explican a partir del reiterado error de creer que Canarias empieza y acaba en las dos islas capitalinas.
Desconcierta que, situándose muy cerca de la bandera que han venido utilizando los separatistas catalanes en los últimos años, desde la presidencia del Cabildo se quiera colocar sobre la mesa del debate presupuestario, el argumento de que Gran Canaria aporta más de lo que recibe. Queriéndolo o no, cuando pretende lanzar esa disyuntiva hacia lo más alto del escenario político, Antonio Morales se aproxima al “España nos roba” de los independentistas catalanes, importando así una idea que subliminalmente deja flotando en el aire un “grancanarios, Canarias nos roba”. Un recurso que, no habiendo sido utilizado expresamente por el presidente del Cabildo, sin duda sobrevuela el ambiente cuando afirma que su Isla da más de lo que recibe. Porque muchos españoles aportan más de lo que reciben ya que esa es la base de nuestro sistema tributario, de la solidaridad estatal, del sistema fiscal y del Estado del Bienestar.
Canarias no se construye así. Canarias necesita, más que ninguna otra comunidad autónoma, que se garanticen los equilibrios en el reparto de los recursos públicos con criterios de solidaridad que corrijan las desigualdades de las que partimos en las Islas no capitalinas.
Ninguna isla está robando a otra u otras. Así no se articula un proyecto en común verdaderamente justo tanto territorial como socialmente. Gran Canaria debe defender que se atiendan sus prioridades, es legítimo que Morales aspire a mejorar el tratamiento que la Isla recibe en las cuentas autonómicas del próximo ejercicio; y, en esa dirección, cuenta el presidente del Cabildo con el trámite de las enmiendas para lograrlo. Cosa diferente es que para avanzar en ese objetivo opte, como ha hecho, por arremeter contra los esfuerzos que hacen falta para que vivir en las Islas periféricas no convierta a sus ciudadanos en canarios de segunda, contribuyentes de un Archipiélago de dos velocidades.
En el caso de La Gomera, desde Agrupación Socialista Gomera (ASG) vamos a seguir avanzando con el compromiso de que quede atrás el desfase que las mujeres y hombres de nuestra tierra padecieron durante generaciones en educación, sanidad, políticas sociales o transportes. Canarias es una realidad que solo puede abordarse entendiendo y respetando a todas y cada una de las Islas. En ese camino estamos y no vamos a permitir que se nos reproche pelear por los derechos de los gomeros.