El rey Felipe VI pidió hoy al nuevo Parlamento catalán que respete «la pluralidad» de la región pensando «en el bien común de todos», y advirtió de que la nueva etapa en Cataluña no puede conducir «al enfrentamiento y la exclusión», sino a recuperar la estabilidad y la serenidad.
En su tradicional discurso a los españoles de cada Nochebuena, el rey se refirió explícitamente a Cataluña, donde las fuerzas secesionistas han conseguido la mayoría en el Parlamento autonómico en los comicios del pasado 21 de diciembre.
Esas elecciones fueron convocadas por el Gobierno para restablecer la legalidad constitucional tras una declaración de independencia ilegal aprobada por la Cámara regional el 27 de octubre.
En su discurso, Felipe VI subrayó que España es una democracia madura en la que los ciudadanos pueden defender y contrastar libremente sus opiniones e ideas, pero no imponerlas frente a los derechos de los demás.
El monarca se dirigió a los diputados electos para el Parlamento catalán y dijo que «ahora deben afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes, respetando la pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común de todos».
Ese camino, según Felipe de Borbón, «no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión, que solo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y económico de toda una sociedad».
El proceso independentista ha causado una fuerte división en la sociedad catalana y en las elecciones del pasado jueves algo más del 52 por ciento del censo votó por partidos que defienden la vigencia de la Constitución, frente a poco más del 47 por ciento que lo hicieron por los secesionistas.
Además, ese proceso ha tenido otros efectos, como la salida de unas 3.000 empresas de Cataluña a otras regiones debido a la inseguridad jurídica, así como una caída de la actividad económica y el turismo.
En este contexto, el rey español aseguró que el camino debe conducir a que la convivencia en el seno de la sociedad catalana «tan diversa y plural como es», recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo.
Ello para que «las ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos» y para que se reafirmen valores que a juicio del monarca han caracterizado siempre a Cataluña: «su capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura».
Un discurso más conciliador
El discurso del monarca era muy esperado ya que no había hablado del caso catalán en estos días.
Sí lo hizo, de un modo que causó una fuerte debate, el pasado 3 de octubre, en una comparecencia extraordinaria en televisión dos días más tarde de un referéndum convocado por las autoridades independentistas catalanas y que la Justicia había declarado ilegal.
Entonces calificó la situación de «extrema gravedad» en Cataluña, donde los «legítimos poderes del Estado» debían asegurar «el orden constitucional».
Las «serias preocupaciones» de la sociedad española
Hoy señaló los «problemas de convivencia que ha generado» el contencioso catalán, pero en su discurso también mencionó otras «serias preocupaciones y desafíos» de la sociedad española.
Entre ellas la situación económica, que – dijo – ha mejorado sustancialmente y que ha de llevar a la creación de empleos estables y a afrontar la desigualdad social. Avisa de que resolver el problema surgido en Cataluña no puede hacer olvidar otros desafíos importantes, empezando por la creación de empleo «estable», pese a que la situación económica haya mejorado, y el afrontar «la desigualdad y las diferencias sociales» sobre todo tras una crisis «que tanto daño ha hecho a no pocas familias, y ha afectado tanto al futuro de muchos jóvenes».
El Rey recuerda a las víctimas de los atentados en Cataluña
Además, ha recordado la obligación de afrontar el terrorismo yihadista, que hace pocos meses atacó Barcelona y Cambrils, así como la experiencia española de que es posible vencer al terrorismo con «unidad democrática, la firmeza del Estado de Derecho, y la eficacia de la cooperación internacional«, y teniendo presente el recuerdo de las víctimas.
En tercer lugar, ha advertido de que la corrupción se mantiene como una de las principales preocupaciones de la sociedad, que demanda que sigan tomándose «medidas para su completa erradicación».
Además de llamar a España a «recuperar su protagonismo» en una UE que no puede mostrar «debilidad o división» ante los retos que enfrenta, Don Felipe ha puesto en valor los retos del cambio climático y la violencia de género.
Del primero, ha avisado de que no se trata de un problema menor, sino que sus riesgos y efectos ya se están sufriendo y España debe «mantenerse firme en sus compromisos» ante un problema que requiere soluciones globales y urgentes.
Y sobre la violencia de género ha recalcado que es una «lacra inadmisible» y que «avergüenza e indigna»y pide mantener «la firmeza y el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas» y concienciar a toda la sociedad contra una violencia «criminal y cobarde» que degrada la convivencia.